Jueves 28 Marzo 2024
La hija de Rodolfo Walsh se suicida durante un operativo represivo en 1976
 
Por Alejandro Diaz-18 de diciembre de 2021

El juez federal Daniel Rafecas, ordenó la detención de diez exmilitares que participaron en el operativo represivo del 29 de setiembre de 1976, donde fueron asesinados cuatro integrantes de la agrupación Montoneros y fueron secuestradas otras cuatro personas. Victoria Walsh, hija del escritor Rodolfo Walsh (una reconocida figura del periodismo y las letras de Argentina), se suicidó momentos antes de la detención.

“Ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir”, les gritó a los soldados.

Estas palabras fueron adjudicadas a Victoria, en un texto que publicó Rodolfo Walsh tres meses después, bajo el título “Carta a mis amigos”. El relato surge a partir de las declaraciones de un conscripto que participó de los hechos de aquella mañana, en calle Corro al 105, en el barrio de Villa Luro, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “De pronto -dice el soldado- hubo un silencio. La muchacha dejó la metralleta, se asomó de pie sobre el parapeto y abrió los brazos. Dejamos de tirar sin que nadie lo ordenara y pudimos verla bien. Era flaquita, tenía el pelo corto y estaba en camisón. Empezó a hablarnos en voz alta pero muy tranquila. No recuerdo todo lo que dijo. Pero recuerdo la última frase, en realidad no me deja dormir. '-Ustedes no nos matan -dijo-, nosotros elegimos morir'. Entonces ella y el hombre se llevaron una pistola a la sien y se mataron enfrente de todos nosotros”.

El operativo fue descomunal. Se estiman más de 250 efectivos, que fueron convocados para “enfrentar” a un grupo de cinco personas: Alberto José Molina Benuzzi, Ignacio José Bertrán, Ismael Salame, José Carlos Coronel y Victoria Walsh. Eran todos montoneros, y desde hacía tiempo estaban siendo buscados, por los grupos de inteligencia, como presas de caza.

Masacre de calle Corro

La masacre estuvo bajo coordinación del Grupo de Artillería de Defensa Aérea (GADA) 101, que destinó 210 soldados al operativo, y además participaron miembros de la Policía Federal y de la Gendarmería Nacional. Según los informes que logró recabar el juez Rafecas, al operativo fueron tres jefes, trece oficiales, 61 suboficiales y 134 soldados de la clase 1955. Muchos de los testimonios con los que se puedo reconstruir la escena, los aportaron conscriptos. El operativo duro aproximadamente una hora y media y fueron utilizados vehículos blindados, armas de grueso calibre y explosivos de mano. Se realizó un doble cerco que ocupó varias cuadras.

Los diez exmilitares requeridos (hoy detenidos) por el juez son, Héctor Eduardo Godoy, Gustavo Gilberto Tadeo, Danilo Antonio González, Abel Enrique Re, Carlos Alberto Orihuela, Ricardo Grisolía, Gustavo Antonio Montell, Hugo Eduardo Pochón, Guillermo César Viola (hoy de 71 años, quien en aquel cruento día -según recuerdo de uno de sus conscriptos- se hallaba agrandando por el éxito del operativo) y Domingo Armando Giordano. Todos ellos están acusados de haber organizado la masacre y el secuestro. Y todos ellos, se negaron a declarar.

Entre los detenidos destaca Viola, quien es impulsor y promotor de la ‘Unión de Promociones’, una agrupación que realiza una activa campaña por la liberación de los represores detenidos y condenados por crímenes de lesa humanidad, en un tribunal civil y constitucional. Los comunicados firmados por Viola mezclan nostalgia y negacionismo, con un vocabulario católico. Durante los primeros años del dos mil, se unió al Movimiento por la Recuperación de la República (MORERA), un espacio político que sirvió como contraofensiva a los avances en materia de derechos humanos, en especial de los juicios de lesa humanidad, en los que incursiono el gobierno de Kirchner. Tuvo su momento de clímax en el 2006, cuando organizó un acto público en la Plaza San Martín, reivindicando las prácticas del terrorismo de Estado. Nilda Garré, en aquel entonces ministra de Defensa, impuso sanciones para el militar.

Masacre de calle Corro

Patricia Walsh, hermana de Victoria, y Lucía Coronel, hija de José Carlos, son representadas legalmente por la diputada nacional, la abogada Myriam Bregman, quien declaró que el Batallón 601, que realizaba las tareas de inteligencia, estuvo involucrado en el operativo. “Uno de los aspectos que más nos conmueve de esta causa es que los diez detenidos se encontraban en libertad, en sus casas, sin causas previas”, dijo al diario Página/12.

