Finalmente pudo ser juzgada la cúpula del aparato de inteligencia militar del batallón 601. Cinco de los nueve imputados del juicio “Contraofensiva I” fueron condenados a cadena perpetua, sin beneficio de la prisión domiciliaria. Fueron condenados “a la pena de prisión perpetua e inhabilitación absoluta con accesorias legales, por hallarlos coautores penalmente responsables de los delitos en los cuales concurren materialmente: homicidio con alevosía con el concurso premeditado de dos o más personas…”: Roberto Bernardo Dambrosi (exjefe de la Compañía de Actividades Psicológicas del Batallón 601 de Inteligencia); Luis Ángel Firpo (exjefe de la Central Contrainteligencia y de la División Seguridad del Batallón de Inteligencia 601); Jorge Eligio Bano y Eduardo Eleuterio Ascheri (integrantes de la Sección Operaciones Especiales SOE de la guarnición de Campo de Mayo), y Marcelo Cinto Courtaux (jefe de Actividades Especiales de Inteligencia y Contrainteligencia del Destacamento de Inteligencia 201).
En la misma sesión, pero durante la mañana, el abogado de Jorge Noberto Apa (jefe de la División Inteligencia Subversiva Terrorista, dependiente la Jefatura II de Inteligencia) de quien se esperaba que iba a recibir hoy la misma condena, interpuso ayer un pedido de exclusión aludiendo una situación de demencia senil que supuestamente no le permitiría comprender el fallo. También hay que mencionar que durante el transcurso del juicio fallecieron otros tres imputados que no llegaron lamentablemente a ser juzgados en vida: Alberto Daniel Sotomayor (Jefe de sección del Dto de inteligencia 201), Carlos Dias Casuccio (Segundo jefe del Dto. 201) y Raul Guillermo Pascual Muñoz (jefe del Estado mayor de institutos militares).
Pero más allá del valor de la esperada sentencia y la alegría merecida que genera en el pueblo, “Contraofensiva I” es otro de los juicios por crímenes de lesa humanidad que dejará un antes y un después en la Argentina. Porque son muchas las historias de resistencia que convergieron y que necesitaban ser contadas en el marco de un Tribunal de Justicia, para que la sociedad pueda terminar de reivindicarlas.
En la contraofensiva de Montoneros se destaca de manera extraordinaria el valor de una camada generacional, que decidió asumir el riesgo de combatir la dictadura cívica, militar y eclesiástica, en unos de los peores momentos, cuando pocos se atrevieron. Durante 1979 y 1980 se dio el reagrupamiento de militantes exiliados para formar parte de una campaña de regreso a la Argentina con el fin de ponerse a la vanguardia de la resistencia contra la feroz dictadura que se encontraba en su apogeo.
A través del aparato de inteligencia cuyos jerarcas hoy recibieron sentencia, se desató una brutal cacería dirigida contra ellos, no solo dentro del territorio argentino sino también en otros países gracias a la articulación internacional y complicidad de los gobiernos de Brasil, Perú, España y México que prestaron apoyo logístico y de fuerzas.
Después del juicio a la junta (Casusa 13, 1985), “Contraofensiva I” deja establecido por segunda vez la responsabilidad de todos quienes participaron en una estructura jerárquica dentro del ejército. En este caso el aparato de inteligencia del batallón 601, era el cerebro criminal desde donde establecía las prioridades operacionales, niveles de coordinación y la subordinación de todo el resto de las fuerzas y organismos actuantes (policiales, Gendarmería Nacional, Prefectura Nacional y demás organismos de seguridad) para la “eficaz implementación” de todo el brutal y despiadado aparato represivo.
Fueron casi 80 intensas jornadas a lo largo de dos años, en un juicio, que, entre los testimonios directos e indirectos, alcanzó un total de 190 relatos para pedir justicia por 94 víctimas del terrorismo de Estado que aquí se juzgaron. Cada sesión tendrá además para las generaciones que vienen, sin dudas, un valor tanto académico como pedagógico único, gracias a la cobertura de los medios periodísticos independientes realizadas online y que son hoy de acceso público.
Estar virtualmente en la sala no solo permite escuchar el relato de un lado y del otro, sino también construir una subjetividad, que, aunque no tenga valor probatorio, completa en nosotros la profundidad del cuadro de los protagonistas. En definitiva, observar gestos, tonos, miradas, respiraciones nos permiten comprender mejor el trasfondo emocional de los sobrevivientes y la impostura de los acusados.
“Contraofensiva I” es mucho más que una sentencia necesaria. Quedarán en la memoria por siempre los relatos que muestran el coraje de los sobrevivientes, los reencuentros entre compañeros de militancia, los alegatos históricos de los fiscales y la emoción de haber concretado un recorrido de décadas para alcanzar la Justicia.
30.000 compañeros desaparecidos ¡Presentes, ahora y siempre!
¡Nunca más es nunca más!
¡Cárcel común a todos los genocidas!
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*Foto de portada: Gustavo Molfino
*Foto 2: www.pagina12.com
*Foto 3: www.juiciocontraofensiva.blogspot.com