Sábado 14 Junio 2025

No hay homenaje que alcance para esta mujer cuya sensibilidad era su carta de presentación cuando una y mil veces alguien le pedía ayuda, socorro, asistencia, consejo, dentro de una época en la que estar indiferente era lo más común, por miedo; miedo a la represión, en las dictaduras militares preferentemente de Uruguay y Chile. En los años 70’, de los terrorismos de Estado en países de América Latina, Belela Herrera, quien era en realidad María Bernabela Herrera Sanguinetti, además de profesora, fue funcionaria del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Argentina, México , España, Perú, Brasil, y Chile; aunque también en el Salvador fue subdirectora de la División de Derechos Humanos; y más tarde entre 2005 y 2008 fue Vicecanciller en Uruguay. Y donde estuviese, en esos terribles días de persecusiones, muerte y desapariciones forzadas, era un seguro brazo extendido ante el llamado de personas que desesperadamente buscabam asilo, por tratarse de perseguidos politicos. Uruguayos , chilenos y más personas le debieron su vida. Ella era así. Pero la vida de esta mujer, en las últimas horas, se apagó a sus 98 años,en Montevideo.Y no hay consuelo.

Hace muy pocos años tuve un más que grato momento de encuentro con ella, fugaz, pero encuentro al fín, en las instalaciones de la Fundación Mario Benedetti -ahí cerca del Parque Rodó en Montevideo, en un ciclo de charlas, con otros activistas de su cuño.

Allí estaba pequeñita y en apariencia frágil, siendo que en realidad era portadora de una fortaleza sin par; dotada de una fuerte personalidad y ante todo, una sensibilidad humana única, en demasía, que hoy evocamos, porque fue su característica más descataca, tanto o más que su accionar como funcionara y propiamente como defensora de los derechos humanos.

Y fueron los derechos humanos, los que ella no solo respetaba sino que además defendía incondicionalmente en cada situación que se le cruzaba. Hay una casuística voluminosa de su enteresa, de su valor y de su entrega en cada una de las circunstancias que le tocó vivir, por aquí y por allá; como una activista desde el alma.

Ocupando diversos puestos en primera línea, y siempre comprometida , en definitiva con el ser humano, aquella mujer nacida en la zona del Prado, de la capital del Uruguay, un día 2 de abril de 1927 fue abordando una más que intensa agenda de actividades relacionadas siempre con los derechos humanos, en el cargo que fuere, cargos en los cuales le daban posibilidades de ayudar al prójimo. Posibilidades que ella tenia la capacidad de capitalizar para apaciguar los demonios de los represores que por aquellos días estaban a la orden del día, sembrando terrores. Pero Belela Herrera tenía la paciencia y el tesón para neutralizar miedos y temores, hallando siempre respuestas, soluciones o sencillamente brindando afecto, como forma de hacerles una trampa a los esbirros del autoritarismo.

Sería tedioso enumerar cuántos compromisos adquirió en los años de gobiernos democráticos en el Uruguay; pero no sería nada tedioso puntualizar, sin cronologías ni formalismos, que ella fue una incansable luchadora -de aquellas con mayúscula- de las causas donde los derechos humanos eran constantemente violentados, conculcados y avasallados por todo ese sistema dictatorial que hizo foco en quienes hacían la resistencia. Es que ella misma,así de pequeñita, era la que más resistencia ofrecía, y una grande resistencia, y en las situaciones, más inimaginables. Sus gestiones , sus ocurrencias y sus palabras, en ocasiones de una fuerza indescriptible, transforrmaban las tensiones en logros, siempre, en favor de la vida

Nobleza obliga, vale decir que ella fue una de las mayores artífices de la confrontación paçífica que se dió a los represores en América Latina, y tanto fue así que nunca bajó los brazos, dado que hasta en su ancianidad, su fuerza y sus bríos se multiplicaron admirablemente. Detalle no menor, por cierto, porque ello le significó cada día, perdurar, y honrar la vida, parafraseando al título de la memorable canción de Eladia Blázquez.

Belela no te has ido, estás presente. Y no alcanzarán las gracias de muchos, por toda tu incansable andar en favor de ellos.Y no alcanzarán nuestras manos para extenderlas sin peros ni hipocresías, tomandolas muy fuerte para mantenerte entre nosotros, por generaciones y generaciones.

Foto de Portada: wikipedia