Jueves 25 Abril 2024
Segunda parte de la entrevista a Juan Raúl Ferreira

Por Victoria Camboni-29 de junio de 2022

La historia de los derechos humanos en el Uruguay se ha centrado principalmente en los hechos de la dictadura. Es que, hasta hoy, existen grandes lagunas jurídicas, penales, institucionales, que no permiten dar una conclusión al tema. Mientras haya impunidad, no hay vuelta de página que se pueda dar.

En el marco de los 49 años del golpe de Estado en Uruguay, el equipo de Antimafia Dos Mil entrevistó a Juan Raúl Ferreira, un hombre que estuvo dentro de las instituciones desde muy joven: fue senador, presidente y director de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), también Embajador en Argentina, representante del país ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y la ONU, entre otros cargos que desempeñó. Pero seguramente, por lo que más se lo identifica, incluso hasta el día de hoy y a pesar de sus pesares (los de él), es por ser el hijo del líder de una corriente histórica dentro del Partido Nacional: Wilson Ferreira Aldunate.

Un hombre que ha sido un gran diplomático en el tema de los derechos humanos. Quizás, buscando limpiar la herida que a veces sigue sangrando, en su rincón del mundo, su espacio de trabajo, su lugar donde pensar. Aquel voto que marcó la historia de las últimas décadas de los derechos humanos en este país, es como una espina que al tocarla duele, los ojos se llenan de lágrimas. Y duele también la falta de reconocimiento a tantos años de trabajo, de esfuerzos, de viajes y recorridas por todo el país y el mundo, de disculpas esgrimidas públicamente y de desaires de un grupo político al que dio la espalda, con gran decepción.

En una primera parte de la entrevista a Ferreira, compartimos su relato sobre la experiencia en primera persona de aquel golpe institucional llevado a cabo por el Ejecutivo y las Fuerzas Armadas de la época, entre otros actores. En esta segunda, dialogamos sobre los archivos de la dictadura. Hablamos también sobre su participación en la INDDHH y su visión del rumbo que el gobierno actual le está queriendo marcar; sobre la verdad histórica de la dictadura en este país, así como también sobre el impulso que él y su padre, Wilson, dieron a la ley de caducidad, que hasta hoy sigue siendo un salvoconducto para que la impunidad siga perpetuándose en las instituciones del Estado.

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-Estuviste en la dirección de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH) hace algunos años. Ahora está habiendo un intento de cambio, dentro de esa matriz de cambios que viene haciendo este gobierno. ¿Cómo ves el rumbo que está tomando?

“Es un tema muy doloroso. Mucha gente que yo quiero mucho y que ha pasado a ocupar un lugar importante en mi vida, Mirtha Guianze por ejemplo, dejaron la vida en ese esfuerzo. Arrancamos de cero. Empezamos reuniéndonos en el living de mi casa. Después, la senadora Mónica Xavier nos prestaba un despacho en el Parlamento que nos permitió por lo menos tener una oficina, pero al mismo tiempo nos creaba dificultades con Naciones Unidas que nos exigía independencia del Parlamento. Y entregamos cinco años después una institución funcionando, con la calificación más alta que otorga Naciones Unidas, grado a, con una participación muy importante".

“En el consejo y en el comité de las Naciones Unidas, en ambos. Y acá haciendo el informe ‘in voce’ en el Parlamento, con recomendaciones de la Institución, en el período nuestro no tuvo recomendaciones rechazadas. No era vinculante, no eran obligatorias las recomendaciones, sin embargo, todas las recomendaciones que hicieron, que a veces implicaban derogar decretos, dar marcha atrás en determinadas posiciones asumidas por el gobierno, no vaciló el gobierno. Teníamos una relación muy fluida. Fue la última mitad del gobierno de Mujica y la primera mitad del último gobierno de Tabaré Vázquez. Entonces ver todo lo que está pasando es un poco duro, y yo me pregunto cómo se va a resolver el tema de la sucesión del actual consejo directivo. Hasta donde yo sé, y me parece que es una medida muy inteligente, los organismos de derechos humanos son los únicos que pueden nominar gente, y los senadores individualmente. Están tratando de presentar una nómina común de cinco miembros.Yo veo con mucha preocupación, porque si las posturas desde el Ministerio del Interior, y algunas declaraciones del presidente Lacalle Pou, se llevan adelante, vamos a perder reconocimiento en las Naciones Unidas, y la Institución va a ser una cosa meramente figurativa”.

