Por Jean Georges Almendras, desde Marsala, Sicilia-30 de julio de 2022

“En general, no se encuentra la verdad sobre fenómenos tan complejos, si la política no quiere encontrarla. Y sobre todo, si la política se mueve como un obstáculo a las investigaciones del poder judicial” ha sido una de las reflexiones más oportunas y directas, sobre el relacionamiento entre la justicia y la polítíca, del Consejero Togado (del Consejo Superior de la Magistratura) Nino Di Matteo, en el diálogo que mantuvo con Antimafia Dos Mil, instantes antes de que subiese al escenario del Complejo Municipal San Pietro, de la ciudad de Marsala en Sicilia, para presentar el libro “Los enemigos de la justicia” cuya autoría -como entrevistado- comparte con el periodista y escritor Saverio Lodato.

Nino Di Matteo nos habla -sin cortapizas- sobre los vínculos, en nuestros días, que conciernen a los operadores de la justicia, con la diversidad de tonalidades o comportamientos de quienes integran el sistema político, dentro de un contexto italiano, en el que una reforma de la justicia (de la Ministra Cartabia) viene crispando los nervios de todos quienes entendemos que dicha medida, no es ni más ni menos que un firme, tendencioso  (funcional para la lógica mafiosa) y nada óptimo paso para obstaculizar la labor de los magistrados italianos honestos, no solo respecto a su cotidianidad de lucha antimafiosa, sino que además -por añanidura- respecto a su accionar como ciudadanos libres dentro de una sociedad que se define como democrática.

Hoy por hoy en Italia reinan tensiones que no podemos disimular, cuando se habla de justicia y de mafia, porque la malignididad o las desviaciones dentro de las instituciones ya son moneda corriente, y hacen que ese mal instalado en las entrañas mismas del Estado italiano, sea desafortunadamente ya un mal crónico.

En Marsala, Sicilia, ese hombre que se llama Nino Di Matteo, emblemático de la antimafia por excelencia y por acción, y porque además grita en el desierto donde reina la injusticia, la intolerancia, la envidia y la infamia institucional, una vez más se acerca al público, o mejor dicho el público se acerca a él, para comprenderlo de primera mano, viéndolo y escuchándolo, en lo que le concierne, es decir en el quehacer del valor justicia, desde su trabajo diario y desde sus ideas; y desde su calidad humana. Porque Nino Di Mateo es un trabajador de la justicia, no es un retórico, ni mucho menos un teórico. Ni tampoco un académico de las avenidas o de las vitrinas. Y ni mucho menos un hombre de las pasarelas. Nino Di Mateo hace honor a su profesión de magistrado, que abrazara apenas un año antes de los estragos de Capaci y D’Amelio, donde algunos de sus referentes de aquellos jóvenes años, como Giovanni Falcone y Paolo Borsellino,  antes de su muerte, fueron su sustento y su espejo para seguir adelante en la titánica tarea de aplicar justicia y de hacer parte de una antimafia, hasta nuestros días.

Hoy, transcurridos ya los años y los días, y las vivencias y las luchas, Nino Di Mateo se mira a sí mismo y no flaquea, más bien, se energiza de quienes  hablan en su mismo lenguaje (y hasta de quienes piensan en contrario)  y se le acercan para seguir en el desierto de los que creen en el valor justicia, pero más aún,  de los que creen en la verdad. De los que creen que la verdad, saldrá siempre triunfante. Sencillamente porque se trata de la verdad y no de  la mentira. La mentira que se agazapa y roba espacios a las esperanzas de los hombres. En contraposición de los hombres y las mujeres, que todavía se sienten honestos y viven la honestidad, trabajando al servicio de la comunidad, y no para beneficio propio, convencidos de que se debe hacer justicia, exclusivamente para trascender por la justicia en sí misma, y no por los protagonismos, las loas personales, las burocratizaciones, las jerarquizaciones y los puntajes de sus superiores o las necesidades frívolas de las instituciones, que dan siempre las espaldas, a las verdades y a la justicia, aunque parezca todo lo contrario.

Nino Di Mateo nos escucha y nos habla blindado; se sabe amenazado por la muerte; se sabe circundado de los deseos criminales de quienes viven bajo la lógica y la familia mafiosa; y bajo las sombras de un Estado dudoso. Nino Di Matteo, no se amilana por esas sombras y sigue su camino, respondiéndonos, antes de hablar en público, sobre un libro que lo analtece, pero que también lo reconoce, lo mima, lo alienta y lo fortalece, para no bajar los brazos.

Porque soy sudamericano le pregunto por la realidad criminal, del Continente allende el Atlántico. Y porque él no está indiferente, a ese Continente, da una respuesta. Da una apreciación. Da su visión profunda sobre una realidad no menos profunda, que le concierne a nivel personal y a nivel de la magistratura italiana.  

“Me permito de expresarme a nivel personal, y no solamente a nivel personal sino también a nivel de tantos otros magistrados con los cuales hemos hablado, preocupados por la situación que se da en Sudamérica. Mi más grande solidaridad, verdadera, humana, profunda, hacia los magistrados, policías, periodistas, ciudadanos quizás, que están tratando de oponerse a los poderes de los cárteles criminales en Sudamérica. Vivimos desde lejos una situación que nos recuerda mucho a aquella de Sicilia y de Italia de los años 80 y 90, y pensamos con gran preocupación que incluso esto que ha sucedido recientemente con el homicidio del colega  (Pecci), en particular,  sea cada vez más el fruto de una criminalidad mafiosa que ha asumido un carácter de transnacionalidad , porque hoy aquí  también la mafia se mueve en una suerte de sistema criminal integrado;  lo que al principio era una colaboración ocasional, sectorial, se está transformando probablemente en un pacto estable de recíproca protección y sobre todo de recíproca colaboración criminal”.

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*Foto de portada: © Deb Photo