El pasado 1° de junio, la memoria se hizo carne en San José de Mayo. En la fecha del aniversario de su fundación, aplausos, abrazos y festejos colmaron el centro de la ciudad. Pero no por un recuerdo colonialista, sino porque la lucha del pueblo tuvo su fruto ante la justicia. En un juicio oral y público -pero al que contradictoriamente el público no tuvo acceso a ingresar-, la jueza María Elbia Merlo sentenció a 12 años y seis meses de prisión a Francisco Macalusso y a Rubens Francia por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. Privación de libertad y torturas fueron los delitos que se probaron ampliamente, contra 21 jóvenes de 18 a 25 años, según determinó la magistrada. Los ocho denunciantes lloraron y se emocionaron ante este fallo, el segundo que admite torturas en la historia del Uruguay. Un hito en la lánguida y lenta reparación de la memoria, que lleva un largo proceso de años abriéndose camino en el país. A la salida del juzgado, algunas de las víctimas, emocionadas, dialogaron con Antimafia Dos Mil. Lisandro Barceló: “Esto es un juicio oral y público, pero no había espacio para el público” ¿Cómo viste este momento, esta sentencia, tan contundente además? Es complejo porque está el aspecto emotivo que se apodera un poquito de casi todo. Pero al mismo tiempo me alegra que haya planteado esa Chargoña, estoy impresionado. Incluso me pareció muy calificada toda la valoración que hace la jueza para fundamentar su fallo. Cambió la tipificación, la paso a delitos de lesa humanidad, pero además con una gran fundamentación. Entonces eso también lo considero más allá del aspecto emocional que te decía. Y, por otro lado, que se haga justicia en esto, en cualquier aspecto, pero relacionado a todos estos es muy positivo. Ahora pienso que tanto o más, y ese es un problema que pasa un poquito por ustedes nomás porque pienso que pasa fundamentalmente por los grandes medios, es que la sociedad pueda apropiarse de esto. Porque esto nos pasó a muchos, pero en realidad fue algo que vivió la sociedad uruguaya. El gran tema es cómo se integra socialmente, se lo asume socialmente, se lo vive socialmente. Si a nosotros nos pasa algo individualmente, eso de una u otra forma queda registrado en la memoria y opera de una u otra manera, sigue viviendo en nosotros. Pero con la sociedad, para que realmente lo vea la sociedad lo tiene que conocer y se da una paradoja: esto es un juicio oral y público, pero no había espacio para el público, ni siquiera para la prensa más allá de que se permitió tomar algunas imágenes. La otra cosa que pienso es que ahora está el gran desafío de cómo se puede aportar granos de arena para que la comunidad se apropie de lo que aquí pasó. Todo lo que padeciste también lo padeció tu esposa, tu pareja, tu hijo de alguna forma también fue utilizado a tu familia, ¿cómo le afecta esta sentencia? Hay una cuestión, nosotros siendo unos muchachos hace muchísimo tiempo, con la que en aquel momento era mi esposa, nos tocó caer presos acá en el batallón y vivir estas cosas. Y pasó mucho tiempo, y es cierto, como se decía recién en la intervención de Chargoña, pasaron casi 40 años, pero estamos hoy, que se está haciendo justicia. Y otra vez, estamos con Margarita, con unos años más acá, pero uno de nuestros hijos, que en realidad es artista, se las ingenió para acreditarse como prensa y vivió todos los minutos de todas las audiencias uno de nuestros hijos y los otros dos hijos nuestros también estuvieron acá, entonces que, si es algo interesante también, como que de repente esto sigue y se multiplica. Ana Espinosa: “Esa gente andaba suelta por la calle viviendo su vida cuando todos estábamos sufriendo todos tremendas secuelas” ¿Quedan conformes con el veredicto final? Sí, absolutamente. Si bien no saben, la jueza dio los 12 años y meses que había pedido la Fiscalía y que había solicitado lo que no sabemos aún si es prisión efectiva o domiciliaria, es la única cosa que nos queda por saber, pero lo importante es la condena porque además La jueza hizo jurisprudencia, con el sentido de que ya no son malos tratos, sino tortura. Y eso me parece lo destacable de todo esto. Ya no estamos buscando palabras que nos refieren a los hechos, sino que sí estamos hablando de tortura, de malos tratos. Creo que este juicio va a ser histórico justamente porque lo de la jueza fue fantástico, la fundamentación, hay que leerla, hay que ponerla en algún lugar de recuerdo, porque creo que toda la ley va a tomar este trabajo de la jueza. ¿Qué se siente internamente? Satisfacción. Yo no voy a decir alegría porque estas cosas no van con la palabra alegría. Nosotros estamos satisfechos, trabajamos mucho para esto, perdimos mucha vida, estuvimos hace casi dos años que venimos casi permanentemente trabajando por esto y bueno, esto es, digamos, la recompensa, pero no para nosotros personalmente. Para todo un proceso que empieza, más que nada, con las torturas, con las presiones, pero atrás de todo esto, y creo que, en el corazón de todos nosotros, están los desaparecidos. Si esto le arrima un granito de arena a que aparezca un solo desaparecido, eso sí va a ser una enorme alegría, porque no puede ser que en un Uruguay que se jacta ser democrático estemos con 197 personas desaparecidas, desaparecidas forzosas que las mataron, que