-¿Cuál es la verdad histórica, si hablamos de derechos humanos?

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“Además de las esferas del poder formal, se decidió ocultar… Bordaberry murió cuando iban a darle la sentencia definitiva sobre el caso de la autoría intelectual del asesinato de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz. Pero a Juan Carlos Blanco se le notificó y murió preso. Esos son conquistas del pueblo uruguayo, porque el sistema político eligió otro rumbo, pero el pueblo insistió. Yo no tenía duda de que iba a ser así, no dejé de impresionarme y emocionarme mucho”.

“No dudaba que la marcha del 20 de mayo iba a ser tremenda. No podía creer. Yo vivo sobre 18 de julio y no llegué ni cerca de casa. Y miraba para atrás y se me perdía la vista. La marcha del silencio acá es del silencio (…). Es una mística, un silencio aturdidor. El presente después del nombre de cada uno de los desaparecidos. Pensar que el paso del tiempo va a borrar la memoria es un error”.

-Tenés esa visión de los hechos, pero en su momento estuviste con la mano levantada para apoyar la Ley de caducidad, una Ley que, si yo no estoy equivocada, tu padre estuvo en la confección. ¿Qué pretendían con esa ley? ¿Por qué escribió eso, si tanto defendía a los derechos humanos?

“Creo que hubo un manipuleo muy grande a mi padre. Sanguinetti lo convenció. Hay mucha gente que dice de que iba a haber un golpe de Estado, yo creo que no, porque el temperamento, la modalidad de mi viejo, si le decían así, si no votan hay un golpe de Estado, ahí sí, no lo votaba seguro. Él tenía miedo… no lo estoy justificando, creo que sufrió mucho pero que incluso los médicos dicen que el cáncer ese estaba hace muchos años paralizado y de la angustia que le generó toda esta situación, que tuvo consecuencias políticas durante muchos años…”.

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-Y hasta el día de hoy…

“Sanguinetti logró convencerlo de que la democracia iba a seguir funcionando formalmente, pero los militares no se iban a presentar en los juzgados. O sea que la democracia recién recuperada se iba a vaciar. Yo creo que la respuesta fue equivocada. Creo que él llegó a verlo con suerte, no tuvo tiempo de actuar, pero sí de asumirlo. Yo creo que lo vio. En la película del hijo del Toba sobre mi viejo, hay dos o tres escenas muy fuertes donde él se queja de que al otro día de que se votó la ley -yo no estoy justificando ni la actitud de él ni la mía, creo que fue un error muy grave-; él llega a decir ahí, ‘el doctor Sanguinetti al otro día de votarse la ley desmintió el argumento por el cual había que votar la ley. Si esto es así -él era de lenguaje muy corporal-, esta manito no va a vacilar para que se derogue la ley. Después fue un tiempo que no vivió porque murió antes. Él no estaba cuando se firmó ni cuando se votó verde ni amarillo”.

-¿Creés que entendió o se imaginó que lo que estaba haciendo iba a tener las consecuencias que tuvo?

“Yo lo vi llorar dos veces en mi vida: cuando murieron Zelmar y el Toba, y no enseguida porque había que mantener lo más posible el ánimo de la gente sino cuando ingresamos a la Embajada de Austria. Lo vi llorar mucho. Y después cuando se votó la Ley de Caducidad. Salimos del Palacio, fue al Palacio, era senador. Yo justo estaba en mi despacho, y salimos los dos llorando. Pero repito, no me gustaría que todo esto se interpretara como una justificación”.

“Lo que sí digo es que a mí me ha maravillado la fuerza moral que tienen los familiares. Quizás me faltaba un empujoncito, pero también tengo que reconocer el mérito al que me lo dio, fue el Chicho Michelini, Zelmar, el que vive en Europa, en París; vino y me dijo, ‘Juan, va a haber un nuevo esfuerzo para derogar la ley de caducidad, tú tenés que estar con nosotros en eso’. Y yo ahí salí y dije que sí. Y yo estaba preparado, porque hubiera sido justo de que me recibieran con muchos reproches, fundamentalmente los familiares. Y fue todo lo contrario. Nunca me sentí un recién llegado. Yo iba a las reuniones del PIT-CNT y los familiares me recibían como si siempre hubiera estado. Nunca sentí un reproche”.

