Presentan el libro de Nino Di Matteo y Saverio Lodato; participaron Scarpinato, Ardita y Petrozzi
 
Por Karim El Sadi, Aaron Pettinari, Luca Grossi, Jamil El Sadi y Marta Capaccioni-Diciembre 2021

En el cine Rouge et Noir de Palermo, una sala abarrotada recibió anoche la primera presentación del libro "Los enemigos de la justicia" (Editorial Rizzoli). Un libro atrevido en el que el magistrado, hoy consejero del Consejo Superior de la Magistratura (CSM), Nino Di Matteo, le cuenta e ilustra de manera cartesiana al periodista y escritor Saverio Lodato su visión de la magistratura constitucional, para luego esbozar los rasgos de quienes define como enemigos de la justicia. Es el último trabajo de Di Matteo y Lodato, surgido tras los escándalos que azotaron al CSM y relatados en el libro (también editado por Rizzoli) de Luca Palamara, protagonista de esos hechos, y debería ser el manual a partir del cual trazar las nuevas líneas para el renacimiento del sistema autónomo de la magistratura y del mundo judicial italiano en general. Con las intervenciones de ilustres ponentes como el consejero del CSM, Sebastiano Ardita, y el procurador general de Palermo, Roberto Scarpinato, los dos autores explicaron al público los motivos que los llevaron a escribir este libro, así como sus ideas sobre el sistema de justicia y las fallas que a lo largo de los años han condicionado su aliento democrático. Junto a ellos, Giorgio Bongiovanni, director de ANTIMAFIADuemila, y Anna Petrozzi, ex jefa de redacción de ANTIMAFIADuemila, abrieron y moderaron la cita. Una velada bajo la bandera de la Constitución que ojalá sea una nueva semilla de legalidad y sentido de Estado para una ciudadanía activa y sensible.

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Di Matteo: "Aprovechemos la crisis de la magistratura para hacer memoria"

Al tomar la palabra y luego de una serie de agradecimientos a colegas, periodistas y al público (el presidente de la Corte de Palermo, Antonio Balsamo, estaba presente en la sala), Nino Di Matteo, explicó los motivos que lo llevaron a escribir este libro. "Este libro llega después de los escándalos de los últimos años y también después de la narración que de esos escándalos hizo uno de sus protagonistas, el Dr. Palamara, en un libro también de denuncia. Esos escándalos no son más que el epílogo inevitable de un largo período de deterioro del sistema judicial. Los magistrados no debemos fingir asombro, sino indignarnos y mantener alta la indignación. Demasiados, incluso dentro del poder judicial, quieren minimizar los hechos para pretender que, una vez que Palamara y algunos otros magistrados involucrados en el asunto del hotel Champagne hayan sido sancionados, el problema estará resuelto", dijo Di Matteo. "Este es uno de los motivos, que no considero al tema resuelto, por el que acepté la propuesta de escribir un libro y responder a las preguntas de Lodato. No podemos seguir fingiendo que no ha pasado nada y creer que lo sucedido es el resultado de la conducta aislada de unas pocas manzanas podridas. Pero sí es el epílogo de un deterioro que ha alimentado al poder judicial a través de la degeneración del sistema actual, a través del arribismo, de la carrera desenfrenada hacia posiciones directivas y semi directivas, a través de una forma de actuación colateral a la política que con demasiada frecuencia ha favorecido decisiones de oportunidad en vez del deber jurídico, y el resultado de la burocratización del rol y de la jerarquización de los cargos, especialmente los de las fiscalías".

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Pero hay otra razón, tan importante como la primera, por la que el magistrado de Palermo decidió hacer oír su voz. "Demasiados, fuera de la magistratura, quieren aprovechar la grave crisis de credibilidad del ordenamiento judicial para saldar cuentas, por un motivo de venganza, contra la magistratura que ha investigado los crímenes del poder, y también por una razón preventiva, es decir, para evitar que estos fenómenos vuelvan a repetirse en el futuro. Y hay una operación que está en la mente de muchos, que es apoyada por los medios de comunicación de una forma muy bien organizada y que en mi opinión va más allá de la perspectiva de ser un teorema infundado". Básicamente, el consejero togado del CSM explicó que "dado que ahora se han demostrado ciertos vicios en el Poder Judicial y en su forma de autogobierno, es preciso hacer creer que esos vicios siempre contaminaron todos los procesos que investigaron los crímenes del poder. Hoy el juego es sutil, pero en mi opinión reconocible, y lo que se pretende es decir 'el poder judicial está impregnado de estas metástasis dentro de su cuerpo, por lo tanto, también lo está todo lo que el poder judicial ha hecho a lo largo del tiempo'". Esto, según Di Matteo, se revela "especialmente en los juicios que involucran al poder en el caso Tangentopoli, a Andreotti, al juicio de Dell’Utri, a la Tratativa, por eso es falso, tiene fallas, es enfermizo. Yo creo que no es así, por el contrario, muchos de esos juicios fueron instruidos y celebrados por las partes más libres y valientes de la magistratura, las que han sido y siguen siendo obstaculizadas por el sistema enfermo que también incluye acciones del poder judicial y su autogobierno".