José Carlos Coronel, quien era abogado y poeta, era el responsable de la Secretaria Política de Montoneros, un objetivo de alto valor para las fuerzas armadas, y para los servicios de inteligencia en particular. Victoria, Vicky, además de ser hija de Rodolfo, uno de los principales objetivos de los servicios de inteligencia estaba a cargo del departamento de prensa de Montoneros en el frente sindical. Benuzzi, Bertran y Salame eran oficiales mayores de Montoneros, y cumplían funciones dentro de secretaría.

La noche anterior, Victoria, había llegado al lugar con su hija, Victoria María Costa, de poco más de un año. La niña, que sobrevivió a las balaceras, fue secuestrada y devuelta días después a la familia de su padre, Emiliano Costa, quien estaba detenido desde antes que naciera la niña.

En la casa de calle Corro vivía la familia Mainer, que ya había padecido el secuestro de una de sus hijas en San Juan, Magdalena, cuyos restos fueron reconocidos en el 2014, por el Equipo Argentino de Antropología Forense. También su hermano, Pablo Joaquín de 23 años, fue secuestrado, torturado y asesinado. Aquel día, Lucy Matilde Gómez de Mainer, madre de la familia, fue secuestrada junto a sus hijos, Juan Cristóbal Mainer, de 16 años, y Maricel Mainer, quien vivía en Santa Fe, pero se encontraba de visita con su marido, Ramón Alcides Baravalle, quien también fue secuestrado. Fueron liberados días después.

Masacre de calle Corro

Durante 45 años, estos diez represores, como tantos otros, formaron parte activa de la vida política, social y económica del país. Desde hace 45 años estuvieron ocultados, no escondidos, ocultados. Ocultados por una casta militar, ocultados por pactos de gobernabilidad. Los registros que prueban su participación en los hechos, siempre estuvieron ahí. Siempre estuvieron esperando la decisión política de ser revelados. ¿Cuántos más? ¿Cuántos más permanecen en el olvido? Aislados, incomunicados.

“Totalmente incomunicado

la frase procesal se retuerce y avanza

como un gusano helado por mis huesos.

Tiemblo. Es el silencio.

La oscuridad.

El frío.

Las manos contra la pared las piernas bien abiertas

quiénes son sus compañeros dice una voz y los golpes

suenan en mi espalda como las tormentas

calientes del verano de Tucumán.

La sangre en los labios las calles inundadas

los barquitos de papel el jadeo entrecortado

(las risas de los torturadores me bañan

en un aceite grueso y asfixiante)

Totalmente incomunicado

se repiten unos a otros los soldados

que me guardan

sus ojos negros a veces inocentes

se clavan en mí con curiosidad

me apuntan con sus armas si me muevo

pero les hablo y se acercan a mí

y comprueban que somos idénticos

pero se hace otra vez la noche

y vienen a buscarme. ¿Tienes frío?

Preguntan y me desnudan a tirones.

El frío. Tiemblo. El frío atroz y amarillo

de sentirme impotente en un presente

constante y opresivo.

Este momento. Este golpe. Este sacudón

la pregunta lanzada como un ácido

sobre la piel

ellos y yo el aullido y el cuerpo

retorcido de dolor y asco

Totalmente incomunicado

¿de quién? ¿de vos? ¿de mis hermanos

oprimidos? Ilusos pequeños hombrecitos

juegan a que no saben nada de su muerte

como si mis muertos no vinieran

a darme aliento entre golpe y golpe

como si no escucharan los pasos decididos

de mis compañeros cuando el estallido blanco

de mi cerebro electrificado

y me alzan entre dos y me dejan

Totalmente incomunicado

¿De quién? ¿De Dios?

¿De la victoria inevitable?

Pobres hombrecitos temblorosos.

Hemos decidido anunciarles

que la obscena liturgia que practican

es estéril y también suicida

pues el tiempo vendrá como la lluvia

con el estallido verde de los límites finales".

“Totalmente Incomunicado”, de José Carlos Coronel, escrito durante su cautiverio en 1971, siendo preso político, fue liberado el 25 de mayo de 1973, hasta que sobrevino su muerte en los hechos de la calle Corro.

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*Foto de portada: pagina12.com.ar / Rodolfo Walsh y Victoria

*Foto 2: laizquierdadiario.com

*Foto 3: pagina12.com.ar / Guillermo Cesar Viola, represor, hoy detenido

*Foto 4: notasperiodismopopular.com