Operación Océano

Según informaron distintos medios de comunicación la denominada “Operación Océano”, llevada adelante por la Dirección de Crimen Organizado e Interpol, comenzó el 16 de marzo de este año con la desaparición de una adolescente de 17 años y tiene a Punta del Este como parte importante de la investigación ya que las chicas relacionadas con esta red venían a casas de la zona. Las jóvenes frecuentaban boliches y fiestas electrónicas donde ingresaban fácilmente a las áreas VIP de los locales y allí se contactaban con otros adultos que pedían sexo a cambio de dinero o algún otro tipo de retribución.

La “Operación Océano” causó un gran impacto en el país, lo cual se pudo percibir a través de las redes sociales. La Justicia decretó el inicio de la investigación penal para los 11 involucrados.

El Estado cómplice

Las redes de trata y la explotación sexual son uno de los grandes problemas que desde hace años vienen afectando a las mujeres. Pasan los años y estas actividades denigrantes siguen desarrollándose porque el Estado y sus instituciones son cómplices y socios.

Desde Pan y Rosas venimos hace años denunciando de forma internacional cómo los gobiernos están involucrados en estos delitos y por lo tanto los reclamos y pedidos de justicia de muchísimas familias quedan en el olvido.

Los resultados arrojados de la Operación Océano demuestran una vez más la existencia de redes de trata y explotación sexual en Uruguay. Las denuncias de vecinos a lo largo y ancho del país en el pasado, no eran paranoia ni datos sensacionalistas. La explotación sexual y la existencia de estas organizaciones delictivas son una realidad que mantiene bajo amenazas a mujeres, disidencias, niños y adolescentes. En estos últimos días se difundieron datos alarmantes: en una década aumentaron diez veces los casos de explotación sexual de niños y adolescentes.

Desde Pan y Rosas luchamos por visibilizar lo que está sucediendo, nos hacemos eco de las denuncias de vecinos y vecinas que denuncian la impunidad, sin embargo las instituciones encargadas de estos temas en general evitan investigar porque están al tanto del entramado de complicidad que existe en este tema. Encubren y obstaculizan la investigación retardando los expedientes. Urge que la sociedad se involucre, este último caso que tomó conocimiento público conmocionó, pero esto no es un hecho aislado, es un problema muy grave que se extiende en el mundo. Muchas de estas organizaciones de explotación sexual operan de forma internacional, llevando y trayendo mujeres como mercancía con total impunidad comprando de distintas formas el silencio de las autoridades.

Las principales afectadas son las mujeres vulnerables, aquellas que por la pobreza, la desigualdad, o el difícil acceso a la formación y al trabajo caen en la trampa de estos explotadores y otras son arrebatadas de sus hogares. Una vez que están en las garras de los explotadores no pueden liberarse porque son amenazadas, golpeadas, y muchas son asesinadas.

Las mujeres, la niñez y adolescencia se encuentran desprotegidas, no se puede confiar en la justicia, la policía y otras instituciones cómplices. Es urgente la conformación de organismos de investigación de las redes de trata en manos de víctimas, sus familiares y organizaciones de mujeres y de derechos humanos independientes del Estado y sus instituciones, para dilucidar cada hecho y avanzar en la lucha por terminar con la violencia, que hoy está legitimada.

Explotación sexual, capitalismo y patriarcado

Esta red que quedó al descubierto vuelve a poner sobre la mesa los profundos lazos existentes entre las situaciones de explotación sexual y el poder; los vínculos entre los empresarios, la clase política y el Poder Judicial que permiten que estas situaciones se sigan generando y perpetuando.

El tratamiento privilegiado que da el Poder Judicial a los acusados al intentar preservar el anonimato y permitirles seguir en libertad mientras no haya sentencia (algo impensable si no fuera por los costosos abogados que los defienden, los contactos y las influencias que manejan) es parte de la impunidad que tienen estos empresarios con amigos en la casta política.

Por detrás de estas situaciones de explotación y abuso sexual que periódicamente salen a la luz, capitalismo y patriarcado aparecen en conjunto para sostener prácticas y creencias que transforman al cuerpo de la mujer en una mercancía. El negocio de la trata, la pornografía infantil y la prostitución mueve cifras millonarias a nivel mundial, convirtiéndose en un gran negocio capitalista.

Solo los privilegios de género y de clase que sostienen este negocio son los que explican la persistencia de este fenómeno que no puede explicarse sin la complicidad de todo un sistema político y judicial que encubre, tolera o promueve este tipo de situaciones.

Uruguay se moviliza el 3 de junio

El 3 de junio tendrá lugar una nueva marcha por "Ni una menos", en el marco de la situación que se presenta en Uruguay por este caso, las agrupaciones de mujeres convocan a marchar bajo las consignas "Ni una menos por explotación sexual" y "Ni una menos en manos de la trata".

En ciudades como Montevideo, Colonia y otras del país las mujeres se están organizando para esa fecha. Desde Pan y Rosas apoyamos la convocatoria, porque para que la consigna "Ni una menos" sea realidad hay que acabar con la trata y la explotación sexual.

Salgamos a las calles por las que ya no están. Salgamos para que entre todas podamos cambiar esta realidad desde nuestros barrios, pueblos, lugares de trabajo y estudio, para resistir y derribar a los patriarcas que aún siguen haciendo de nuestros cuerpos una mercancía.

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(*) Gentileza de Pan y Rosas, Karina Rojas.

*Foto de Portada: www.laizquierdadiario.com.uy