Una comitiva argentina viaja a Paraguay en busca de justicia por las niñas asesinadas y el paradero de Elizabeth Oviedo Villalba

Por Andrés Volpe desde Argentina-22 de marzo de 2021

¿Existen motivos para que un gobierno celebre como un triunfo el asesinato de dos niñas?

¿Es factible que las fuerzas armadas paraguayas pongan menores de edad a la altura de un soldado armado?

¿Por qué todavía no tenemos noticias del paradero de la tercera niña desaparecida?

Son preguntas que quizás puedan responder los integrantes de la comitiva argentina representando a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), la Mutual Sentimiento, la organización Mumalá, la Gremial de abogados y abogadas, y el colectivo Ni Una Menos. Dicha comitiva viajó esta semana para exigir que se dé con el paradero de Elizabeth Oviedo Villalba de 15 años, desaparecida desde el 30 de noviembre del año pasado, y además pedir por el cese del hostigamiento a su madre, Carmen Villalba, presa hace 17 años.

“Lichita”, como le dicen a Elizabeth, nació en el seno de una prisión y pasó sus primeros 10 meses de vida en el Pabellón Nº 2 de la Cárcel Buen Pastor, lugar en donde se encuentra su madre, Carmen Villalba, condenada por ser integrante del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). Tanto las dos niñas argentinas (Lilian Mariana y María Carmen Villalba de 11 y 12 años de edad) asesinadas, como Lichita, vivían en la ciudad de Puerto Rico, provincia de Misiones (Argentina) y habían ido a visitar a sus familias en noviembre de 2019. Las niñas pensaban volver a Puerto Rico en marzo de 2020, pero por el cierre de fronteras provocado por la pandemia no pudieron hacerlo. En consecuencia, sobrevino la tragedia, en medio de circunstancias por demás dantescas.

La brutalidad con que se manejó la fuerza de tareas conjuntas (FTC) del gobierno paraguayo, hizo que los cuerpos de las dos niñas se enterraran en una fosa común en la localidad de Ybu Yaú, donde fueran ejecutadas.

Frente a este hecho, la presión internacional hizo posible que se llevara cabo la exhumación de los cuerpos que posteriormente fueron sepultados en el Pueblo de San Pedro. De Lichita no se tiene aún ninguna pista, algunos testigos afirman que fue herida en el momento de la matanza en la estancia Paraíso de Yby Yaú, en Concepción.

En aquel momento, la Cancillería Argentina le solicitó al gobierno de Mario Abdo Benitez, hijo de quien fue secretario de Alfredo Stroessner, presidente de facto desde 1953 a 1989, el esclarecimiento de la muerte de las dos niñas y la aparición con vida de Elizabeth. Para el primer mandatario fue un operativo “exitoso”.

“El Estado paraguayo está dando una clara muestra de disciplinamiento y eso es muy peligroso. Carmen Villalba cumple con una condena, mientras tanto le matan a dos sobrinas y una de sus hijas está actualmente desaparecida. El Estado no busca a Lichita, más allá de que organizaciones internacionales y de derechos humanos lo exigen, ¿por qué? Porque es hija de una militante popular”, declaró Lila Báez, integrante de la Secretaría de Trabajadores Migrantes y Refugiados de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP).

“Sostener una agenda que contemple la vulneración de derechos a mujeres y a niñas es muy complejo en una sociedad que está harta de la opresión y de la injusticia”, concluyó Báez.

Las últimas novedades datan del pasado martes donde el juez de la niñez del Amambay, Elvio Denis Insfrán dio lugar al habeas corpus que fue presentado por la Coordinadora de Derechos Humanos de Paraguay (Codehupy) y ordenó a la policía nacional buscar a la niña desaparecida, todo esto a seis meses desde la última noticia que se tiene de ella.

Por otro lado, la delegación argentina llevará a cabo algunos encuentros con Ongs sociales, políticas, parlamentarias, organismos del Estado paraguayo y organizaciones feministas en Asunción y en la localidad de Ybu Yaú.

Ser menor de edad en Paraguay, y sobre todo ser mujer, es más que peligroso y lleva a las jóvenes hacia una calidad de vida realmente deplorable. En la nación Guaraní existe un mecanismo al que llaman “criadazgo”, donde mujeres y niñas son llevadas a las ciudades por familias de alto poder adquisitivo para realizar tareas domésticas con la promesa de tener un techo, estudiar y trabajar: “Las historias terminan siendo muy diferentes. Entran en círculos de violencia perpetrados por los varones pertenecientes a esas familias. Un hermano o un padre abusador son moneda corriente”, afirma Rocío Casco, exlegisladora nacional por el Partido Socialista.

“Tenemos una tasa muy alta de niñas y adolescentes que son madres, ningún gobierno ha desarrollado políticas de Estado que se ocupen. En Paraguay los derechos de quienes menos tienen son vulnerados pero los de las mujeres aún más. A partir de las dos niñas asesinadas argentinas se empezó a hablar de estas políticas de estado con perspectiva de género sin embargo es mucho el camino que queda por recorrer”, explicó Rocío Casco.

En el criadazgo, reflexionó Rocío: “Está muy arraigado el mito de la “Cenicienta” que termina convirtiéndose en princesa. Muchas veces nos ven a nosotras las feministas como las que no queremos que las niñas progresen. Esta institución cultural está muy defendida por todos los sectores conservadores de nuestro país”.

Bajo este ámbito, la campaña “Eran Niñas” se llevó a cabo en varios lugares de Paraguay, Uruguay y Argentina, haciendo hincapié en como la falta de perspectiva de género, el afianzamiento del criadazgo y la violencia patriarcal, priva a las niñas y adolescentes el derecho a una infancia debida.

Queda muy en claro que el actual gobierno, atrasa todas las perspectivas de un cambio en serio, se recuesta sobre una casta social con nostalgias del terrorismo de estado, además de navegar en un mar de dudas por su continuidad, por los reclamos populares que por estos días se hacen sentir en las calles de Asunción, y la actual crisis sanitaria que no es un complemento menor en toda esta situación. El pueblo paraguayo se está despertando y ojalá pueda tener el peso necesario para romper con el orden cultural establecido por la oligarquía extractivista y todos sus secuaces.

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*Foto de portada: www.insurgente.com