Sábado 17 Mayo 2025

“Estamos en una situación que tenemos que defender los derechos humanos” fue la inmediata respuesta que recibimos de Adolfo Pérez Esquivel, a poco de descender del escenario en el que algunas de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, él mismo y Fabián Grillo (padre del fotógrafo herido en el cráneo, en una reciente represión de los “Miércoles de los jubilados” en la explanada de la sede del Congreso), fueron los principales oradores en la gran movilización del pasado 24 M en la ciudad de Buenos de Aires.

Un veterano de la lucha contra la dictadura argentina, y además un sobreviviente de uno de aquellos vuelos de la muerte que sembraron tragedias por sobre las aguas del Río de la Plata, Péréz Esquivel a sus 93 años, tiene la mirada profunda y al hablar se le percibe como un interlocutor de una intensidad admirable.

Es un referente histórico, no solo por ser un defensor de los derechos humanos, sino porque en todo su accionar como activista, pintor, escultor, y profesor, no ha hecho más que ser pieza medular de una resistencia a lo largo de muchos años, padeciendo él mismo la represión y la tortura, al punto de que estuvo en uno de los vuelos de la muerte, y solo el destino quiso que sus victimarios lo apartaran del destino asignado, permitiéndole seguir con vida, seguramente con el deseo de que precisamente él pudiese narrar después, todos los horrores que pasaron ante sus ojos, quizás para que su testimonio tuviese tintes intimidatorios, para que se apartara de luchas y de rebeliones. Pero no fue así, Adolfo Pérez Esquivel redobló la apuesta, y no bajó los brazos, ni su voz; ni tampoco se dejó someter, y ni tampoco se calló. Oportúnamente, y tras un historial de actividad intensa y de riesgo, logró ser reconocido mundialmente por su activismo, tanto que fue Premio Nobel de la Paz en 1980, y fue -y sigue siendo a pesar de su ancianidad- uno de los principales referentes de Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ), a nivel de Argentina e internacionalmente. Y sigue siendo un emblema de la defensa del derecho de libre autodeterminación de los pueblos, siendo además un tenaz proponente de la teología de la liberación.

Sus captores de los años setenta nunca supusieron que su vida de lucha tenaz, hoy por hoy, pese a su edad, se transformaría en una suerte de faro-guía de las nuevas generaciones, para que esa lucha no se abrace al silencio o se debilite, sino que en contrario, se fortalezca, y se nutra de los nuevos tiempos, en una Argentina devastada y sufriente, pero también en resistencia.

Y en esos términos combativos, nos habló a poco de abandonar el escenario andando a paso lento pero firme por la pasarela por la que lapso antes, él y madres y abuelas transitaron para dar su mensaje a una multitudinaria presencia de argentinos, que los aplaudieron y los vitorearon, como expresión misma de la libertad, con la fuerza que da la lucha en sí misma, en medio de un universo institucional y gubernamental, de neto corte fascista, de tinte represor y por sobre todo, de tinte criminal, donde la destrucción de vidas, y de esperanzas , parece ser el mayor de los cometidos de quienes están sentados en los sillones del poder en la Casa Rosada.

No escatimó calificativos; en contrario, Pérez Esquivel fue directo y más que claro. Fue al punto medular de todo lo que significó la jornada. Y habló con nosotros, con la misma energía con la que minutos antes se hubo dirigido a todos desde el escenario, apuntalando convicciones, aires de resistencia y en particular, un sentimiento de solidaridad ciudadana y militante, admirable y ejemplar.

Sin bajar la mirada ante nuestras preguntas, Pérez Esquivel siguió hablándonos: “Tenemos que defender los derechos humanos porque sino no hay democracia. Democracia y derechos humanos son valores indivisibles y hoy están destruyendo aquí en el país, la República, que está desapareciendo. Es importante la unidad. Hay diferencias de conceptos, políticas, pero hay objetivos que son comunes, como que no se destruyan el derecho del pueblo a vivir. Nosotros presentamos cinco pedidos de juicio político, pero hay diputados y diputadas que traicionaron y que se venden por 30 monedas. No me interesa que dirá el gobierno de ésta masiva movilización . No van a opinar nada bien van a tratarde justificar los desastres que se están haciendo para someter al pueblo”

“Tenemos que seguir resistiendo culturalmente, por muchas humillaciones culturales. Entonces, que el pueblo despierte y se ponga de pié. La Argentina tiene mucha experiencia y valores de resistencia social y cultural”

*Foto de Portada: Adolfo Pérez Esquivel en el escenario leyendo la proclama/ Antimafia Dos Mil