En su primer día de trabajo tuvo el tupé de rendir “homenaje a los caídos en contra de la mafia”

Por Jean Georges Almendras, desde Palermo, Sicilia-21 de junio de 2022

Luciendo un muy elegante traje oscuro, Roberto Lagalla descendió del auto oficial para cumplir con algo que recientemente había anunciado en su campaña política de cara a las elecciones municipales: rendir homenaje a los caídos en contra de la mafia, en el monumento a los mártires de la mafia, que se encuentra en una plaza situada donde termina la avenida Cavour, en la rambla portuaria, distante no menos de siete cuadras del centro mismo de Palermo. El flamante alcalde, rodeado de sus secretarios, y allegados, y de una sutil guardia pretoriana de escoltas de la Policía local y de Carabinieri (que ya lapso antes habían aislado el sector) puso proa al memorial ( consistente en enormes hierros literalmente enclavados en el centro del paseo público, que está rodeado de un enrejado protector) dando rápidos pasos sobre un césped prolijamente cortado (recientemente) para situarse frente por frente a una ofrenda floral que fuera colocada solemnemente, como parte de un ritual protocolar, e hipócrita, por excelencia, si se me permite decirlo, habida cuenta de su perfil archi conocido dentro y fuera de los límites palermitanos.

En paralelo, a escasos 30 metros, fuera del perímetro de la plaza, una veintena de jóvenes del Movimiento Culltural Our Voice están allí portando una pancarta, que de hecho Lagalla la leyó y la observó, al momento mismo de su llegada. Una pancarta que resumía una realidad, que no ha sido nunca, ni disimulada, ni ocultada por los jóvenes del Movimiento. Una pancarta que lo señalaba a la vista pública como un hombre funcional a la mafia, ya desde el vamos de su vida como político y ahora, desafortunadamente, como alcalde.

“Sindaco Lagalla prima di conmemorare le vittime di Mafia si distacchi dagli uomini condannati per fatti di mafia”

(“Alcalde Lagalla antes de conmemorar a las víctimas de mafia aléjese de los hombres condenados por hechos de mafia”)

No se trata de una pancarta tomada al azar. Ni muchos menos inventada. Se trata de una de las más resonantes y vergonzosas verdades lanzadas al rostro de un personaje que no solo ha cultivado su cercanía con los hombres de mafia condenados por la justicia, sino que además es una muy sincera expresión de los jóvenes que en el Palermo de hoy confrontan al sistema mafioso, haciendo su arte, militando revolucionariamente contra la mafia en las calles de una ciudad atravesada por el sistema criminal desde hace más 150 años, como artífices de una antimafia urgente y necesaria. Y felizmente, hoy presente.

No se trató de una movilización banal, o sin pies ni cabeza, bajo un sol radiante en la mañana de este martes 21 de junio. Se trató de una muy honrosa y valerosa confrontación al sistema mafioso, en el marco de lo que entendemos, fue un verdadero atentado a la memoria de los caídos por la mafia (y a la lucha antimafiosa de hoy) que parte desde la figura máxima de una institución, que lleva a cabo, con magistral hipocresía, un homenaje, que nos resulta bochornoso, viniendo de quien viene, lo que no es un detalle nada menor.

Instantes antes de la llegada de Lagalla a la Plaza XII Víctimas, ya uno de los voceros de Our Voice, Jamil El Sadi, en diálogo con el periodismo local había dicho lo siguiente: “No ha tomado nunca distancia de estos personajes. No es posible que personajes como Cuffaro y Dell’ Utri condenados por mafia, gestionen el hecho político y el poder en Sicilia. La cuestión moral es una cuestión política".

La maravillosa hipocresia del alcalde de Palermo 2

Momentos después, el protocolo de Lagalla se fue cumpliendo rigurosamente. El flamante alcalde, luciendo la banda cívica cruzada sobre su pecho se paró frente al memorial, hizo silencio, se persignó y con cara de circunstancia aguardo que los reporteros gráficos cumplieran con su trabajo. Una solemnidad cuasi sacral, en todo sentido, para cualquier ciudadano o turista que la observase, a la distancia. Pero para nosotros, que conocemos su historia y además estábamos allí, fue una hipocresía mayúscula.

La maravillosa hipocresia del alcalde de Palermo 3

Acto seguido el periodismo presente lo abordó, pero por muy breve lapso; al menos así ya se había acordado con quienes supervisaban el acto público; un acto que fue monitoreado por la autoridad policial y la del alcalde, al punto que estuvimos a punto de quedarnos fuera de la plaza, porque no éramos periodistas conocidos, por ser extranjero, situación que pudo ser superada tras intervenir el Jefe de Redacción de Antimafia Duemila, que pudo destrabar mi exclusión, fruto de las conversaciones con la autoridad policial, no sin antes se me registrara mi carné de prensa y mi pasaporte. Una libertad de expresión, vapuleada, siendo que estábamos todos en un espacio público. Pero en esa mañana, ese preciso lugar de Palermo, se transformó en una zona de exclusión; y más bien parecía un espacio privado: el de Roberto Lagalla que no admitió dialogo profundo con el periodismo presente. Porque lo que hizo, fue más bien una declaración, en la que no pudo hacer a un costado, la pancarta del Movimiento Our Voice.

“Es un acto de deber que espero sirva para cerrar definitivamente un capítulo que ha envenenado dolorosamente la campaña electoral. Ahora es el momento de actuar y demostrar de manera incuestionable la tensión ciudadana y el compromiso con la legalidad de este nuevo gobierno de la ciudad”.

“Estamos en democracia y la expresión civil de opiniones en normal. Todos pueden expresar libremente sus pensamientos. Respeto la opinión de todos. Es evidente y no hace falta demostrarlo, que, para nosotros, a nivel de la legalidad y de lucha contra la mafia, no da un paso atrás”.

De las palabras a los hechos, hay una distancia abismal. La grieta es enorme. Como enorme ha sido la movilización, cuyo punto máximo de ebullición militante se vivió en los minutos posteriores.

Roberto Lagalla, dejó a los periodistas a sus espaldas y desandando el camino que hiciera anteriormente. Fue avanzando, y en la medida que fue llegando al vehículo oficial las verdades de los jóvenes comenzaron a fluir, implacables, precisamente porque “estamos en democracia y la expresión civil de opiniones es normal”.

La maravillosa hipocresia del alcalde de Palermo 4

Entonces, siendo así, Lagalla, no atinó a queja alguna, pero tampoco aceptó el desafío de asumir la crítica, el pensamiento opuesto, la verdad de los jóvenes de Palermo, y hasta su pedido de que hablara con ellos. El flamante alcalde los miró, musitó unas palabras y rápidamente ascendió al automóvil, al son de una consigna que le fue lanzada a gritos. Que fue la música que lo fue acompañando en su veloz retirada.

-¡¡¡¡Fuera la mafia del Estado!!! Fuera, la mafia del Estado.

No hubo automovilista, transportista, ciclista o ciudadano alguno, que (pasando por allí) no hubiese sentido lo estrepitosa que resultó la despedida de Our Voice, al flamante alcalde en su primer día de trabajo.

¿La presencia del pueblo palermitano? Mas bien diremos, su ausencia. Y de esa ausencia, mejor ni hablar. Palermo sigue su ritmo, con su nuevo alcalde. Como si tal cosa.

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*Foto de portada y restantes: Antimafia Duemila (Davide De Bari) / Antimafia Dos Mil