las enterraron, que su familia no sabe dónde están. Creo que en el fondo toda nuestra lucha tiene en el trasfondo a los desaparecidos. Usted decía sentir satisfacción. Después de lo que vivió y transcurrido tanto tiempo, siente que en alguna medida se hizo justicia. ¿Vale ese sentimiento de justicia en esta ocasión? ¿Es satisfacción? ¿Hay algo más que se asemeje a la justicia? Sí, es una justicia tardía. Es una justicia que les permitió a estos asesinos y no les vamos a poner ahora convictos a estos asesinos, violadores, torturadores, llamarle de otra forma. Justicia relativa, estuvieron 50 años en la calle donde se cruzaban con la gente que habían torturado acá en este pueblo chiquito donde todos nos conocemos Y esa gente andaba suelta por la calle viviendo su vida cuando todos estábamos sufriendo todos tremendas secuelas. Hay compañeros que criaron sus hijos en el exterior y que los ven una vez por año. Eso lo produjeron ellos. Hay compañeros con secuelas físicas, hay compañeros con secuelas psicológicas. Todo eso lo provocaron estas personas. Yo hablaría de una justicia muy limitada. Hoy, si tenemos justicia, ojalá vayan presos a una cárcel porque lo merecen, no porque yo quiera vengarme de nada ni ninguno de nosotros tenga una necesidad de venganza. Nosotros hicimos nuestra vida como pudimos, pero sí, las secuelas existieron y ellos son los responsables. Hoy se dice, estos son delincuentes, delincuentes apoyados en un Estado contra muchachos de 20 años y eso creo que te dice hasta qué punto la justicia es justa en este momento. Jorge Roca: “Más importante que la justicia es que se imponga la verdad histórica” Tenemos claro que esto no se termina acá. Es decir, apenas se ha hecho un pedacito de justicia porque no nos olvidemos que esta gente vivió toda la vida libre después de la dictadura y recién ahora, con suerte le va a caer un poco de justicia. Lo importante es seguir trabajando por verdad y justicia porque falta muchísimo camino y las marchas del 20 de mayo lo dicen bien claro de que todavía hay mucha impunidad. Pienso que a esta altura tal vez más importante que la justicia, es la verdad histórica. Que se imponga realmente la verdad histórica, que el pueblo sepa que estos jóvenes no cayeron por manejar armas, ni por pensar en algo, digamos, diabólico, sino que estaban luchando por recuperar la democracia. Nosotros todos, junto con todo el movimiento sindical, gremial y estudiantil, luchábamos por recuperar la democracia. La lucha armada terminó en el 72 cuando el MLN estaba vencido, y estaban todos presos cuando se dio el golpe de Estado. Yo estaba acá en San José, y participe en un par de reuniones para integrarme a la UJC, pero no había hecho absolutamente nada. Me acababa de recibir de maestro, estaba preparando el concurso y estuve preso cuatro años gratis, es decir, simplemente por ser de izquierda. Porque sabían que yo era de izquierda, pero a mí no me pudieron probar absolutamente nada, o sea que me condenaron por ser de izquierda. Tenía 24 años recién cumplidos. Fueron momentos difíciles. A la salida, yo era maestro y me tuve que ir a trabajar en una rotisería, e ir a vivir a Montevideo porque acá no iba a conseguir trabajo. Hasta que volvió la democracia, y me pude reintegrar al magisterio. Pero fueron 10, 11 años donde no pude ejercer para lo que había estudiado. Y eso también repercutió en mi carrera de futuro, porque al perder 10 años de antigüedad también perdí oportunidades de presentarte a concursos y demás. Pero desde el punto de vista personal, totalmente superado. Siempre supe, siempre tuve conciencia de lo que era una dictadura militar y de lo que es el fascismo. Entonces mi papel era luchar contra eso, y luchar por la vuelta a la democracia. ¿Hay expectativas de que se siga avanzando en la justicia con los casos que quedan todavía por denunciar, los que ya están denunciados y que están a espera? La justicia va muy lenta evidentemente, la gente esta ya es muy vieja y la mayoría van a morir impunes. Pero lo importante, cómo te decía antes, es la verdad histórica. Vemos el caso de España que han pasado años y años, y siguen buscando restos. Acá va a pasar lo mismo. Yo estoy tranquilo -ya estoy en una edad que estoy viendo el final de mi vida-, pero estoy muy tranquilo. Tengo 72 y veo que la juventud ha agarrado la posta. Esta gente de la Intersocial que es la que se ha movilizado y la que nos ha acompañado en todo el camino, es fabulosa, y esa es la tranquilidad de todos los veteranos nuestros. Jueza María Elbia Merlo: “Son temas sensibles que tienen que ver con momentos muy difíciles del país" Hay un antecedente, creo que el jugado letrado de Canelones, creo que tipificó también delito de torturas, y consideré que en realidad era lo que correspondía porque se discutió el tema, porque se debatió y porque estamos hablando de delitos de lesa humanidad, claramente. Eso es lo que digo en la sentencia, básicamente”, afirmó la magistrada Merlo. Son temas sensibles que tienen que ver con momentos muy difíciles del país. Está bueno que todavía hay quienes quieran acudir a la justicia y que la respuesta de la justicia sea acorde a lo que pretenden. Fotos: Antimafia Dos Mil |
PRIMER JUICIO ORAL Y PÚBLICO EN SAN JOSÉ A REPRESORES, NO DIO LUGAR AL PÚBLICO
- Victoria Camboni
- DERECHOS HUMANOS