Jueves 6 Febrero 2025

No deberían haber personas viviendo en la calle, en ninguna ciudad del planeta. Deberíamos empezar por ahí. Pero el ex Ministro del Interior del Uruguay Luis Alberto Heber, que debería empezar por ahí, en los hechos, y porque está sumergido en plena campaña electoral , propone públicamente -en un Congreso de su partido político conservador, de la línea del herrerismo, dentro del Partido Nacional- que quienes vivan en situación de calle sean considerados pasibles de una sanción penal, sencillamente porque quiere que ese estado de vulnerabilidad sea considerado un delito, siendo que hasta el momento es considerado una falta, por Ley aprobada en el año 2013. Hoy, esa apuesta se quiere redoblar y se la quiere llevar a rango de delito.

Al político en cuestión, la iniciativa le resulta propicia. A nosotros, nos parece una burda e inescrupulosa estrategia de campaña política, que hace parte del paquete de promesas que se lanzan al aire para recolectar adhesiones, sin importar si en esa jugada se promociona una idea que atenta contra la libertad , la vida y los derechos individuales. Una grosería más del Partido Nacional (partido blanco) , que se suma a un cúmulo de desatinos que han empañado la gestión de gobierno de Luis Lacalle Pou, quien en definitiva es la cara visible de un período de la historia del país, más sobrecargado de calamidades -corrupciones de distinto tenor, e investigaciones en torno a hombres de gobierno bajo sospecha de estar vinculados con el narcotráfico, solo por nombrar algunas- que de obras en favor de la vida y de la comunidad. Y ahora, como si se tratara de una práctica habitual en desmedro de los sectores sociales más carenciados, surge y se promueve una iniciativa dirigida a cerca de 1.300 personas en situación de calle, según cifras oficiales. Una iniciativa lapidaria y oprobiosa, que de prosperar, sentaría un precedente terrible: que el gobierno uruguayo está en manos de personas, esparciendo a los cuatro vientos de su territorio, un ideario propio de un recalcitrante fascismo, justo en pleno año electoral.

La burda propuesta del político conservador del Partido Nacional es indignante. Pero bueno, en plena campaña política en el Uruguay, todo es válido para acarrear votos para su redil, sin importar que se voceen exabruptos a granel, que nos deberían dar verguenza ajena, hablando bien y pronto, y sin tapujos.

¿Hay problemas de inseguridad en las calles del Uruguay? Es cierto, pero de ahí a pensar que penalizando a quienes están sin vivienda, durmiendo, comiendo, cocinando, haciendo sus necesidades fisiológicas y sobreviviendo en las calles,y muriendo de frío, es la mejor forma de combatir las inseguridades ciudadanas, es verdaderamente obsceno, más aún, cuando la propuesta no busca más que colectar votantes, y sale de la voz de una persona que hasta no hace mucho hizo parte del aparato de poder estatal uruguayo, y desde ese sitial, poco o nada hizo para palear esas inseguridades que ahora quiere enmendar haciendo foco inescrupulosamente en los mas desposeídos.

En los desposeídos que todos vemos en las calles, subsistiendo, pasando necesidades , bajo la lluvia, bajo el sol, y algunos -la mayoría- alimentándose de lo que pudiesen hallar en los contenedores o gracias a la solidaridad de vecinos, a los comedores de iglesias, a organizaciones sociales, y a colectivos de jóvenes, como por ejemplo del Movimiento Our Voice, que hace pocos años, una vez por semana, compartía una jornada nocturna con las personas en situación de calle denominada “Todos Somos Responsables” y me consta.

A diario, todos vemos esas realidades. Están a la vuelta de la esquina. Y lo que es peor aún, en los últimos años todos somos testigos de que han aumentado notoriamente. Todos vemos a personas mayores y no tanto, durmiendo sobre cartones y entre bolsas de polietileno , y envueltos en frazadas, trapos y lonas a girones, haciéndose fuegos con palos, ramas y papeles, para calentarse en el invierno. Todos sabemos que están allí, durmiendo sobre las aceras, sobre las plazas, sobre las entrada de edificios, de comercios, de garajes, prácticamente en todos los barrios de Montevideo. Seres humanos con ropas que ya no son ropas. Seres humanos entregados al sueño, con depresiones inenarrables, entre cobijas mal olientes que desagradan a los transeúntes. Seres humanos que parecen despojos, abrazados a sus historias de “vida”. Abrazados a la soledad. Abrazados a los recuerdos del pasado, al día a día, y a las desesperanzas del futuro. Aguijoneados por las enfermedades. Y literalmente expuestos a las bajas temperaturas, que cruelmente pueden ser la llave para su muerte, por hipotermia, y por hambre, y en la soledad más indescriptible.

