“…a los jueces los perdono porque el mundo cambia con valores”
 
Por Claudio Rojas desde Chile-19 de abril de 2021

Para evitar una movilización como la del 25 de octubre de 2019, donde se juntaron espontáneamente 1.200.000 personas en las calles de Santiago de Chile (según cifras oficiales) donde el gobierno tuvo que tragar saliva, y no pudo evitar decir que “escucharon al pueblo”, la metodología establecida a partir de esa fecha siempre ha sido desvirtuar la movilización con el vandalismo, casi siempre provocado por los agentes del Estado, que para redondear su actuación buscan un inocente, le ponen o le adjudican pruebas falsas, dejando así la sensación en la masa que ve televisión, de que se ha hecho justicia contra los “vándalos”, manejando la opinión de la masa, para que ella misma pida “mano dura” porque “ellos quieren orden y paz”.

Uno de los tantos casos de este tipo es el del joven Alejandro Carvajal, de 19 años de edad.

Los hechos ocurrieron el 8 de noviembre de 2019, cuando un incendio afectó a la sede de la Universidad Pedro de Valdivia, en Providencia, durante manifestaciones en el contexto del estallido social. El Ministerio Público acusó a Carvajal, de utilizar un líquido acelerante para aumentar las llamas.

El 19 de febrero recién pasado, el joven Carvajal fue condenado a cinco años y un día de presidio por el incendio de la Casona Schneider, ocurrido el 8 de noviembre del 2019. En el segundo juicio del caso, sin embargo, se reveló un video que demostraría la incitación de agentes Intra Marchas, en el incendio.

En entrevista con el medio “El Desconcierto” Carvajal habló de lo que ha sido su reclusión y su inocencia: “Yo salía a manifestarme por una educación digna y de calidad”, comienza diciendo Alejandro, quien es acompañado en esta entrevista por su abogado Lorenzo Morales. En ambos juicios se estableció la presencia de agentes encubiertos. Personal de Carabineros denominado “Intra Marchas” siguieron y detuvieron a Carvajal minutos después del siniestro.

Incluso, se dio a conocer un vídeo que revelaría, según la defensa, que personal Intra Marchas de Carabineros incitó a los manifestantes a incendiar la casa de estudios.

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-¿Cómo era tu vida antes de tu detención?

“Estaba terminando cuarto medio, me encontraba en mi último año. Estudiaba, trabajaba con mis papás y tenía un local, es decir, arrendaba el casino del colegio con dos compañeros, y hacíamos como un minimarket donde vendíamos comida rápida, hartas cosas. Siempre me ha gustado cocinar, tocar guitarra, también hacía rafting, y andar en patineta. Yo quería estudiar Psicología, esa era mi intención, pero siempre he considerado que es mejor emprender, los negocios. Obviamente los estudios son importantes. Nunca se debe dejar de estudiar. Podría decir que tenía una vida ciudadana”.

Debido a su detención, Alejandro Carvajal no pudo asistir a su licenciatura de cuarto medio, que finalizó con promedio 6,3. Su hermano mayor recibió el diploma por él.

-¿Qué recuerdas de ese 8 de noviembre de 2019?

“Esa tarde salí con mi patineta desde mi casa que está en Barrio Yungay y me fui directo a Plaza Dignidad. Como joven sentía curiosidad de saber lo que estaba pasando. No me iba a juntar con nadie. En el trayecto había manifestaciones, y cuando llegué a Plaza Dignidad, me di cuenta que los Carabineros estaban disparando. Arranqué y corrí hacia el sur, y recuerdo que había más gente corriendo. Pero es importante aclarar que jamás entré a Vicuña Mackenna 44. No entré a la Casona Schneider, porque arranqué hacia Ramón Carnicer, a la parte de atrás. Llegué, me sentía raro, y cuando me fui, porque quería volver a mi casa, tuve la sensación de que me venían siguiendo. Me sentí perseguido”.

Ante lo ocurrido en el incendio, Lorenzo Morales, abogado defensor de Alejandro, asegura que este caso crea un “teatro de operaciones, esperando a una persona que realice un delito”. Esto, debido a que la escena que se le incrimina a Alejandro hay al menos tres personas, Luis Alarcón; Deysi Cares y Martín Manosalva, que serían agentes Intra Marchas, los que fueron mencionados en el segundo juicio.

“Era una ratonera esperando a una persona para inculparla, y culparla de un ilícito que no cometió, que no tenía la capacidad para hacerlo y que finalmente fue declarada culpable con una prueba ilícita”, afirma Morales, ante la presencia de Jano, como lo llaman sus cercanos.

-Alejandro, ¿cómo fue tu detención?

“Me detuvieron en la calle Lord Cochrane, y me trasladaron hasta la 33° Comisaría. Ahí me hicieron la prueba de los hidrocarburos, y al día siguiente fue mi control de detención. Los jueces no entendían que las pruebas de hidrocarburos salieron negativas, y aún, así, me dieron prisión preventiva. Eso me hizo ver cómo era en verdad el mundo, poner los pies sobre la tierra, la gente tampoco te cree. Yo nunca incendié la universidad, no quemé la Casona. Y aún, así, con una botella de 350 cc no se puede quemar una casona de esa magnitud”.

