Sábado 20 Abril 2024
Por Claudio Rojas, desde Chile-28 de noviembre de 2021

La Corte de Apelaciones de Santiago elevó hoy las condenas contra de los militares retirados por los secuestros calificados y homicidios, del emblemático cantautor Víctor Jara y del entonces director de prisiones Littré Quiroga, durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), en un fallo que, según abogados de derechos humanos, están en sintonía con las que se dictan en otros lugares para crímenes de lesa humanidad.

En una sentencia de segunda instancia, la Octava Sala del Tribunal de alzada había condenado a Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana y Hernán Chacón Soto a penas de 15 años y un día, por las muertes, y a 10 años y un día de presidio, por los secuestros.

Ahora, esas condenas pasan a ser de 25 años y dos días, y el exoficial Rolando Melo Silva deberá purgar cinco años y un día por encubrir los dos homicidios y otros tres años y un día por encubrir los secuestros.

El abogado querellante, Nelson Caucoto, según el sitio de Radio Cooperativa, destacó que la nueva decisión lo satisface "plenamente" porque tiene penas "proporcionales a los delitos cometidos", y que, además, "están en sintonía con las que se dictan en otras latitudes para crímenes de lesa humanidad".

"Este fallo es importante también porque se vence ya definitivamente la impunidad que amagó estos crímenes durante tantos años. Es una gran alegría para los familiares de Víctor y Litré, porque su larga lucha comienza a fructificar. Alegría que alcanza al pueblo de Chile, que no ha olvidado a sus hijos asesinados por la dictadura", remarcó.

Según el fallo, la subida en las condenas se debió a que se recalificó la conducta "a secuestro calificado atendido la gravedad de los hechos que fueron víctimas y los malos tratos a los que fueron sometidos, durante su prisión en el entonces Estadio Chile".

La resolución reseña que Jara y Quiroga fueron secuestrados "sin que mediara orden alguna de autoridad competente; luego, fueron mantenidos en precarias condiciones y sometidos a interrogatorios ilegales y maltrato físico permanente, entre el 12 y el 15 de setiembre de 1973".

"En el caso de Víctor Jara Martínez, se le refiere en ese mismo período como visiblemente deteriorado física y anímicamente, con su rostro hinchado con innumerables hematomas, manos ensangrentadas y deformadas, cuyos dedos evidentemente fueron quebrados o fracturados, puesto que se doblaban con facilidad", advierte el escrito.

El cantautor "fue interrogado ilegalmente y seguidamente sometido a torturas que podían durar toda la noche, incluso se detalla que tenía su mano izquierda lesionada, así como su ojo izquierdo, producto de golpes recibidos al regreso de esas declaraciones, vejaciones que llegaron a límites inconcebibles, como aconsejarle que 'cantara' alguna canción a un teniente de rasgos germánicos, por deseos de sus captores".

El tribunal repasó que en el cuerpo de Jara "se contabilizaron un total de 44 orificios de entrada de bala y que Quiroga tenía al menos 22 lesiones que se identifican como por proyectil balístico, existiendo orificios de entrada y salida entre éstos".

El nuevo fallo mantuvo las indemnizaciones por daño moral, por lo que el Estado de Chile deberá pagar 1.600.000 dólares a los familiares de las víctimas.

Víctor Jara, de origen campesino y nacido en 1932, se transformó en uno de los principales referentes de la "Nueva Canción Chilena" durante la década de los 60 y principio de los 70, corriente que se inspiraba en la cultura popular urbana y campesina del país para indagar en la creación de obras comprometidas con los procesos sociales.

Además, su versatilidad artística lo llevó a ejercer la docencia universitaria en la Universidad Técnica del Estado (actual Universidad de Santiago de Chile), consagrarse como actor y director teatral en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile siendo reconocido con numerosos premios y liderando agrupaciones como Quilapayún.

Durante el Gobierno de Salvador Allende a la cabeza de la Unidad Popular (1970-1973), Jara asumió un compromiso militante que tradujo con especial dedicación en su obra.

Tras el golpe de Estado del 11 de setiembre que derrocó al gobierno de Salvador Allende, Jara fue apresado en la Universidad Técnica del Estado y posteriormente asesinado el mismo mes en el Estadio Chile, que hoy lleva su nombre.

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*Foto de portada: latercera.com