Viernes 19 Abril 2024
Por AMDuemila-27 de enero de 2022

La historia de Yahaya Sharif-Aminu muestra en qué se ha convertido la justicia en esta sociedad. Es un joven de 23 años que vive en el estado de Kano, en el norte de Nigeria, y que en febrero del 2020 escribió una canción que se consideró una blasfemia hacia Mahoma porque "parecía" expresar admiración por un imán de la hermandad musulmana de Tijaniya, originaria de Senegal. No fueron las autoridades locales quienes decretaron su muerte, sino el pueblo. La historia se viene repitiendo desde hace algún tiempo. Primero irrumpieron en su casa, le prendieron fuego y obligaron a su familia a huir, luego lo denunciaron a las autoridades. Yahaya Sharif fue arrestado, citado a juicio ante el Tribunal Superior de Shari'a en Kano y luego sentenciado a muerte por blasfemia, mientras que quienes destruyeron su vida quedaron impunes. El mundo occidental no está exento de lo ocurrido ya que no somos en nada diferentes a ellos. El hombre está dispuesto a sentenciar a muerte a su prójimo en nombre de una fe religiosa, por una orientación sexual diferente, por el color de su piel, o incluso por solo una mirada o una palabra "incorrecta". Al mismo tiempo, el pueblo absuelve a mafiosos, dictadores, violadores, narcotraficantes, traficantes de armas, fornicarios y traficantes de personas con la misma facilidad y fórmula plena, es más, a veces quisiera ser como ellos.

En la memoria viva, nunca se ha visto al pueblo derribar las puertas de los palacios del poder y expulsar a los corruptos. Nunca. Nunca hemos visto al pueblo quemar las fábricas de armas, protestar para que las Iglesias sean utilizadas para acoger a los últimos y exigir que, finalmente, la riqueza no esté sólo en manos de unos pocos sino de muchos. No, el pueblo no quiere justicia, el pueblo quiere que Yahaya Sharif-Aminu, y otros como él, sean condenados a muerte, porque se atrevieron, con el arte, a sacudir de los hombros de este mundo el hedor de una sociedad moribunda.

Tal vez quede alguna esperanza para el joven: un Tribunal de Apelaciones de Nigeria anuló la sentencia de muerte, al menos temporalmente, porque Yahaya se vio privado de toda asistencia legal durante el primer juicio. Ahora solo queda esperar el resultado. En cualquier caso, habremos sido nosotros quienes lo queremos muerto. ¡Buena suerte Yahaya!

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*Foto de portada: Antimafia Duemila