06GiovanniFalconeIntrnacionalElPaisComGIOVANNI FALCONE, HOY
Por Jean Georges Almendras

Considerado como el enemigo numero uno de Cosa Nostra, tras haber instruido el maxi proceso mafioso de los años 80, el juez Giovanni Falcone pagó con su vida haber hecho temblar los cimientos de la mafia siciliana, luego de casi cien años de impunidad. Han transcurrido ya 21 años del momento en que Falcone moría junto a su esposa –Francesca Morvillo- y tres de sus cinco escoltas al explotar una poderosa bomba bajo su automóvil, en la zona de Capaci, sobre una carretera que unía Palermo y el aeropuerto local, que hoy lleva el nombre del magistrado. Cuatro capos mafiosos fueron sentenciados a prisión por este magnicidio. Pero el fenómeno mafioso sigue alojado en el alma del siciliano del 2013, bajo formas, ropajes y circunstancias diferentes. Pero siempre, inevitablemente, enquistado en la democracia, y por si fuera poco, en el Estado italiano, en su poder político y en su poder económico.

¿Ha sido en vano la muerte del Juez antimafia Giovanni Falcone, el día 23 de mayo de 1992? No creo. ¿Ha sido igualmente en vano la muerte del Juez antimafia Paolo Borsellino, el 19 de julio de ese  mismo año, en Vía D Amelio? Tampoco lo creo. Su sangre derramada, como la de otros magistrados, fiscales, policías, sacerdotes, periodistas y ciudadanos,  en todo lo que la historia de la mafia nos permite ver, tampoco ha sido en vano.

El mafioso ha cambiado sus ropajes. En alguna medida ha cambiado sus costumbres. Ha cambiado algunas de sus metodologías. Pero el mafioso, en esencia, en poder destructivo, es el mismo de hace 100 años. Tiene el poder, que ahora al económico se suma  el poder político y el gubernamental. Sigue siendo más dañino, porque esta amparado en los mantos de impunidad que le dan sus relaciones políticas. Sigue siendo más dañino, no solo en Sicilia, sino además –y como lo ha sido también hace años, en otras regiones de Italia- en otras partes del mundo, porque el mal se ha extendido. El crimen organizado se ha organizado aún más. Y los que no somos mafiosos, parecería que nos hemos organizado menos. Puede ser, que en algunos casos nos hayamos visto desorientados, pero en otros no me parece.

01EscenariodelcrimenAbsolutitaliaComDespués de las masacres de Capaci y Vía Damelio, los magistrados de Sicilia, amén de las hipocresías propias del ambiente judicial, pese a tanto dolor e impotencia  a raíz de los asesinatos, se comenzó a transitar por el sendero que llevaría a dar el castigo a los culpables: si acaso a los rostros visibles de ese poder oculto alojado en una tierra bellísima, por años teñida en sangre. Entonces, sobrevinieron las capturas de los mafiosos asesinos: Giovanni Brusca, quien activó el pulsador para detonar los explosivos colocados bajo la carretera, en Capaci; Leoluca Bagarella, Salvatore “Toto” Riina y Bernardo Provenzano, que organizaron y ordenaron el asesinato. Brusca se transformó en un arrepentido  y fue condenado a 24 años de cárcel; sus otros tres pares están en prisión y sobre ellos pesa una condena de cadena perpetua. Pero el fenómeno mafioso vive aún. Se manifiesta de múltiples maneras. Porque es un fenómeno humano. Es una creación humana.

Quienes estamos vinculados estrechamente con la lucha antimafiosa, en el Uruguay o en Italia, como periodistas se nos hace obligación ética, recordar a Falcone y a Borselllino, no solo cada 23 de mayo,  sino imperiosamente todos los días del año. Es una cuestión de principios. Es una cuestión de conciencia. Una conciencia que nos hace desbordar de impotencia al ver cómo ese fenómeno mafioso sigue enquistado en Italia, como un cáncer implacable. Porque el Estado  no va de la mano con los jueces antimafia .En el ayer se sacó del medio a Falcone y a Borselllino –destrozándolos con explosivos- porque estos estaban desmantelando una red mafiosa y  una montaña de corrupción y deterioro dentro mismo del Estado, con los servicios secretos incluidos, todos en estrecho vínculo con los “hombres de honor” de Cosa Nostra. Hoy, ese Estado italiano transita sobre el pretil de un abismo que perfectamente puede transformarlo en uno de los baluartes de la mafia sentada en el trono de la democracia del tercer milenio. Una democracia aparente. Donde a los jueces no se los hace explotar como a Falcone y a Borsellino, sino que sencillamente se los mata civilmente, se los degrada, se los difama y se los olvida. Un amigo nuestro, el Procurador Antonio Ingroia –con quien personalmente he dialogado muchas veces, en Palermo y en la república Argentina- ha vivido en carne propia ese olvido, esa indiferencia, de un Estado italiano cada vez más pusilánime.

2PensandoGiovanniFalconeBalaRojaBlogsPotComEntonces todo se reduce al grado de conciencia que la humanidad vaya logrando para nuevamente retomar el tren de la antimafia, como forma de vida. Será la única manera para no ceder a la corrupción. Para no ceder al fenómeno mafioso. Fenómeno que hace estragos en el Uruguay, en la Argentina, en el Brasil, y en tantos países más del globo. Fenómeno mafioso que hace gala de sus capitales financieros y de sus redes políticas para someter a los pueblos, perfectamente como una forma de terrorismo del tercer milenio.

No queremos ver a nuestros hijos contaminados por ese terrorismo. No lo queremos. Entonces, luchamos contra el crimen organizado, que está vestido con el traje de etiqueta que las democracias se han empeñado en dárselo con los brindis de la política y de las conveniencias partidarias.

Giovanni Falcone estamos abrazados a tu lucha. A tu aliento. A tu inteligencia. A tu disciplina. A tu espíritu. A tu corazón. A tu martirio. A tus enseñanzas.  Giovanni Falcone, te acompañamos, junto a Paolo Borsellino, tu hermano en el espíritu que siguió tus mismos pasos.  Giovanni Falcone, hoy.-

03GiovanniBruscaAztecaNoticiasComMx