Viernes 26 Abril 2024
"Contra la historia oficial, somos memoria y resistencias”

Sala 8

Impactante intervención del movimiento Our Voice frente al Hospital Militar

Por Victoria Camboni-28 de junio de 2022

Esa noche, algo cambió. Una creación que llevaba un siglo y medio de intentos y frustraciones, aquel 27 de junio de 1973 se transformó en la instalación de un nuevo culto: el culto a la impunidad. Ya todo sería permitido, siempre que fuera en nombre del Estado, y que respondiera a órdenes precisas. Pero siempre hubo rebeldes, que no aceptaron la imposición de la injusticia, y salieron a empujar en bloque contra una institucionalidad viciada, contaminada, carcomida por aquella máxima: el fin, justifica los medios.

Hasta ahora funciona así. Pero las calles se hicieron eco de la rebeldía y de las resistencias que, en aquellos años previos, metieron miedo en los empresarios, tanto, que tuvieron que asociarse con las Fuerzas Armadas para sacar del medio a un pueblo efervescente y luchador. Y esa paranoia que se venía gestando en los conservadores, terratenientes y poderosos hombres de las instituciones y la masonería desviada, terminó pariendo a la impunidad.

Esa misma noche, luego de la disolución de las Cámaras y el anuncio del golpe militar por parte del presidente Bordaberry, el pueblo parió una resistencia conjunta, fuerte, unida, que se materializó en una huelga general que duró 15 días. Desde allí, la hermana impunidad ha sido más poderosa que la hermana resistencia. Quizás, marcada por una diferencia clave: la fuerza con que cada cual se alimenta y se mantiene.

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Hoy la resistencia salió a las calles, a gritar que sigue presente. A manifestar que no olvida, porque el olvido alimenta a la impunidad, y los gritos, a la resistencia.

Esa resistencia se hizo presente a través de cientos de personas que se congregaron sobre las 18:30 horas en el Memorial de los Estudiantes, frente al liceo Dámaso. La convocatoria fue realizada por decenas de colectivos, sindicatos y movimientos sociales, entre los que figuraba nuestra revista, Antimafia Dos Mil, y el Movimiento Cultural Internacional Our Voice que, con su denuncia a través de una puesta en escena fuerte -por su contenido y por el lugar donde fue realizada-, emocionó hasta las lágrimas.

Al comienzo de la manifestación, hablaron integrantes de sindicatos estudiantiles, de la Coordinadora 27 de junio, amigos y personas cercanas a conocidos estudiantes como Íbero Gutiérrez, asesinado en aquellos días, y Silvia Bellizzi, la hermana de Andrés, desaparecido en dictadura. La marcha comenzó su trayecto a la mutualista SMI (Servicio Médico Integral), donde años antes había funcionado Impasa, justo en el lugar donde aquellos días turbios se decidió desde la CNT, la huelga general. Desde el principio y a lo largo de la marcha, en los distintos puntos, fue apareciendo la música y la puesta en escena del Colectivo de Acción Callejera Antirrepresiva, que con su arte animó la energía de la manifestación.

Al avanzar la movilización, llena de carteles, cantos y energía, se detuvo en un punto importantísimo, donde se vivió algo impactante: el momento del parto frente al Hospital Militar.

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El Movimiento Our Voice hizo una presentación sorprendente, justo delante de las puertas de este establecimiento donde en tiempos de dictadura, recibió a muchos hombres y mujeres torturados y lastimados gravemente, desgastados físicamente por los hostigamientos y violencias que ejercían los militares durante los interrogatorios. Hombres y mujeres reventados por fuera y por dentro.

Una intervención que fue coronada por el máximo respeto de los manifestantes, que tomaron asiento alrededor y con atención y las cámaras encendidas, registraron cada momento.

Quizás lo más impactante de la intervención haya sido que este grupo de jóvenes llevó una camilla. Sí, una camilla, y una mujer pariendo sobre la camilla. Una mujer parturienta, que atacada por un monstruo negro que salió desde abajo de la cama, perdió a su bebé, porque el ser macabro, de largas garras, capa negra y gorra militar, se lo llevó.

Cuántas mujeres tuvieron que atravesar esa desgracia inconmensurable, adentro del Hospital Militar. Solo conocemos el caso de Macarena Gelman, pero se cree que hubo varios casos más. Imágenes tan fuertes de ver, que despertaban la imaginación y hacían entender a quienes miraban, que lo que estaban viendo, aunque con cierto simbolismo, realmente había sucedido. Lo mismo que la resistencia, porque la mujer que había parido, se levantaba, y era apoyada por otras mujeres, que también salían de abajo de la cama. Esas mujeres, fueron la resistencia que gestaron las y los presos durante su paso por las salas de internación, principalmente, por la tenebrosa sala 8, donde muchos perdieron la vida. Justamente, la intervención se llama ‘Sala 8’, recordando y homenajeando las vivencias de esas personas que estuvieron allí, algunas dejando su último aliento, otras, resistiendo, a pesar de todo.

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El llanto, los gritos de aprobación, los aplausos, fueron la señal de que el mensaje había llegado a todas esas personas que escucharon, que observaron, que presenciaron y se dejaron conmover, se dejaron emocionar, y se llevaron una imagen que quedará grabada en sus retinas, sin duda alguna.

Las palabras relatadas por las voceras de la organización de la marcha, acompañaron el conmovedor escenario:

“¿Qué se supone que debe haber tras las puertas de un hospital? ¿Esperamos médicos y enfermeras al servicio de calmar el dolor, las enfermedades, de mejorar las condiciones de vida? ¿Suponemos que detrás de esas puertas salvan vidas?”.

“No. El Hospital militar estuvo al servicio de la muerte y la tortura”.

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“Fue un siniestro engranaje al servicio del dolor. Un sitio asqueroso, donde los médicos pusieron sus conocimientos al servicio de torturadores donde te reanimaban para que te siguieran interrogando”.

“Venimos a hablar con la historia ardiendo. A quemar mentiras. A poner a vivir la verdad. A hacer de alguna manera justicia con tantas resistencias de mujeres y hombres que eran traídos moribundos”.

La movilización llegó hasta el Ministerio de Defensa sobre la avenida 8 de Octubre, poco antes del túnel que la une con la principal avenida montevideana 18 de Julio. Del otro lado de la calzada, el liceo n°8, donde fue asesinado el estudiante Santiago Rodríguez Muela durante una asamblea estudiantil el 11 de agosto de 1972. En medio de ambos puntos, confluyeron los manifestantes, y entre palabras de recuerdo al compañero caído y otras tantas señalando a los responsables ejecutores de la matanza y de la impunidad -los más conocidos, porque los restantes se esconden en la omertá-, dieron cierre a una jornada donde la memoria, demostró seguir viva y tan presente como en cada lucha, cada año, en cada persona que resiste.

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*Foto de portada: Romina Torres / Antimafia Dos Mil - Our Voice

*Foto 2 , 4 y 5: Antimafia Dos Mil

*Fotos de galería: Romina Torres / Antimafia Dos Mil - Our Voice