Our Voice: "Ni las balas ni el humo detendrán la primavera"

Por Antimafia Dos Mil-19 de setiembre de 2022

Se conoce en la Argentina y en el mundo, como la “Noche de los lápices”, el caso de varios estudiantes de ambos sexos, que, en La Plata, en la madrugada del 16 de setiembre de 1976, por su militancia política, son secuestrados en sus domicilios por los grupos de tareas de la represión argentina, para ser derivados a centros de reclusión clandestinos. Los jóvenes, que antes de ser capturados participaron de una marcha en reclamo del boleto estudiantil, fueron María Clara Ciocchini, Claudia Falcone, Claudio de Acha, Daniel Racero, Horacio Húngaro y Francisco López Muntaner. Más tarde fue igualmente secuestrado el estudiante Pablo Díaz, único sobreviviente, y cuyo testimonio fue aportado al juicio de las Juntas Militares con el advenimiento de la democracia.

Así culminaba la nota de Emilia Cardoso para Antimafia Dos Mil, cuando se cumplieron 41 años de la inolvidable ‘Noche de los lápices’.

Toda la Argentina se levantó en pie de reivindicaciones el pasado 16 de setiembre, para embanderarse de esa memoria colectiva y estudiantil que cobra vida en cada reclamo, en cada manifestación, en cada pedido y cada lucha que los estudiantes llevan adelante.

Este año, en su recuerdo y en pie de lucha por los mismos reclamos que hace más de cuarenta años, el Movimiento Cultural Internacional Our Voice marchó en Rosario, junto a largas columnas de manifestantes. Miles de personas se movilizaron a partir de las 17:30 horas desde la Plaza San Martín hasta el Monumento a la Bandera, donde izaron su compromiso social y el recuerdo de los estudiantes asesinados aquel 16 de setiembre en La Plata, Buenos Aires.

Our Voice avanzó junto con las organizaciones de derechos humanos: APDH (Asamblea Permanente de Derechos Humanos), e HIJOS de detenidos desaparecidos de Argentina. Centros de Estudiantes secundarios, Unión de Estudiantes Secundarios (UES), franja morada, que fueron algunas de las agrupaciones que llevaron adelante la marcha.

La prioridad, eran los chicos de secundaria, quienes fueron delante de varias cuadras de gente. Atrás de ellos, estudiantes de nivel terciario y de universidades siguieron el orden de la marcha; más atrás continuaba la larga manifestación de organizaciones sociales y finalmente partidos políticos.

Minutos antes de comenzar la marcha, en la Plaza San Martín, los jóvenes artistas de Our Voice realizaron una intervención, que unía varios reclamos. La violencia que vivieron los jóvenes en años donde la dictadura comenzaba a mostrar su lado más salvaje en la Argentina, se perpetúa hasta hoy en la propia Rosario, donde cada día mueren personas asesinadas por el narcotráfico, la narcopolítica, la narcopolicía y la narcoeconomía.

Los jóvenes de hoy sufren la violencia no solo con balas, sino también con droga, exclusión social y marginación, que los entrega en manos de negocios de gente que necesita reclutarlos para generar su dinero, a costa de sus vidas. Y el humo, producto de la corrupción de un sistema agrícola que trabaja con los gobernantes regionales, destruyendo ecosistemas, y dañando la salud de los habitantes de Rosario y de toda la región, afectada por los incendios que provocan empresarios en los humedales del río Paraná.

Ni las balas ni el humo detendran la primavera 3

Una guerra contra la naturaleza, a costa siempre, del pueblo. Y con la anuencia y complicidad, como siempre, de funcionarios públicos, que permiten que todo pase, para favorecer sus propios intereses.

“Ni las balas ni el humo detendrán la primavera”, se leía en el cartel que llevaron los chicos de Our Voice en la tarde del 16 de setiembre. Y en su intervención, un hombre de traje negro con una capucha al mejor estilo Ku Klux Klan, mantenía atado a un joven que portaba un guardapolvo (o túnica, según lunfardo montevideano), manteniéndolo a distancia de un gran libro que el hombre portaba. Una representación de los estudiantes, del poder y de lo que significa tener el poder, como un verdugo.

Durante la marcha, de los cantos que se oyeron y que ya es un clásico de los estudiantes secundarios, que reclaman desde siempre un boleto a un precio accesible para quienes no tienen posibilidad de abonar sus pasajes, fue “Eso eso eso, el boleto a un peso”, demostrando que las reivindicaciones llevan décadas enteras de lucha, pero los gobernantes y los poderosos las siguen intentando contener. Sin solucionar ninguno de los reclamos, ninguna de las necesidades.

Por esto, las movilizaciones, las marchas, las intervenciones artísticas, y las denuncias periodísticas, son tan necesarias. Porque es la voz del pueblo, ante un poder que no quiere escuchar.

Pero que no siempre podrá esconderse.

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*Foto de portada: Juan Colarusa Our Voice/Antimafia Dos MILK