“Un día en la charla en la Facultad de Ciencias Sociales, de Carlos Rico, yo conté la anécdota de una integrante de familiares que siempre que yo hacía autocrítica me decía, ‘no insistas en eso, ya está. Insistí en qué tenemos que hacer para sacarnos esta ley’.A todos estos actos en Canelones yo fui con Elena Zaffaroni, y en ningún momento me dijo, ‘pero pensar que si tú no hubieras levantado tu manito no tendríamos que estar haciendo estas cosas’.Pero sí, fue la etapa más triste y de la cual yo creo que hay que hacer mayor autocrítica. Hoy, cuando volvemos a opciones binarias y polarizaciones, la derecha lo usa eso”.

-¿Sentís que estás haciendo, quizás para resarcir?

“Para mí fue un sentimiento de liberación de un peso muy grande, eso y curiosamente la incorporación al Frente… yo no me daba cuenta de que lo que estaba sufriendo yo, aunque estaba en una posición crítica. Además, estuve separado de la actividad pública durante muchos años. Pero no me daba cuenta cuánto me pesaba estar en un partido en el cual no me reconocían, ni siquiera con mis errores. No me reconocían”.

-¿Y ahora sí te reconocen?

“Sí, totalmente. Sí. Yo extraño cuando no salgo a encontrarme con la gente. La gente así en eso es muy buena conmigo”.

-¿Qué pasa con los archivos? ¿Dónde están los archivos? ¿Sabes cómo llegar? ¿Sabes a quién preguntar?

“A quién preguntarle todos sabemos, el tema es cómo se hace para que contesten, y creo que no hay otro camino que ir generando todo este gran movimiento popular que se ha armado. Han ido apareciendo cosas. No hay otro camino; seguir la marcha del silencio, seguir golpeando todos los días, no olvidarnos del tema, no transar con el tema, hacernos cargo de toda la autocrítica que sea necesaria”.

“Quiénes tienen la respuesta, se sabe. El hecho de que vayan muriendo no quiere decir que la respuesta se vaya… Una de las personas que más ha influido en las cosas buenas, no en las malas de mi vida, es Jair Krischke, el director del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos. Ya había muerto toda una generación de militares, y él descubrió que habían microfilmado los archivos y no dudó en darlos a conocer”.

-El periodista Roger Rodríguez decía que faltaban un montón de esos microfilms. Federico Romanell, asistente del intendente de Canelones Yamandú Orsi, contaba que después que empezó su investigación sobre los fusilados en Soca, apareció misteriosamente el archivo con partes de la información dentro del expediente que antes no estaba. ¿Cómo puede ser? Está en la vuelta, hay gente de la vuelta que la tiene. ¿Quién la tiene?

“Yo creo que el Uruguay es muy chico y todo el mundo sabe. (Guido) Manini Ríos está sentado de ese lado por todo el escándalo que hubo por el ocultamiento de información cuando estaba en actividad. Lamentablemente en vez de recibir un castigo popular, ahora tiene impunidad parlamentaria. Todos sabemos quién tiene la información. El tema es que ellos o quienes los rodean, o alguien, permita esclarecer las cosas”.

Consultado sobre la visión que tiene respecto al gobierno actual, que, si bien es comandado por el Partido Nacional, está conformado también por una coalición de partidos de derecha, con la que se unen para enfrentarse al partido que integra, el Frente Amplio, expresó: “Cualquier declaración que hace el ministro del Interior menciona al Frente Amplio nueve veces en una frase”. Y reflexionó, al borde de la indignación: “¿Cómo me pueden decir a mí que yo me fui? Se fueron ellos”.

En ese sentido, recordó que el pasado 16 de junio “se cumplieron 38 años del regreso, yo fui preso con mi viejo, era un muchacho. El hecho histórico es que yo fui preso mi viejo, pero yo fui preso con él. No fui invitado. Hubo dos actos del Partido Nacional, conmemorando la partida a Buenos Aires y no me invitaron”.

“Es una distorsión tan grande de la historia. Mi viejo solía decir que cuando se cambia la historia por el relato, se pasa de la historia a la historieta. Yo creo que nosotros vivimos de la historia, y ellos viven de la historieta. Yo sé que suena muy duro, pero es lo que siento”.

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*Foto de portada y restantes: Romina Torres / Antimafia Dos Mil - Our Voice