Por Agustín Saiz – 18 de febrero de 2020

En otros tiempos, en otras culturas, se creía que si se borraban los rastros de una persona (aunque todos supieran que había existido), el paso de las generaciones haría el efecto de dejarlo fuera de la historia. El fin de esa condena era borrar hechos vergonzosos que debían quedar en el olvido. En cambio, si esa es la estrategia actual del aparato judicial argentino, respecto al genocidio vivido bajo el terrorismo de Estado, estamos como pueblo verdaderamente al borde de un punto de quiebre.

Este jueves 18 de febrero, el tribunal oral Nro 5, dentro del 4to tramo de la causa ESMA, pronunció una sentencia que lastima como una daga, en este proceso histórico de reconstrucción, de la memoria colectiva y que con tanto esfuerzo se ha llevado adelante, gracias a los familiares de víctimas y los sobrevivientes de un genocidio.

La lectura del tribunal entre otras cosas, dictaminó en el primer punto lo siguiente 1- “Declarar que los hechos objeto de este proceso son constitutivos de crímenes de lesa humanidad, art 118 de la constitución nacional y por ende los delitos resultan imprescriptibles. Conforme a la convención de imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad aprobada por la ley nacional 24584”. Pero luego, en el siguiente párrafo expresa que 2- “No hacer lugar por mayoría a la solicitud presentada por la querella, representada por Patricia Walsh y Carlos Lordkipanidse respecto a considerar los hechos analizados del presente proceso como constitutivo de la tipificación normativa del delito de genocidio".

La sentencia para los ocho imputados quedó entonces con tres perpetuas (Raúl Armando Cabral, Carlos Mario Castellvi y Miguel Conde), 4 condenas a 15 años (Carlos Néstor Carrillo, José Ángel Iturri, Jorge Luis María Ocaranza, Ramón Roque Zanabria) y una condena por seis años (Claudio Vallejos). Todos ellos fueron juzgados por primera vez por delitos de lesa humanidad sobre un total de 816 víctimas.

También se encontraba imputado el teniente de navío, Aníbal Roberto Colquhoun, quien murió antes de que comenzara el juicio; Néstor Eduardo Tauro, que falleció mientras se desarrollaba, y Horacio Luis Ferrari, que quedó fuera del debate, ya que la Corte Suprema aceptó un planteo de recusación de sus defensores contra dos de los jueces del tribunal.

Carlos Lordkipanidse, representante de una de las querellas junto a Patricia Walsh, terminada la audiencia, explicó: “Este tribunal que es el que viene llevando las causas de la ESMA desde el primero de los juicios, es el único en el país que sigue entendiendo que lo ocurrido en la dictadura no fue un genocidio y le negaron esa acusación a todos los imputados. Si en cambio, consideraron que todos los delitos cometidos, fueron de lesa humanidad. En el caso de Carrillo, por poner un ejemplo, que se lo acusa por 97 casos de tortura, le dieron como sentencia 15 años de prisión. ¿A cualquiera de nosotros, si se nos acusase de semejante atrocidad, cuántos años nos darían? Esto muestra una clara inclinación de la justicia siempre para el mismo lado”.

La ESMA fue uno de los lugares más aberrantes que jamás el género humano haya podido concebir y la búsqueda de justicia por los crímenes que allí se cometieron, se convirtió en una batalla de décadas que zanja las aguas de manera definitiva. En ese marco la señal de este jueves, se suma a tantas otras dadas por el aparato judicial, que a esta altura, muestra de manera clara, una estrategia de desgaste para terminar de “dar vuelta la página” mediante indefiniciones procesales, demoras y concediendo beneficios como fueron las domiciliarias (innecesarias) de estos últimos años.

“La gran mayoría de los condenados, están cumpliendo prisión preventiva en sus domicilios. Por lo tanto, a Vallejos que lo condenaron por 6 años, lo largan hoy mismo. Sale caminando del tribunal. A los que condenaron a 15 años, el lunes se presentan los abogados defensores para pedir la excarcelación inmediata de todos ellos. Del total de los 8 represores genocidas juzgados, solo van a quedar tres de ellos detenidos (Cabral, Castelvi y Conde)”.

Muchos de los delitos que se juzgan hoy, datan desde la sentencia de la causa 13 (año 1985) cuando se condenó a la cúpula militar y no es casualidad que luego de las derogaciones de las leyes de “Punto Final” y “Obediencia Debida”, los tramos de la ESMA se sostuvieron con mucho esfuerzo y sobre todo con el testimonio de los sobrevivientes y el apoyo de los familiares de víctimas. Desde entonces la argentina ha desarrollado una política de falsa reconciliación, que armoniza muy bien aún hoy en día, con el discurso del presidente Alberto Fernández, quien a poco de asumir, eligió las palabras bien precisas “dar vuelta la página” para dirigirse en público al ejército.

Por la ESMA se estiman que pasaron alrededor de 5.000 desaparecidos. Pero mientras la sociedad argentina mira distraída para otro lado, como resultado después de más de 40 años de investigaciones, solo fue posible constatar hasta el momento alrededor de 1.200 hechos. Ese pacto de silencio, que conforma el marco en el cual se desarrollaron los diferentes gobiernos de las ùltimas décadas, deja un vacío imposible de llenar respecto a la falta de información (sobre los restos de los cuerpos, los hijos nacidos en cautiverio) y un saldo bajísimo del porcentaje de condenados, entre quienes participaron directa, o indirectamente de manera cómplice, en este centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTy E).

“Los fundamentos de la sentencia se conocerán el 19 de abril y allí nuestros abogados conocerán los motivos de esta ridícula sentencia. Lógicamente apelaremos, junto a mi compañera Patricia Walsh somos una de las querellas que llevan adelante este juicio, así como los anteriores. Llegaremos hasta las últimas consecuencias porque entendemos que en el 45 aniversario del golpe genocida no se puede seguir jugando con la memoria la verdad y la justicia”.

La estrategia de impunidad llevada a cabo como política de Estado por los diferentes gobiernos, es la victoria del aparato represivo en democracia. Pero contrasta con lo mejor de la argentina, que son quienes sostuvieron y sostienen esta lucha bajo cualquier circunstancia adversa.

Ya lo han demostrado en cualquier periodo de la historia, una y otra vez, durante la dictadura o incluso en este día.

A ellos, nuestro homenaje, nuestro respeto, y recordarles, ¡que seguiremos hasta que sea definitivamente Justicia!

¡Son 30.000 y fue genocidio!

¡Hasta la victoria siempre!

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*Foto de portada: www.elpais.com