Martes 23 Abril 2024

Se trata del exjuez federal de Dolores, Carlos Facio

También fueron procesados un exmédico policial, un exempleado municipal y siete exagentes de la bonaerense

Por Alejandro Diaz-4 de noviembre de 2022

La dictadura es cívica, empresarial y eclesiástica, y hasta el día de hoy continúa sosteniendo bajo un velo de impunidad a los responsables de siniestros crímenes de lesa humanidad cometidos por el aparato estatal y paraestatal, al servicio de los usurpadores del Estado argentino. La obediencia debida que pretendió justificar lo injustificable, se derrumba cuando las responsabilidades encuentran personal civil externo a las jerarquías y castas militares. La condición de clandestinidad con a que operaban las patotas durante las largas noches de razzia, quedaba al descubierto durante los reclamos diurnos y eternos que los familiares de los detenidos desaparecidos realizaban por las distintas dependencias del Estado católico de la República Argentina. Y es ahí, donde los civiles, aquellos que no participaron directamente de las torturas -como el caso de Héctor Magnetto denunciado por Lidia Papaleo y Rafael Iannover-, disponían sus conocimientos y la investidura de sus cargos para tapar la podredumbre que salía por todos lados. Todo en virtud del orden y del progreso. Civiles, que sostienen hasta el día de hoy sus privilegios y, en algunos casos, sus funciones.

El juez federal Martín Bava, firmó el procesamiento por los delitos de encubrimiento, abuso de autoridad y violación a los deberes de funcionario público, del exjuez de Dolores Carlos Facio, quien ejerció este cargo durante la etapa militar de la dictadura, hasta 1984, cuando ya en democracia fue denunciado por las Madres de Plaza de Mayo por su actuación colusiva con el terrorismo de Estado. El acto judicial firmado por Bava, también incluye a Miguel Cabral, quien se desempeñaba como médico de la Policía de la Provincia de Buenos Aires en la jurisdicción de Madariaga y a Juan Domingo Montenegro, quien oficiaba como director de Rentas y Catastro en la localidad de General Lavalle en el tiempo en que fueron cometidos los delitos.

También fueron procesados siete exagentes, miembros de la policía bonaerense, Domingo Martínez, Alberto Martínez, Emilio Luchetti, Juan Antonio Estrada, Mario Castronuovo, Ednio Llorens y Francisco Aristegui. Un octavo expolicía estaba siendo investigado, pero se dictó la falta de mérito.

Las investigaciones giran en torno a los hechos ocurridos entre el 16 y el 20 de diciembre de 1978, cuando aparecieron en los balnearios de la costa atlántica 14 cuerpos, que anunciaban uno de los rasgos más despiadados del plan sistemático genocida del terrorismo de Estado, los vuelos de la muerte. Aquellos cuerpos que fueron encontrados en distintas playas por vecinos y turistas, fueron cooptados por los elementos del régimen, y pese a las pertinentes denuncias de los familiares, entre ellas las madres de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas, Josefina ‘Pepa’ Noia y Hebe Pavello de Mascías, -quienes se habían presentado ante el juzgado de Facio-, fueron desaparecidos nuevamente, negándose sus identidades, y el lugar donde fueron ocultados durante décadas.

Años pasarían para que fueran localizados los cuerpos de Cristina Magda Carreño Araya, Isidoro Oscar Peña, Jesús Pedro Peña, Helios Hermógenes Serra Silvera, Nora Fátima Haiuk de Forlenza, Oscar Néstor Forlenza, María Cristina Pérez, Carlos Antonio Pacino, Santiago Villanueva y Omar Rodolfo Farías. Gracias al meticuloso trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense, se pudo obtener sus identidades y realizar las pericias que ayudaran a identificar los hechos violentos en torno a sus asesinatos. Sumado al trabajo realizado por los organismos de derechos humanos, y a la prueba documental de los numerosos juicios que se llevan adelante se pudo corroborar que algunas de las víctimas habían estado secuestradas en el circuito Atlético-Banco-Olimpo.

Según el escrito presentado por el juez Bava, el principal acusado (Carlos Facio): “Sabía de la existencia de catorce cuerpos arrojados por el mar en idénticas condiciones; sabía que presentaban lesiones que se correspondían con los vuelos de la muerte; había sido puesto en advertencia por Madres de Plaza de Mayo que entre esos cuerpos podían estar sus hijos, víctimas de la dictadura militar; un juez que lo suplió durante un mes advirtió todo esto y dio lugar al Habeas Corpus y al reconocimiento de los cadáveres; y, en todo ese contexto, el imputado hizo todo lo que estuvo a su alcance para impedir ese reconocimiento y para cerrar las investigaciones a fin de que no se investiguen los asesinatos ni sus autores”, según informó el portal Tiempo Argentino.

Por su parte el médico, Miguel Cabral falsifico las causales de muerte, de los cuerpos encontrados en las playas, encubriendo las notables lesiones que presentaban como consecuencia de la tortura. En el caso de Montenegro, su participación estuvo vinculada al ocultamiento de los cuerpos que fueron enterrados como NN, pese a que se había comprobado en ese momento sus identidades, en el cementerio local. Incluso, tiempo después, en 1982, junto con el intendente de facto Marcos Quiroga y agentes de Inteligencia, ocultaron los registros ante la inminente visita al lugar de organismo de derechos humanos.

Los agentes de la bonaerense están incluidos en la investigación por la manipulación y traslado de los cuerpos entre otros hechos tendientes a ocultar los crímenes.

Recordemos que ya es cosa juzgada que tanto la Armada como el Ejército optaron por los vuelos de la muerte como estrategia de ocultamiento de los cuerpos de los detenidos desaparecidos de la ESMA y de Campo de Mayo, pero no solo, que en muchas ocasiones eran arrojados vivos al mar.

La dictadura cívica, empresarial y eclesiástica continúa gobernando en la Argentina, gracias a un aparato político y económico que se niega a depurarse. La impunidad ocupa las bancas en el congreso, la impunidad desfila gestión tras gestión en el sillón de Rivadavia y la impunidad continúa dictando fallos y sentencias con todo el rigor de la ley contra el último eslabón del delito, mientras es benévolo, condescendiente y amigo de personajes que se desplazan por el mundo flameando la ideología de la mafia, alma mater del fascismo.

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*Foto de portada: entrelineas.info