¿No hay refugios para ellos? Sí, los hay, pero no son suficientes, y además en ellos hay dificultades de todo tenor. Y además, esos refugios son del Estado, son del MIDES, cuyas políticas sociales han sufrido recortes en sus presupuestos. Recortes que ha sido oportunamente denunciados, sin encontrarse soluciones. Recortes dispuestos por el poder político,obviamente, que además siempre ha estad y está en el debe en materia de políticas sociales.

Pero para Luis Aberto Heber, esas realidades de los desposeídos, parece que hay que hacerlas desaparecer a fuerza de la Ley, porque en su mente -desquiciada, si se me permite- no hay otro discurso que el de ser implacables: “Nosotros tenemos que buscar nuestra solución. Y la nuestra es ser implacables. No se puede dormir en la calle en ninguna hora del día y quien lo haga está cometiendo un delito y por lo tanto la policía, el fiscal y el juez tendrán que actuar" fueron sus tajantes palabras ante toda la audiencia presente en el Congreso del Herrerismo, agregando: "La gente está siendo violenta porque no aguanta más que estén viviendo en frente a su comercio, haciendo sus necesidades. Tenemos que atender a la gente que está en situación de calle, claro que sí, y lo está haciendo el Mides, pero no se está resolviendo el tema de la convivencia. Tenemos que ir un paso más. Y el paso que nosotros proponemos es que vivir en la calle, que hoy es una falta, transformarlo y que sea un delito, y tienen que ir a hacer y pagar penas de trabajo comunitario"

En la revista Caras y Caretas, en un colgado del titular de un artículo sobre este tema, se señala en destacado: “En busca del ‘exito’”, tal como lo planteamos también nosotros al inicio de este escrito. Esa búsqueda del éxito en campaña electoral, cueste lo que cueste.

Y tanto es así, que además de cargar contra quienes viven en las calles, Luis Alberto Heber marcó fuerte línea también contra los extranjeros, manifestando que el extranjero que delinque en el Uruguay debe ser deportado a su país con celeridad: “Hoy hay todo un trámite que demora años para expulsarlo del país. Nosotros creemos que si alguien viene a nuestro país, delinque y es condenado, inmediatamente debe ser deportado a su país de origen, y no se le da la posibilidad de que vuelva. No estamos dispuestos a bancar gente que venga a delinquir y a enseñarle a la delincuencia de acá. Cuando hay sentencia de un juez y está condenado: !pa’afuera!!Acá no los queremos!!”

Heber tan solo con ese pensamiento, es desquiciado, es inhumano , es inmoral, y es hipócrita. Y más aún, si se quiere, hasta muy dañino con su partido político y con las ideas de su agrupación. Lanzar esa propuesta no lo enaltece, todo lo contrario, lo enturbia. Pero en tiempo de campaña política, no hay límites para contaminar, atrayendo votos con propuestas obscenas, manipulando a sus correligionarios y a sus referentes, que parece que carecen de discernimiento, y no se dan cuentan que esas ideas -sobre gente viviendo en las calles y sobre los extranjeros- son horrendas, y alienantes. Heber parece vivir en una realidad paralela, y con esas ideas cree estar acertado. Cree estar en empatía con sus simpatizantes y con la sociedad uruguaya, la que a ojos vista se está desmoronando gradualmente, pero se equivoca. Y mucho.

Heber parece que no toma conciencia (o quizás me equivoco, y es consciente en demasía) de que solo con pavonearse con esas propuestas, ya es una tomadura de pelo a la inteligencia humana.

