En el 2000 procesó a Augusto Pinochet, que evadió la prisión por gracia de un Tribunal Superior

Por Jean Georges Almendras-23 de enero de 2021

A la edad de 81 anos falleció el exmagistrado chileno Juan Guzmán Tapia, y su obra en vida habremos de reconocerla, (y recordarla) no solo por su perfil de hombre íntegro, sino especialmente por haber dado un paso en extremo acorde a su investidura, en los tiempos en que los jueces en su gran mayoría no se atrevían a acusar a los poderosos de la dictadura chilena. Juan Guzmán ordenó arrestar al exdictador Augusto Pinochet en el año 2000, por la causa relacionada con el caso “La Caravana de la Muerte”.

No solamente levantó el dedo acusador contra uno de los dictadores más temibles del denominado Plan Cóndor, sino que además lo procesó, luego de hacerse cargo, en enero de 1998, de las investigaciones relacionadas con la Caravana de la Muerte, una de las operaciones represivas más pesadas de la dictadura militar. Oportunamente Augusto Pinochet era todavía Jefe del Ejército, pasando a retiro dos meses después a los efectos de asumir como senador vitalicio, amparado en lo dispuesto en la Constitución promulgada en el ano 1980.

Augusto Pinochet, de regreso de Inglaterra (donde fue arrestado por orden del Juez espanol Baltasar Garzón, logrando luego su libertad por motivos estrictamente de salud), en Chile, debió enfrentar elproceso iniciado por Guzmán, por 19 secuestros y 53 homicidios, siendo los autores los integrantes de una comitiva castrense que Pinochet dispuso en los años setenta con exclusivo cometido represivo, al mando del general Sergio Arellano Stark. Pero Augusto Pinochet logró evadir el arresto ordenado por Guzmán tras recibir la gracia de la prisión domiciliaria. Y aún más: la Corte de Apelaciones de Santiago dejó sin efecto la medida por la cual Pinochet había sido detenido en suelo chileno, obteniendo su defensa, que Tribunales superiores aduciendo la edad avanzada del exdictador (de 85 años) y problemas de salud, lo eximieran de toda suerte de acciones judiciales en su contra, manteniéndose al margen de juicios relacionados con la violación de derechos humanos, hasta su muerte en el 2006.

El que fuera Juez Juan Guzmán Tapia ha hecho honor a su misión de operador de justicia, y ha sido coherente con los juramentos que hizo a la hora de asumir su investidura. Su reconocimiento nos resulta una obligación. Abandonó el Poder Judicial en el ano 2005, publicando además sus memorias “En el borde del mundo: memorias del Juez que procesó a Pinochet”, libro que de hecho resultó y resulta ser un muy valioso documento para preservar la memoria del pasado reciente, de un país en el que la dictadura militar (con apoyo de los Estados Unidos, de la CIA especialmente) sembró muerte y sufrimientos con particular ensañamiento.

En detrimento de una labor distante de la cobardía que enalteció y enaltece la figura del juez chileno, cuyo deceso se produjo recientemente, se contrapone la osadía maligna de un exdictador que cobardemente halló siempre las formas para eludir el accionar de la justicia.

Pero esa nefasta cultura de la impunidad que protegió a Pinochet y que sigue protegiendo a otros de su laya, en Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay no empañará nunca la integridad moral y ética de los jueces que por el mundo van desarrollando su profesión, su talento y su espíritu de lucha por la verdad y por la justicia, en el campo de los derechos humanos y en el campo de la lucha contra la criminalidad organizada, extendida por todo el planeta, como el Covid 19, o peor aún.

Vaya desde nuestra redacción un sentido homenaje a este referente de la verdad que fue el magistrado chileno Juan Guzmán Tapia.

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*Foto de portada: www.radiocooperativa.com