"Asesinados, Traicionados, Olvidados. 57 días después de Falcone: Paolo Borsellino".

Conferencia de Antimafia Duemila en Parco de Villa Filippina

“Si logramos despertar la conciencia de todos los jóvenes podremos vencer esta batalla”

Por Jean Georges Almendras, desde Palermo, Sicilia-20 de julio de 2022

La última vez que tuve la oportunidad de hablar con el magistrado del pool antimafia de Palermo, Antonio Ingroia, entrevistándolo vía Skype, fue cuando él se encontraba en Ecuador, como veedor en el juicio contra el ex presidente Rafael Correa. De eso ya algunos años, pero no muchos. Ya previamente, tuve otras oportunidades para encuentros personales, en Palermo -junto a Lorenzo Baldo y Giorgio Bongiovanni, jefe de redacción y director de Antimafia Duemiula, respectivamente- a comienzos del 2000, y también en años siguientes cuando Ingroia viajó a la Argentina junto al magistrado Leonardo Guarnota, para participar de un Congreso Antimafia organizado por Duemila en la ciudad de Rosario. Ambos magistrados, en aquellos momentos estaban bajo amenaza de muerte desde filas de Cosa Nostra, de ahí que vivían literalmente blindados, y protegidos por escoltas, y sin la capacidad de hacer su privada, con la soltura de cualquier ciudadano. Ambos, eran personalidades históricas de un tiempo en extremo violento en Palermo, donde la guerra promovida por Cosa Nostra se traducía en constantes episodios de violencia, dentro de la capital siciliana y en la región de La Calabria. Hoy, ambos magistrados, aunque alejados de la función pública, siguen estrechamente ligados a la lucha antimafia. Me consta significar, además, que Antonio Ingroia, es, por lo tanto, un referente histórico por excelencia, porque incluso tuvo la oportunidad de ser un estrecho colaborador de Paolo Borsellino, hasta el momento mismo del atentado del 19 de julio de 1992. Momento de inflexión en Italia, de una etapa brutal, de sangre, plomo y explosivos.

Vivimos días en que las investigaciones sobre la Tratativa Estado-Mafia siguen sumergidas en las profundas aguas de la abulia estatal institucional -del Estado y de la Justicia, con algunas excepciones muy bien definidas- razón por la cual, encarar ese aspecto con Ingroia nos resultó sumamente oportuno, en particular, porque treinta años después de ese luctuoso episodio de Vía D’Amelio, la verdad parece haberse esfumado a la vista de todos, una vez más.

Inmediatamente después del evento de Parco de Villa Filippina intercepté a Ingroia para saludarlo y arrancarle pensamientos, ideas y pareceres. Si acaso una visión suya que, hoy, tengo la certeza, no nos pasa inadvertida, porque apunta a revelar verdades y no a ser complaciente con un sistema que, hablando con claridad, mantuvo y mantiene bajo el marco de la impunidad, al sistema mafioso que hizo parte de los atentados de Vía Capaci, y vía D’Amelio del 92 y del 93, en ciudades de Italia.

Antonio Ingroia, es un histórico de la antimafia en Palermo. Un referente respetable y un combatiente sin igual, funcional a la justicia y a la verdad, como premisa de su vida profesional. Portador de una muy valiosa información, de los tiempos de Magistrado, no hace que sus palabras sean sin sentido.

“Estamos en una etapa difícil de nuestro país -del mundo, incluso- donde existen muchas mentiras, diría que una fábrica de mentiras. Esta fábrica de mentiras, precisamente, con una fuerte complicidad del Estado. La historia de Borsellino es un ejemplo de esto, porque hay un Estado culpable, un Estado que ha aislado a Borsellino, un Estado que, según mi opinión, ha incluso asesinado a Borsellino y que ha despistado entonces la investigación sobre Borsellino. Después, hay otra parte del Estado que ve en Falcone y Borsellino, un modelo, pero este estado prevalentemente no tiene la fuerza, no tiene el poder, porque ha sido sustancialmente desmantelado. ¿Y cuál puede ser la única fuerza? La fuerza del pueblo, porque solo cuando el pueblo hace escuchar su voz en alto en nombre de la verdad, contra la mentira, que pide justicia contra la injusticia, e incluso mejores hombres en el Estado, alcanza el objetivo".

-El pueblo, ¿está preparado para eso?

“Hay una parte de la gente que no está para esto, y por eso aquella parte del pueblo que está más sensibilizada debe hacerse promotora y portadora de verdad y de justicia. Por tanto, hay una buena parte del pueblo que está anestesiado por la fábrica de mentiras, porque la fábrica de mentiras necesita un pueblo distraído, un pueblo al que no se la importa nada de estas cosas”.

-El Estado no tiene salvación, verdaderamente está cooptado por la criminalidad organizada...

“Hoy sí. Hay un sistema que ha cerrado el espacio; la magistratura ha vivido una época en la que debía actuar como contrapeso, pero, la política la ha apresado cada vez más, cada vez más, y ha terminado por doblegarse; los magistrados más dependientes pueden ser forzados a abandonar la magistratura, han sido puestos en un ángulo sin poderes, los magistrados homologados han hecho más carrera, magistrados cercanos a la política y cercanos al poder, y ahora no se puede resolver el problema dentro de la institución, debe resolverse sólo con un cambio de la institución”.

-Los jóvenes... la confianza...

“Los jóvenes, incluso aquellos de una generación que no ha vivido la época, tienen a Falcone y a Borsellino como referentes, como modelo; y nosotros debemos explicarles que los jóvenes no deben limitarse a admirar como si fuesen santos, a aquellos hombres, sino tratar de aprender de ellos los valores, el empeño, la intransigencia, el hecho de no ceder nunca a los compromisos y de ser activos en primera persona. Si logramos despertar la conciencia de todos estos jóvenes podremos vencer esta batalla".

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*Foto de portada: Davide de Bari