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Lo cierto, según el autor del libro, "es que son muchos los que quieren aprovechar este momento para crear un golpe gigantesco que borre de la memoria, de la conciencia de los italianos, todo lo que se ha conocido y adquirido gracias a esas investigaciones y a esos procesos en cuanto al conocimiento y conciencia de la criminalidad del poder y a la criminalidad de gran parte de las clases dominantes de este país". Aún respecto a la situación de la magistratura, Di Matteo afirmó que tuvo "en ciertos momentos la sensación de que ésta, en este momento, es como un boxeador contra las cuerdas que simplemente intenta parar los golpes más violentos que se le lanzan, pero sin buscar una verdadera reacción. Este no es momento de hacer silencio, eso es lo que pienso, y debemos reaccionar denunciando sin duda nuestros males. No se puede esconder el sol con una red. Pero también se deben denunciar los peligros de que algunas reformas, incluso a través de la institución del referéndum, transformen definitivamente al Poder Judicial en un poder colateral al poder político", concluyó el magistrado.

Di Matteo: política y lucha antimafia, entre ofensivas a la magistratura y ausencia de responsabilidad política

En su intervención, Nino Di Matteo hizo foco en la política y cómo ésta, a lo largo del tiempo, ha implementado campañas ofensivas contra las togas audaces y cómo ha demostrado que no disfruta de la responsabilidad política que una vez tuvieron, por ejemplo, hombres como Pio La Torre (es célebre su informe en minoría de 1976, que Di Matteo recordó y elogió ante los presentes en la sala).

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"Siempre oímos hablar de la guerra entre el poder judicial y la política -comenzó diciendo Di Matteo- pero nunca existió tal guerra. Al contrario, lo que hubo y hay es una ofensiva muy bien organizada y apoyada, incluso mediáticamente, de un sector transversal de la política con respecto a los magistrados que pretenden ejercer el control de legalidad sobre las modalidades de gestión del poder. Como digo en el libro, la mayor decepción que sentí fue comprobar que esta ofensiva también era y es apoyada por una parte de la magistratura. No hay una guerra entre la política y la magistratura, sino una ofensiva unilateral de cierta parte de la política y cierta parte de la magistratura contra los magistrados que, con su trabajo, quieren encarnar el espíritu constitucional de que la ley es igual para todos. En otras partes de la larga entrevista nos ocupamos en lo que hemos definido como una de las tragedias italianas: la superposición absoluta e instrumental de cada forma de responsabilidad, esto es, ética, deontológica y política con la responsabilidad penal. Como si un comportamiento, o una conducta, que han sido comprobados, solamente fueran relevantes en este país en el caso que esa conducta también sea considerada un delito. Como si la única responsabilidad que este país siente que tiene que hacer valer de vez en cuando fuera la responsabilidad penal. Cuando subimos el listón con nuestras investigaciones al poder, una gran parte de la política nos ataca". "Pero creo -siguió diciendo el magistrado- que básicamente, los jueces y los procesos somos una coartada para no asumir la responsabilidad política por ciertos comportamientos comprobados. Porque siempre se dice 'estamos a la espera de la sentencia definitiva de la magistratura', pero esa sentencia definitiva del orden judicial penal refiere solo a un aspecto, que es el de la existencia y demostrabilidad de un delito, que es algo muy diferente a los hechos que deberían desencadenar, en todos los casos, la responsabilidad política. En nuestro país, en las últimas décadas, la clase política ha retrocedido muchos pasos. Ha decidido que la obligación y el poder de controlar la legalidad y el ejercicio del poder se concentren únicamente en los hombros del poder judicial. Y lo mismo hicieron con la lucha contra la mafia. Hoy, ninguno de los gobiernos que se han sucedido en las últimas décadas, más allá de las palabras, y algunos ni siquiera eso, ha puesto la lucha contra el crimen organizado en lo más alto de su agenda de gobierno".

