ALFREDO COSPITO, EL ANARQUISTA "REVOLUCIONARIO" QUE PACTA CON LA MAFIA
- Érika Pais
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Un revolucionario lucha por su pueblo, lucha contra el sometimiento, el abuso, la explotación, lucha por una sociedad igualitaria y feliz. Al menos los revolucionarios de los pobres, de los oprimidos lo hacen por estas razones. Revolucionario se es desde la cuna hasta el cajón. Luchamos contra el sistema, contra el statu quo, contra el oligarca, contra el capital financiero; luchamos contra el hambre, la pobreza, la desnutrición, la muerte. Luchamos siendo libres, estando presos, estando moribundos, luchamos con consciencia de libertad para los demás, para el prójimo, para todos. Alfredo Cospito se presenta como un revolucionario, como un luchador, como uno de esos que no temen a las balas y al fuego, como un anarquista. Enfrentó al Estado Italiano como su conciencia le decía de hacerlo, vaya que entendemos que hay una parte desviada del estado ítalo romano que merece mucha lucha en contra, mucho enfrentamiento, mucho golpe, mucha letra, mucha resistencia. Pero Alfredo cayó en las redes de su propio accionar y de sus decisiones y acciones, en un sistema de Justicia por el que fue juzgado, procesado, sentenciado y encarcelado, considerado terrorista. Él no se calló, continuó autoproclamándose anarquista y exigiendo no ser considerado terrorista, por los atentados cometidos… No juzgamos a Alfredo por ser anarquista, expresar nuestro libre pensamiento es un derecho porque el que damos la vida, pero en esta lucha revolucionaria, ideológica, dividida, no por el deseo de felicidad social, sino por aquello de la metodología en la lucha, Alfredo, se entrecruzó entre dos luchas, dos caminos. Se cruzó con aquello que sentencia que de todo mal surge un bien…Pero si los valores se dan vuelta, un mal puede ser un bien alcanzado por otro revolucionario y un bien puede ser el uso que un opresor, un mafioso y este podría hacer de eso un logro. Y aquí me detengo juzgando: ¿cuál debería ser la última lucha del anarquista Alfredo Cospito? Nos demostró ser un resistente, un revolucionario…aquel que lucha contra el sistema a consciencia, pero consciente de que, si pierde, ¿ese mismo sistema contra el que lucha lo juzgará? No, Alfredo Cospito, para evitar el 41 Bis pactó con la mafia; el anarquismo pactó con la mafia, y se dejó condicionar por ella. Moralmente, históricamente, honestamente y conscientemente el Anarquismo no puede negar, que antes de Alfredo Cospito hubo Falcones, Borsellinos, Dalla Chiessas y tantos otros que lucharon desde dentro del sistema mismo, logrando vencer pequeñas batallas y fueron asesinados, por estos mismos perversos mafiosos que hoy infiltran el movimiento anarquista. Estos mártires también son apoyados por el pueblo, el mismo que hoy apoya, engañados, a Alfredo. El 41 bis fue ideado, pensado, luchado, escrito por grandes personalidades, y le ha costado la vida a grandes hombres que luchaban contra el vértice de ese sistema capitalista de poder que gobierna, no solo Italia, sino que se ha expandido al mundo entero y también en América Latina. Hombres, jueces, políticos, periodistas, militantes, anarquistas, eran asesinados por la mafia mientras en Sudamérica, películas como El Padrino o series como Los Sopranos nos invitaban a enamorarnos de estos “justicieros” ilusionistas que poco a poco penetraban en nuestros Estados, mientras celebrábamos que la mafia le daba de comer a los pobres. El 41Bis fue una victoria en la pequeña batalla contra el avance de esa mafia, la misma que nos pintan románticamente, pero que hoy es la que dicta leyes y decretos en América Latina y el mundo entero. El 41 Bis quizás no es justo para Alfredo Cospito y esa debería de ser su lucha, demostrar que para sus acciones no corresponde ser aplicado, demostrar que no es un terrorista, pero ¿si pactas con la mafia cómo debería de ser considerado? Por otro lado, el 41 bis, es justo para ese tenue y débil intento que se está haciendo frente al silencio absoluto de la prensa internacional, en la lucha contra ese poder oculto que lentamente se ha infiltrado en los gobiernos de Latinoamérica, por intereses, pero peor aún, en nuestras luchas militantes por ignorancia. Alfredo, si en realidad eres víctima del sistema, de una injusticia, como revolucionaria te pregunto: ¿Tu juicio y cárcel vale más que todo el sistema mafioso que podemos contrarrestar? Si con el 41 bis podemos detener el narcotráfico, golpes de estado, multinacionales mafiosas, si podemos, por lo menos soñar con que dentro de este sistema de mierda, existe una mínima ley que busca por lo menos detener las muertes de niños, la destitución de presidentes justos en Sudamérica, la influencia de la mafia de la mano de los grandes capitales financieros en las decisiones de Estado ¿Tú no estarías dispuesto a morir por ello? Ok. Entonces hablemos de otro tipo de revolución, de aquella que se mancha de la sangre de los únicos operadores sociales justos, que se llena del hambre de los inocentes, que utiliza las ideas para arrastrar a un pueblo y hace pactos a espaldas de ese pueblo. Pero, sobre todo, hablemos sobre el precio que tú le has dado a tu vida y libertad, de acuerdo a la lucha que has realizado. ¡Anarquistas no se olviden de Portella della Ginestra, no enloden la sangre de sus propios mártires! Seamos claros. Foto: Antimafia Duemila . Artículos relacionados |