Jueves 25 Abril 2024

Abuelas de Plaza de Mayo recuperan otra identidad

Es el hijo de Lucia Nadín y Aldo Quevedo, desaparecidos por la dictadura en 1977

Por Antimafia Dos Mil-27 de diciembre de 2022

La organización Abuelas de Plaza de Mayo anunció, en una conferencia de prensa dada el viernes, el hallazgo del nieto 131. El niño, hoy un hombre de 44 años, cuyo nombre aún no trascendió a la prensa, nació en cautiverio y es hijo de Lucia Nadín y Aldo Quevedo, dos mendocinos, estudiantes de filosofía y letras, que militaban en el PRT-ERP, y fueron secuestrados y desaparecidos entre setiembre y octubre de 1977, durante la etapa militar de la dictadura cívica, empresarial y eclesiástica.

El anuncio se realizó en la Casas por la Identidad, que funciona dentro del predio Espacio Memoria y Derechos Humanos, donde antiguamente estaba emplazada la Escuela de Mecánica de la Armada, mundialmente conocida como ESMA, donde operó el más grande Centro Clandestino de Detención (CCD), tortura y desaparición forzada de personas de Argentina.

La conferencia fue guiada por Estela de Carlotto, una de las fundadoras de Abuelas, y estuvieron presentes el secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla Corti, y el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible Juan Cabandié, ambos fueron apropiados por la dictadura, y sus identidades fueron recuperadas gracias al trabajo liderado por Abuelas.

“Felicidad por el encuentro de un nuevo nieto”, dijo Carlotto ante la audiencia. Esta novedad junto al triunfo en el mundial, “nos permite despedir el año con la esperanza de trabajar por lo que todavía falta”, agregó. La identidad del nieto recuperado 131, fue confirmada por el Banco Nacional de Datos Genéticos.

Lucia y Aldo

Lucia Ángela Nadín Copoletta y Aldo Hugo Quevedo, conocidos familiarmente como Chiquita y el Dipy, nacieron en la provincia de Mendoza, en el cordón de Los Andes. Ambos estudiaron en la Facultad de Filosofía y Letras, y militaban en el PRT-ERP. Anecdótico es que el nieto 131, también estudió en la facultad de Filosofía y Letras. Lucia trabajaba como profesora y traductora de latín y francés, y él tenía un taller de encuadernación. Se casaron a los pocos meses de conocerse. A mediados de 1976, ya iniciado la etapa militar de la dictadura, y luego del secuestro de un compañero, Nicolás Zarate; Chiquita y el Dipy viajaron a Buenos Aires, junto con Beatriz Corsino, quien era la novia de Nicolás. Allí continuaron con la actividad de militancia, llevando un bajo perfil.

Entre setiembre y octubre de 1977, poco más de un año después del arribo a Buenos Aires, los tres fueron secuestrados por los grupos de tareas de la dictadura. Para esa fecha Lucia estaba embarazada de dos o tres meses. Según se pudo reconstruir a partir de testimonios de sobrevivientes, los tres formaron parte del circuito de represión del Club Atlético, emplazado en el sótano de un edificio de tres pisos donde funcionaba el Servicio de Aprovisionamiento y Talleres de la División Administrativa de la Policía Federal, ubicado en el barrio de San Telmo, en plena Capital Federal. De allí, fueron trasladados a El Banco, otro CCD ubicado en La Matanza, en Provincia de Buenos Aires. Se sospecha que Lucia fue trasladada a la ESMA donde dio a luz. Luego, desapareció. Hasta el día de hoy se desconoce el paradero de los tres.

La primera denuncia por la desaparición de Chiquita y Dipy, la realizó el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos de Mendoza, ante la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad. En este sentido Claudia Carlotto, hija de Estela y miembro de la comisión, resaltó el trabajo de “Pocha Camín y Elba Morales, que tanto militaron el caso Nadín Quevedo”, según publicó el diario Página/12.

En junio del 2004 se confirmó el embarazo de Lucia, y a partir de allí se inició un expediente judicial por la búsqueda y reconocimiento de su hijo. En el 2005, los familiares de ella aportaron sus muestras al Banco Genético, los familiares de Quevedo hicieron lo propio en el 2010. Recién en el año 2015 se logró encontrar una pista que llevara a dar con el paradero del hijo nacido en cautiverio de Lucia y Aldo. La tarea de acercamiento es difícil, por la sensibilidad que conlleva y la disponibilidad que muestre la persona en cuestión de asimilar no solo su real identidad, sino lidiar con una vida de mentiras donde sus “padres del corazón” eran en verdad sus captores -parte de un engranaje perverso-, perpetrando el trágico destino de sus verdaderos padres.

En el 2019, se presentaron las evidencias del caso ante el tribunal Federal n°4, bajo órbita del juez Ariel Lijo, que, en setiembre de este año, logró dar con el paradero del niño, ahora ya un hombre, que fue convocado para realizarse el examen de constatación genética, donde se estableció científicamente que es el hijo nacido en cautiverio de Lucía y Aldo.

“Nuestros nietos y nietas ya rondan los 45 años -dijo Estela-. Las abuelas les decimos que queremos sumar verdad a sus historias y los esperamos con amor. Llamamos a la sociedad a sumarse, a saber, que cualquier dato es importante. No se guarden la información, rompan el silencio, nuestros nietos y nietas está con nosotros”.

Según las distintas informaciones obtenidas por las organizaciones de Derechos Humanos, se estima que aún falta recuperar la identidad de 200 infantes, que fueron apropiados durante la etapa militar de la dictadura, la gran mayoría nacidos en cautiverio. Esto que intentó muchas veces ser negado, es uno de los aspectos más oscuros de un plan que busco sistemáticamente destruir una cultura.

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*Foto de portada: laprensa.com.uy