Jueves 25 Abril 2024
Por Victoria Camboni-28 de junio de 2021

Parece una frase mal escrita, pero no. Hace 48 años, un 27 de junio, el Estado uruguayo dejaba de ser un Estado democrático, y pasaba las decisiones del destino del país, de las manos del colorado Juan María Bordaberry a las del general Aparicio Méndez. Así comenzaba oficialmente el golpe de Estado en Uruguay, y con él, años de muerte, desapariciones de personas, robo de identidad, secuestros, torturas, que hasta ahora se siguen denunciando y presentando ante la Justicia. Muchos años pasaron entre el sostenimiento de un pacto de impunidad confeccionado para los ejecutores del Plan Cóndor en Uruguay, así como de reveses legales y de intentos de detener la acción de la justicia. Pero luego de ocho gobiernos “democráticos”, hay casi 300 causas en la Justicia por delitos cometidos por el Estado, con muy pocas condenas efectivas hasta el momento. Más de 60 fueron los centros donde los organismos institucionales cometieron crímenes contra la población uruguaya, incluyendo operaciones conjuntas con países de la región, e incluso lugares que las víctimas no fueron capaces de identificar.

Este 27 de junio fueron cientos las personas que salieron a manifestarse a las calles. La convocatoria, realizada por la Coordinación 27 de junio, fue en la Explanada de la Universidad a las 11:45, donde casi doscientas personas se encontraron a los pies de la escalinata, que, en tiempos de dictadura, fuera un emblemático lugar de persecución de estudiantes y trabajadores, y que hoy es un inconfundible escenario de resistencias.

48 años de golpes y el Estado sigue sin respuestas 2

El encuentro lo abrió el Movimiento Cultural Internacional Our Voice, que presentó una intervención artística para recordar lo que significó la dictadura para tantas uruguayas y uruguayos. La desesperación, la desaparición física, la violencia de un poder, manifestado a través de la simbología de botas, uniformes y brillos propios de una riqueza que al fin de cuentas domina ejércitos, gobiernos y regiones, transformaron por ocho minutos la conciencia de esos militantes que observaron, algunos con lágrimas en los ojos, el sufrimiento, el horror y la imposición de vida y muerte, de un poder que domina como quiere, que mata cuando le hace falta, que destruye lo que no ayuda a sostener sus intereses. La presentación del grupo de jóvenes conmovió al público, porque tenía corazón, sentimiento, fuerza y una puesta en escena que fue ayudada por la lluvia, que dramatizó el momento; como si el cielo llorase sobre esos cuerpos tirados en el suelo, casi desnudos, vejados, y abandonados, que representaban a los muertos y desaparecidos de nuestro sufrido territorio.

Al terminar la intervención, tomaron la palabra la coordinadora de Our Voice en Uruguay, Fátima Amaral, y el director del Movimiento para Latinoamérica, Matías Guffanti. Juntos denunciaron al poder económico como cómplice y actor principal en el golpe de Estado que hasta hoy sigue haciendo estragos en la población, que pasa hambre, que muere, que sufre,y que sigue padeciendo injusticias en carne propia.

Antes de comenzar la manifestación, un grupo de artistas cantaron e infundieron fuerza a los presentes, que se agruparon en la calle dispuestos a reclamar justicia con el grito en la garganta y el puño alzado. Más adelante, harían una puesta en escena, recordando a algunas mártires del aparato represivo uruguayo.

La marcha se extendió por 18 de Julio hasta Magallanes, y luego sobre esta calle hasta la rambla, donde se ubica la Embajada de Estados Unidos. Sobre Magallanes se detuvo el paso para recordar, frente a un mural con su nombre, a Carlos Alfredo Rodríguez Mercader, un profesor de UTU asesinado en dictadura. Luego la marcha prosiguió, y por primera vez desde que se comenzaron a hacer manifestaciones recordando el 27 de junio, se acusó de forma frontal a Estados Unidos en las puertas de su sede diplomática. Una cuadra y media de manifestantes alzó las banderas de sus agrupaciones y colectivos, cargó carteles y arengó el trayecto, que arribó a la rambla alrededor de las 14 horas.

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En el edificio de la delegación diplomática estadounidense lucía una bandera norteamericana, en cuyo extremo superior, estaba, además, la insignia del movimiento LGTB+. Una muy curiosa demostración, de un marketing que se sube a la ola de lo políticamente correcto, pero que discrimina y persigue a los opositores de sus intereses. Basta con leer a Stella Calloni, a quien entrevistamos días atrás y de quien hicimos una nota sobre una charla abierta online(**), para entender de dónde viene la acusación a Estados Unidos, y por qué es imprescindible que se sigan, investigando los vínculos entre la diplomacia, inteligencia, instituciones y sistema financiero, para poder hilvanar los distintos puntos que componen la realidad criminal que sostiene y domina nuestro sistema social, tan extremadamente injusto y tan indiferente al ser humano.

Por eso, son 48 los golpes, porque cada año sin respuestas es un puñetazo de impunidad, un cachetazo en la cara de las familias que aún siguen esperando a que la Justicia tome su caso, a que la política y las instituciones den la cara y entreguen la información que guardan celosamente. Porque la armonía, el progreso social y la prosperidad de los ciudadanos no puede existir si no existe la justicia para todos.

Y menos, si el Estado es el criminal que te oculta, traiciona y miente en la cara.

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*Foto de portada y restantes: Victoria Márquez, y Romina Torres de Antimafia y Our Voice

*Foto 2: www.ecodigital.com

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