Sábado 18 Mayo 2024
Los jóvenes de Our Voice recorrieron la memoria de la ex ESMA en la Avenida Libertador

Por Alejandro Diaz-29 de marzo de 2022

“Cuando el coche se detuvo, me sacan y me hacen descender por una escalera. Me entran a una habitación que llamaban ‘huevera’, que era la sala de torturas y la llamaban así porque estaba toda forrada con envases de huevos. Me ordenaron que me desnudara y luego de atarme los tobillos y las muñecas a ambos extremos de una cama sobre la que había un colchón de goma espuma, me ataron un cablecito a un dedo del pie derecho y comenzaron a picanearme y a golpearme. Fui torturado permanentemente, salvo en momentos en que era llevado al baño, hasta aproximadamente las once de la mañana del día siguiente”.

Estas son las palabras de Víctor Melchor Basterra, las cuales forman parte del testimonio que presentó ante la justicia, en el marco de la investigación por los crímenes de lesa humanidad cometidos dentro del predio de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde funcionó uno de los principales Centros Clandestinos de Detención durante la etapa militar de la dictadura cívico, empresarial y eclesiástica. Basterra, estando detenido en la ESMA (desde 1979 hasta 1983), cumplía labores bajo apremios como obrero gráfico, falsificando documentación que era utilizada por los agentes de inteligencia. Esto le permitió juntar un considerable registro fotográfico de cientos de detenidos y decenas de represores, que junto a su frondosa memoria pudieron dar forma a un archivo esencial para el desarrollo de los juicios contra el terrorismo de Estado, y en particular con el sistema de secuestros, torturas, violaciones, asesinatos y desaparición de personas, desarrollados desde la ESMA. Atrocidades que incluyeron incineración de cuerpos, fosas clandestinas y los infames vuelos de la muerte.

Dentro de su amplio testimonio, Basterra, reconstruye con pequeños detalles rostros e identidades. Cuenta, por ejemplo, sobre un grupo de unas ocho personas que llegaron en octubre del 79: “Permanecieron en Capucha alrededor de una semana. Entre ellos había una señora que tenía várices en las piernas, por lo que deduzco que era de avanzada edad y vestía ropas humildes”. Muchos de los detenidos fueron identificados por detalles mínimos, que eran captados en un descuido de los represores, en una pasada, en un momento en que el vendaje se corría al caer contra el piso. Cientos de personas fueron reconocidas solo por su tono de voz, por un apodo, por el circuito de torturas que habían transitado o por las fechas en que transitaron aquellos salvajes lugares. Cientos de detalles quedaron grabados a fuego en la memoria de aquellos que sobrevivieron.

Esta es una de las tantas historias que recorrimos junto a los jóvenes del Movimiento Cultural Internacional Our Voice, durante las jornadas que pudimos visitar lo que alguna vez fuera el Centro Clandestino de Detención más grande de la Argentina, en el marco de un nuevo 24M, fecha en que se conmemora el golpe de Estado de 1976. Hoy, y desde hace más de una década, este predio de 17 hectáreas, se ha transformado en un colosal proyecto dedicado a los derechos humanos. Espacio Memoria (ex ESMA), alberga a numerosas organizaciones sociales, como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y dependencias esenciales como el Equipo Argentino de Antropología Forense, que día a día, se aboca a plasmar una memoria viva, activa, junto con las decenas y centenas de jóvenes que por allí transitan a diario.

El predio fue puesto a disposición social y cultural en el 2004, durante la presidencia de Néstor Kirchner, dentro de un macro proyecto de “democratización” de las Fuerzas Armadas. Entre algunas de las hipótesis de trabajo, se encontraba la de compartir el espacio entre los organismos de derechos humanos y los miembros de la Armada, pero desde las castas militares se rechazó profundamente el proyecto. Por tal motivo la Armada abandono el lugar, no sin antes intentar destruir y ocultar información sensible y significativa.

ESMA donde quisieron sembrar muerte florecio vida 2

Pero esto no pudo frenar los importantes avances que se han ido consolidando en decenas de fallos y sentencias, pese a que aún hay mucho camino por recorrer, pese a que aún quedan muchas identidades por restituir, y pese a que aún quedan muchos responsables sueltos. En este sentido, las muestras, exhibiciones artísticas y visitas guiadas, no se limitan solo a describir los horrores de lo que fue sin lugar a dudas un sitio de exterminio, sino que además contextualizan los hechos, para poder comprender los marcos sociales, políticos y empresariales que sirvieron (y sirven) de sustento a una lógica de violencia que de otra manera parecería inexplicable.

En uno de los edificios, dedicado a la memoria de Haroldo Conti, hay una muestra permanente bajo la premisa “Causa Ford: una victoria de lxs trabajadorxs”. En el centro de la escena se exhibe un vehículo Ford Falcon, desfragmentado y suspendido en el aire, de manera tal que nada dentro de él queda oculto. Este automóvil, fue un símbolo de la etapa militar de la dictadura y de la represión. Miles viajaron dentro de sus espesas chapas, luego de los secuestros, para ser trasladados a los Centros Clandestinos de Detención.

La Causa Ford, en tanto, es una de las instancias judiciales donde se pudo comprobar científicamente la necesaria participación de los empresarios en los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la etapa militar de la dictadura. Tres directivos de Ford Argentina fueron condenados por los crímenes cometidos contra 24 obreros de la planta de Ford en General Pacheco, los cuales fueron secuestrados y torturados dentro del predio de la fábrica, y como se constata en la sentencia, la lista con sus nombres fue confeccionada por los propios directivos. Otros empresarios y empresas, como los del Ingenio Ledesma, la empresa de transportes la Veloz del Norte, la automotriz Mercedes Benz, las metalúrgicas Acindar y Dalmine Siderca (perteneciente al Grupo Techint), entre otras, son investigados por su participación y responsabilidad, no solo en los crímenes de lesa humanidad cometidos, sino también, en los delitos financieros y políticos que fueron en definitiva, la verdadera razón de la violencia sistematizada y generalizada.

Más de 5 mil personas estuvieron en la ex ESMA bajo la condición de detenidos desaparecidos. Más de 5 mil personas que resisten el olvido en fracciones de recuerdos. Más de 5000 personas que esperan sean esclarecidos los hechos y circunstancias que atravesaron hasta su final destino. Más de 5 mil identidades que se transformaron en ejemplos y a la vez en educadores. Más de 5000 identidades que sirven a los jóvenes de reflejo para, a partir de experiencias compartidas, aprender a auto reconocerse, y también a identificarse.

En los ojos de los jóvenes hay tristezas y alegrías concentradas en un mismo gesto. Recogidos y ensimismados, cientos de preguntas los atraviesan. Un cierto desconsuelo y desolación los invade, hasta que sienten la mirada del compañero, la palmada de la compañera, un cuerpo que respira junto al suyo, y entonces las tinieblas se desvanecen, y las pesadillas ceden ante un futuro inminente.

Quizás no sea posible recuperar las semillas, pero los frutos están a la vista.

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*Fotos: Antimafia Dos Mil