Alejandro Carvajal estuvo en prisión preventiva durante 10 meses en Santiago Uno, y quedó en libertad en septiembre del 2020, luego de ser declarado culpable de incendio frustrado de la Casona Schneider, en el primer juicio.

“El caso de Alejandro es igual que de todo inocente que llega a la cárcel por primera vez, y es devastador. También se producen cuestiones arbitrarias que nosotros reclamamos formalmente al Octavo Juzgado de Garantía, a través de cautelas de garantía, porque se vulneraron sus derechos humanos al interior”, explica el abogado defensor.

-¿Cuáles eran tus inquietudes con respecto a tus dos juicios?

“Era la manipulación de los abogados querellantes. La manipulación con respecto al juicio. En cuanto al primer juicio, ellos no conocían nada de mí, lo de las pruebas pasó de un día para otro y empezaron a decir miles de cosas. Lo que encontré muy manipulador de su parte, fue todo muy rápido, muy poco profesional. En el primer juicio me hicieron hasta un análisis psicológico, con un psicólogo obviamente profesional, y en el segundo juicio no, ya tenían un prejuicio. Cuando terminó el primer juicio sabía que podían venir más cosas. Igual en el primer juicio se tomó más en cuenta mi persona, como estaba yo psicológicamente. Aunque el segundo juicio lo viví más tranquilo, estaba en mi casa, con mi familia, podía ver más a mi abogado, me podía visitar en mi casa, tenía más conexión con el mundo exterior. Eso te da más calidez, no te sientes tan desconectado, como si estuvieras muerto en vida. Y al terminar ese juicio, sigo teniendo la sensación que aún no sé lo que pueda pasar”.

-Cuando finalmente te declararon culpable, ¿cómo reaccionaste?

“No quiero tener rabia, ya que para cambiar el mundo hay que tener valores. Aunque los jueces se hayan equivocado, si ellos no van actuar bien, entonces yo lo voy a hacer. Si ellos me van a tildar de “esto” o de “esto otro”, yo los voy a perdonar, porque tengo valores. Me sentí decepcionado, pero a los jueces los perdono porque el mundo cambia con valores”.

-¿Cuál fue tu reacción cuando te enteraste que había personal Intra Marcha en tu caso?

“Mi pensamiento es que los planes que ellos llevan a cabo deben darse a conocer a la gente. Nosotros no sabemos a lo que ellos pueden llegar. Puede ser hasta un arma de doble filo porque nunca sabes a quién le puede tocar. Tampoco sabemos las intenciones que tienen como personas, porque a pesar de todo ellos igual son personas, sienten, piensan, también tienen intenciones que no sabemos. No sabemos sus planes, ni nada de lo que hacen. Se supone que están para el orden público, entonces, ¿por qué no hacen las cosas públicamente?

-Luego de ser condenado, ¿cómo ha sido tu vida en estos últimos meses?

“Con mi familia, la que más me ha estado apoyando en todo esto, y yo siempre he dicho que es mejor hacer algo a no hacer nada. Hago ejercicio, estoy aprendiendo nuevas cosas, tipos de comida. También estudio las leyes para entender mi caso. En estos momentos estamos haciendo un proyecto familiar de ayuda a las personas que están en situación de calle, porque con la pandemia todo ha sido más difícil. Yo hago almuerzos y mi familia los reparte porque yo no puedo salir. Lo hacemos de lunes a viernes y entregamos 20 colaciones aproximadamente”.

El abogado Lorenzo Morales sostuvo que, ante la sentencia de cinco años y un día, presentó un recurso de nulidad que está pendiente en la Corte Suprema, donde se harían patentes las infracciones a los derechos fundamentales de Alejandro.

“Junto a esa acción judicial, existe un requerimiento ante el Tribunal Constitucional para tener derecho a ese recurso que está expectante en la Corte Suprema”, explica Morales, quien también pertenece a la Defensoría Popular.

-¿Sientes que eres una especie de “chivo expiatorio” de la revuelta social?

“Más que un chivo expiatorio, solo quiero que se esclarezca la verdad”.

-¿Te arrepientes de haber ido a la universidad ese día?

“No, no me arrepiento porque si no hubiera sido por eso, por todo lo que ha pasado, no sería la persona que soy ahora”.

Después de escuchar esta declaración, no podemos no denunciar esa suerte de “colusión” que muchos miembros del poder judicial tienen con el ejecutivo, para criminalizar la disidencia con el gobierno y el sistema nefasto que aplasta a la inmensa mayoría del país.

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*Foto de portada: www.eldesconcierto.com / Casona Sheneider

*Foto 2: www.eldesconcierto.com / Alejandro Carvajal