Jueves 28 Marzo 2024
En este 2022 podrían morir al menos 131.000 niños menores de cinco años
 
Por Andrés Volpe-16 de enero de 2022

Los años de guerra y posteriormente de abandono, le han costado caro a Afganistán. Mientras la casta política estadounidense, se debate por la debacle originada tras la retirada del país el año pasado, Afganistán se muere de hambre. 

Una historia compartida por la cadena CNN, refleja la difícil situación humanitaria: Kamila tiene 3 años, y solo pesa cinco kilos. Su piel se asemeja a la de una persona de 80 años e impresiona hasta de lejos sus esqueléticas extremidades, y de tanto en tanto se recuesta sobre su distendido vientre. Su desnutrición lleva ya ocho meses. En la misma sala del hospital, se lamenta su abuela Bilqis, mientras intenta calmarla. Ambas están en un sector, lleno de otros niños esqueléticos, en Kandahar en el sur de Afganistán.

Demasiado débil hasta para llorar, la niña se frota sus ojos. "Su madre está enferma y nosotros somos gente pobre", dice Bilqis. Mientras trata de amamantarla, aun sabiendo que no tiene leche para darle.

Para ningún corazón normal, una situación como esta, es digerible, salvo para los imperios. EEUU ejerció acciones para bloquear y congelar los fondos afganos que son fundamentales para los trabajadores públicos de la nación, en particular, del área de la educación y la salud; esto profundizó la crisis económica. 

Un testimonio recogido por Democracy Now del Dr. Paul Spieguel, describe la situación humanitaria, analizando cómo las personas podrían morir, más por las sanciones estadounidenses que a manos de los talibanes. Spiegel afirma que la situación en los hospitales que visitó en Kabul como parte de un equipo de emergencia de la Organización Mundial de la Salud se está deteriorando rápidamente. El doctor describe la falta de servicios básicos en pleno invierno. Hubo una sequía. Hay inseguridad alimentaria. Todo esto se exacerbó por esta crisis económica y porque ni la ONU ni las ONG pueden pagarles a las personas que trabajan en el país, dice Spiegel. Ahora vemos que no son los talibanes los que nos están frenando. Son las sanciones, dice Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para Personas Refugiadas.

Antes de que los talibanes tomaran nuevamente el poder, había 39 hospitales en Afganistán que trataban pacientes con Covid 19; ahora, son solo cuatro los que siguen funcionando, afirmó nuevamente Spiegel.

Según las cifras de Naciones Unidas, más de 13 millones de niños necesitan alimentos, vivienda y atención médica para sobrevivir.

En Afganistán se avecina una catástrofe humanitaria en toda regla, se debe actuar con celeridad para salvar el futuro del país, expresó el jefe de coordinación humanitaria de Naciones Unidas, Martin Griffiths, en el lanzamiento del plan de ayuda.

Naciones Unidas, por su parte, advierte que el agravamiento del conflicto en el país, unido a la peor sequía en los últimos 20 años han provocado que al inicio de este año, más de la mitad de la población afgana, unos 24,4 millones de personas, necesite atención urgente.

El riesgo de colapso en Afganistán es elevado, 23 millones de afganos sufren desnutrición aguda y si no se toman las medidas necesarias en 2022 podrían morir, al menos, 131 mil niños menores de cinco años, pronostica la ONU.

La directora de Save the Children en la región, Fiona McSheehy, menciona que: "Dos de cada tres niños necesitan desesperadamente ayuda humanitaria, lo que supone un aumento de más de un tercio desde principios del año pasado. Estamos viendo colas en nuestras clínicas móviles de salud con cada vez más pacientes que se presentan con desnutrición y neumonía. También adultos con desnutrición".

Por otro lado, esta situación no es para nada nueva. Incluso antes de que los talibanes tomaran el poder en el mes de agosto, la pobreza y la inseguridad alimentaria estaban generalizadas debido a las sequías consecutivas, la crisis económica, los conflictos armados por años y la pandemia.

Pero la crisis se ha agudizado rápidamente. Las condiciones hoy son tan extremas, que, en algunos hospitales, por la falta de fondos para combustible, han recurrido a la tala de árboles para calentar las habitaciones de los pacientes. 

El cambio climático profundiza la disponibilidad de alimentos

Una de las principales actividades del país, es la agricultura y la gran mayoría de los afganos dependen de esto para su sustento, pero el país ha perdido el 40% de su cosecha en lo que va del año debido a la sequía, asegura el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Y a medida que disminuyen los suministros, el costo de alimentos básicos se fue por las nubes.

"Todos los agricultores con los que hemos hablado han perdido casi todos sus cultivos este año, muchos se vieron obligados a vender su ganado, han acumulado enormes deudas y simplemente no tienen dinero", dijo Richard Trenchard, representante de la Organización para la Agricultura y la Alimentación para el país, y describió la situación como desastrosa en comunicado difundido con antelación en el mes de noviembre.

Antes de la toma del poder por los Talibanes, la pobreza era común en muchas de las áreas rurales del país, pero ahora, se ha extendido hacia las áreas residenciales de clase media, y empezó a regir el pánico.

En todo el país, las familias venden ropa, muebles, ganado, casas, para obtener alimentos. La desesperación es tan grande que, hasta incluso, se han registrado casos donde se llegan a vender a sus propios hijos para mantener con vida al resto de la familia.

Piden ayuda internacional

Martin Griffiths, concluyó que Afganistán no pasará el invierno solo con la ayuda de emergencia.

"La necesidad de liquidez y estabilización del sistema bancario es ahora urgente, no solo para salvar las vidas del pueblo afgano, sino también para permitir que las organizaciones humanitarias respondan", comunico el pasado domingo.

Dentro del plan de asistencia, desde el centro de la ONU para los refugiados (ACNUR) se pide a los países que cooperan, 623 millones de dólares para auxiliar a los 5,7 millones de afganos desplazados en los países vecinos.

En medio de todas estas tratativas, las historias se pierden en el camino, millones de ojos tristes vagan por los territorios sin encontrar consuelo, cientos de vidas afectadas y sin futuro. Para las familias afganas en situación terminal, lo único que queda es esperar a que llegue la ayuda. Y en uno de esos micro mundos afectados, desde una fría sala de atención, y luego de 15 días de soportar un tratamiento, la niña Nasrin fue dada de alta del hospital con poco más de seis kilos de peso. La familia regresó a su provisoria casa, donde esperan ansiosos otros cuatro niños con hambre.

"Le pido a la comunidad internacional que ayude a todos los pobres que sufren de pobreza y hambre", dijo Rauf, el padre de Nasrin. "Si no nos ayudan, perderé a mis hijos".

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*Foto de portada: Médicos sin Fronteras

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