Octubre se viste de testimonios en la histórica lucha de las organizaciones de derechos humanos del Uruguay
Caía la tarde este pasado viernes en Montevideo frente a la sede de AFFUR, y la calle se llenaba lentamente de colores y testimonios. Frente a nuestras manos, llegó un cancionero para participar de algunas actividades con los niños que se acercaron. En su portada había una frase del escritor Eduardo Galeano que decía: “Para los navegantes con ganas de viento, la memoria es un puerto de partida”.
Con este espíritu se inició la llamada Feria de la Memoria, que todos los años inunda de sentido las luchas locales e internacionales del Uruguay.
Norma Nuñez Vega en representación de AFFUR (Agremiación Federal de Funcionarios de la Universidad), nos cuenta que este es el tercer año en el que la Secretaría de Derechos Humanos de la organización, participa de la jornada.
“Es una feria en la que muchas organizaciones nos comprometemos con la memoria de un pueblo, pero más allá de nuestro pueblo, abrimos las fronteras impuestas por los hombres y mujeres y salimos al rescate de esas memorias que entrelazan nuestros sueños de justicia, libertad. Una humanidad más libre, justa y comprensiva para todas y todos.”, nos cuenta Norma.
Al mismo tiempo la referente manifiesta su felicidad porque este año las actividades se hicieron frente a las instalaciones de AFFUR para que “se pueda abrir una calle para que todo el barrio pueda sentir lo mismo que nosotros, que cuando estamos juntos, construimos memoria siempre.”
Para Irma Leites de Plenaria Memoria y Justicia “esto es como la vida pasada y presente en todas las luchas, a flor de piel. La memoria te hace que empieces a buscar pequeñas historias que se van evaluando y como que para nosotros es un momento muy mágico y de pelea y de reforzar el compromiso, más que nada.”, expresó la histórica luchadora social.
Leites recuerda en sus palabras cargadas de sentimiento a Guillermo Sobrino, un compañero que era militante de AFFUR y al que la secretaria de derechos humanos del Pit Cnt le dedicó un díptico.
“Los compañeros presentes con las distintas historias, las luchas de ayer y hoy, la lucha de Meteoro, de los trabajadores, cuatro muchachos que murieron asesinados por una negligencia patronal. Todo se junta en ese conjuro de las luchas que todas aportan a una emancipación humana” reflexiona Irma con aires de no querer olvidarse de nadie que estuvo en las primeras líneas de los más sangrientos momentos de las batallas heredadas.
Este sigue siendo un año durísimo, sin descanso sobre el horizonte. Cada día más y más salvajes de la violencia nos dan todos los motivos como para llenar las calles de ruido. Solo el dulce reparo que nos ofrecen los recordatorios de las figuras de siempre, de las madres y padres de la utopía, que nos empujan con sus ganas hacia al futuro, y pueden calmar por momentos una abundante sed de Paz. Sus imágenes y acciones dejaron un asfalto tupido, al igual que los pobres parvulitos de Palestina, sobre el cual fue dedicado un particular espacio dentro de las instalaciones del edificio. Debajo de unas telas negras había imágenes indecibles de la barbarie. Solo los ojos firmes, sedientos de justicia pudieron observar tales crímenes que fueron plasmados por un valiente lente fotográfico.
En otra de las habitaciones, una proyección audiovisual recordaba las victimas del terrorismo de estado. Cientos de rostros, decenas de fotos pegadas en las paredes, cientos de reclamos inconclusos, todos con un mismo tenor.
Con intensidad, con arte, con valentía, pero también con miedo, con días para el hastío, pero también con alegría. Algunas veces con pocos, otras veces con miles, pero siempre molestando a los de arriba. Por eso es super necesario, desde donde estemos, con quien estemos, contar con nuestras imprescindibles ganas de más memoria.
*Foto de Portada y restantes : Andrés Volpe