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A continuación, el magistrado de Palermo se refirió a la muy discutida reforma de la justicia propuesta por la ministra Marta Cartabia. "Se habla y se habla desde hace mucho tiempo, de esta reforma, que se quiso presentar como histórica, de la justicia: la reforma Cartabia. La cual, en mi opinión, y no solo en mi opinión, presenta aspectos de inquietante preocupación. Poco se ha dicho, por ejemplo, del hecho de que por primera vez se está introduciendo un principio por el cual el parlamento, y por tanto las mayorías políticas del momento, deberá dictar los criterios de prioridad en el ejercicio de la acción penal a las fiscalías de la República. A mí me parece un principio que entra en conflicto con las reglas fundamentales de la separación de poderes y que choca con el principio consagrado en nuestra Constitución de la obligatoriedad de la ley penal. Pero tampoco se habla de los procesos que se esfuman en la apelación y en la Corte Suprema, con el mecanismo de no proceder, ajeno en todo momento a nuestra cultura jurídica, una suerte de prescripción procesal para el caso que un proceso no termine en un cierto período de tiempo". Volviendo al problema de la lucha contra la mafia, Di Matteo recordó que "en el primer borrador de la reforma Cartabia, que no creo que sea sólo una creación de la ministra Cartabia, no había ninguna excepción para los juicios por temas de la mafia. Por tanto, sobre todo los juicios mafiosos, que por su complejidad duran más tiempo en el recurso de apelación, se habrían esfumado con el debido respeto a las personas ofendidas, con el debido respeto a quienes se hubieran expuesto denunciando haber sufrido un delito, extorsión, violencia o amenaza y con el debido respeto a los familiares de las víctimas de la mafia. Fue necesario que algunos magistrados antimafia intervinieran con declaraciones públicas para decir cuáles serían las nefastas consecuencias en términos de la lucha contra la mafia. Entonces se hizo una modificación parcial. Ahora bien, el gobierno de la República, la ministra de Justicia, ¿necesitan cada vez (ha sucedido con otros gobiernos) que dos, tres o cuatro magistrados antimafia se expongan para entender que la lucha contra la mafia es un asunto serio? ¿Para no permitirse distracciones de este tipo, asumiendo que sean distracciones?", preguntó el autor del libro.

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Di Matteo: "Es hora que, en cuanto a la legislación antimafia, Europa diga: 'nos lo pide Italia'"

Un último aspecto, abordado por Di Matteo, es la variante europea. "A menudo escuchamos, para justificar el uso de ciertos instrumentos y reformas: 'Europa nos lo pide'", dijo el magistrado. "Sabemos que, en materia de cadena perpetua estricta, una sentencia de la Corte Europea ha marcado sustancialmente el camino, que luego fue seguido por la Corte Constitucional, de la abolición de los impedimentos de la cadena perpetua estricta, y por tanto ha abierto las puertas a la muy concreta y muy inminente posibilidad de que incluso quienes cometieron las masacres para obtener la abolición de la cadena perpetua, y que luego fueron condenados a dicha pena, pronto tengan acceso a la libertad condicional. Más allá de la consecuencia, subrayé dos aspectos en el libro: el primero es que Europa siempre nos pide que reformemos y cambiemos nuestra jurisprudencia, pero de vez en cuando qué lindo sería que en términos de la lucha contra la mafia Europa adoptara reglas y les dijera a los ciudadanos de otros Estados: 'Nos lo pide Italia'. Estamos en presencia de una legislación europea que aún no prevé, en otros Estados, un delito al menos similar al previsto por el art. 416 bis del código penal".

"Estamos en presencia de una situación -explicó- en la que la expansión de las mafias a otros países europeos es también el resultado de las carencias de los otros Estados, sobre todo a nivel de visión legislativa, en la lucha contra las mafias. Porque en ningún caso se adaptan, a pesar de que ahora la mafia también es un problema para ellos, a los que han sido los puntos más avanzados, incluso a nivel político y legislativo, de nuestro sistema italiano".