¿Retomando el tema de quienes viven en situación de calle, no es acaso que en la Constitución de la República se puntualiza que cada ciudadano tiene derecho a la vivienda? ¿Estoy equivocado? ¿Estoy errado en suponer que la sola idea de que vivir en las calles sea delito, ya es premisa opuesta a la Carta Magna uruguaya? Creo que no estoy en falso. Luis Alberto Heber parece olvidarse de la Constitución, y parece olvidarse del prójimo.

El promotor de esta propuesta deberá brindar explicaciones de tenor jurídico para respaldarla, porque éticamente no creemos que tenga ni un solo argumento válido, salvo para aquellos que obviamente le sigan la corriente.

A quienes pensamos, sentimos y nos expresamos contrarios a esta propuesta descabellada, nos gustaría -de verdad- preguntarle al ex ministro del Interior Heber si se siente coherente consigo mismo como para bosquejar esta iniciativa, sabiéndose bajo la lupa de la opinión pública, como parte de una espiral de corrupciones durante su gestión como Ministro del Interior, y además sospechado -como muchos más de su partido político y de filas del gobierno- de tener vínculos con el narcotráfico y de ser responsable de una serie de actos de apariencia delictiva (en el escandaloso caso de la expedición de un pasaporte especial al narcotraficante Sebastián Marset , hoy prófugo) y de omisiones a sus obligaciones, durante su gestión como Secretario de Estado, como por ejemplo haber sido negligente en ocasión de haber sido alertado por el diputado de Cabildo Abierto Sebastián Cal, de haber sido amenazado de muerte -en el 2023- por el empresario Gonzalo Aguiar (hoy fallecido) cuyas actividades empresariales -que están bajo investigación de cuatro fiscales- pudieron haber hecho parte de fuertes vínculos con elementos del narcotráfico, y eventualmente él mismo haya sido nexo entre el crimen organizado y hombres del gobierno de Luis Lacalle Pou.

Por último, quienes viven -sobreviven- en situación de calle, no son victimarios, no son delincuentes, son víctimas de un sistema. Son víctimas de un modelo económico devorador de vidas; también en ocasiones son víctimas del destrato policial, cometido por funcionarios que no respetan el uniforme que visten ni a la institución a la que representan; son víctimas de mentes alienadas que los agreden por quienes se creen justicieros y con el derecho de atentar contra sus vidas, solo porque pernoctan en la calle, y porque sufre los efectos de las adicciones; son víctimas del desprecio ciudadano; son víctimas de la delincuencia que acomete contra su forma de vida, precisamente porque se encuentran a la deriva, y desprotegidos; son víctimas de la discriminación, del desprecio; son carne de cañón de los desquiciados de la civilización moderna que no contemplan que la solidaridad comienza allí mismo, en las calles y no en los salones de sociedad o en los estrados políticos, donde las hipocresías sobran y se retroalimentan con saña, vistiéndose de retórica, para expandir demagogias impunemente.

Ah!! y me olvidaba: le quiero decir al señor Heber, que quienes están en situación de calle, también tienen el infortunio de ser engañados, casi a diario, por quienes como usted, teniendo el sartén por el mango -el poder institucional, estatal, político y económico- arrojan sobre sus ya desgraciadas vidas, el olvido, blandiendo proyectos de represión, a diestra y siniestra, como si todos aquellos que viven de esa forma (sin nada más que con lo puesto y con los deseos de aferrarse a la vida instintivamente o abrazados a alguna creencia religiosa y a la fe) debido a las circunstancias de su propia historia, y no porque lo prefieran, no tuvieran derechos. Derechos inalienables. Y no el castigo de ser penalizados, solo por estar así a la deriva, y sobre el asfalto

Estamos en un país libre,y donde la democracia debería ser ejercida con plenitud, considerando a raja tabla los derechos de los ciudadanos. Y esto últimamente no parece estar ocurriendo, especialmente cuando salen a la luz esta suerte de extravíos y de malas interpretaciones de lo que significa vivir en democracia.

Tal parece que para Luis Alberto Heber la democracia tiene que estar infiltrada por el ideario fascista. Y lo expresa así. A viva voz. Obscenamente.

Halla él; pero lo lamento por quienes le siguen y le continúan arrastrando el ala. Para nosotros esas propuestas no son más que la expresión de un fascismo puro, y recalcitrante, vestido de democracia.

*Foto de Portada: Erika Pais, de Antimafia Dos Mil