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Di Matteo:  "Todo cambiará cuando los jóvenes tomen conciencia de que pueden ser el motor del cambio"

El magistrado, a petición del director de ANTIMAFIADuemila, Giorgio Bongiovanni, quien le preguntó si tiene esperanzas en los magistrados jóvenes, cerró su discurso al final de la velada "con esperanza, pero no incondicional" y con un mensaje a las generaciones más jóvenes. "Espero que la magistratura sepa cómo reaccionar", dijo. "Cuento sobre todo con el deseo de los jóvenes magistrados de salir de ciertas lógicas y también cuento con el recuerdo de los magistrados que ya no son jóvenes y que se formaron aquí, en Sicilia, con la ola de actividades del primer pool antimafia, y que entraron, al igual que yo, a la magistratura en el tiempo de las masacres. Hay esperanza, pero la esperanza está sobre todo en los jóvenes que veo hoy en esta sala y que evidentemente viven en medio de una situación en la que, ese es mi miedo, muchos quieren permanecer resignados y sumisos, para que nada cambie. Pero todo puede cambiar solo si se tiene la fuerza, la esperanza y la conciencia de ser el motor del cambio. La presencia de los jóvenes que, también siento en otros momentos, como en los colegios y universidades, es quizás la única esperanza a la que todavía podemos aferrarnos". "No creo -concluyó- que el sistema de poder actualmente en boga, dentro y fuera de la magistratura, tenga la capacidad y la voluntad real de reformarse a sí mismo".

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Saverio Lodato:  "Hay una narrativa falsa sobre la justicia. En Italia, la relación mafia-poder siempre ha estado presente"

La imagen de una Italia como país diferente al resto de Europa, la evolución del fenómeno mafioso, la relación con el poder que ha caracterizado a las mafias desde los albores de la historia y el fastidio del poder cuando siente al descubierto su esencia criminal, son algunos de los temas abordados por el periodista Saverio Lodato, autor con Nino Di Matteo del libro "Los enemigos de la justicia" (Editorial Rizzoli) en su discurso. "Italia -dijo- tiene un historial triste en comparación con muchos estados de la Unión Europea: el hecho de haber tenido, y en el libro el doctor Di Matteo eligió en una respuesta enumerarlos uno por uno con nombres y apellidos, exactamente 28 magistrados asesinados, desde la liberación hasta hoy, por la mafia, por la 'Ndrangheta y por varios tipos de terrorismo. Ningún país de Europa tuvo semejante matanza".

En su discurso, el periodista recordó entonces a Pierre Michel, amigo de Giovanni Falcone, que desde Marsella trabajaba en las investigaciones sobre el refinado de heroína, del opio que venía del triángulo de oro (Birmania, Laos y Tailandia), cuando fueron desmanteladas las refinerías de la costa francesa y llevadas a Sicilia, Palermo.

Otro punto clave a destacar es que "Italia es el único país de Europa que puede presumir de la presencia de al menos tres mafias (Cosa Nostra, 'Ndrangheta y Camorra) que ahora han ocupado todo el territorio nacional. Hoy no hay región italiana donde no se celebren juicios a la mafia, donde no se denuncie la presencia de organizaciones mafiosas y sus numerosas actividades. Un ejemplo es el paraíso terrenal de Emilia-Romagna, ocupado militarmente por una feroz 'Ndrangheta que hace negocios y comete delitos".

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El tercer aspecto es que "la clase política italiana, entre todas las clases políticas europeas, es la que expresa la mayor tasa de ilegalidad y en algunos casos de criminalidad".

Hablando del antagonismo entre política y magistratura, Lodato destacó un aspecto: "Preguntémonos por qué la magistratura ha sido tan odiada en Italia durante cuarenta años. ¿Por qué pasó esto? Porque cuando los miembros de la mafia militar empezaron a ser perseguidos, el poder pensó que la magistratura se estaba desviando. Porque luego iba a investigar a los crímenes del poder. Y por ello se posicionó contra el pool de Palermo. Contra los jueces antimafia y contra los colaboradores de justicia, por temor a que se empezara a hablar de complicidad del poder".

A continuación, Lodato explicó los motivos que lo llevaron, junto con Di Matteo, a escribir un libro sobre la justicia. "Entendimos que la lucha contra la mafia era un pretexto, contado en tono de cuento de hadas a la población. Hoy se ha comprendido que después de intentar saldar las cuentas definitivamente con la antimafia -pensemos en la polémica por la cadena perpetua o lo que se dice a favor de los condenados de la mafia y por delitos mafiosos, y nunca a favor de las víctimas que han pagado por los crímenes de la mafia- ahora es el momento de subir el listón y cuestionar el principio de la cultura de la legalidad. Un principio que aterroriza a todos en el poder. Y no importa si hay muchas personas decentes en el Parlamento que nunca han cometido delitos".

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Otro punto clave es la presencia de tantos abogados en el parlamento. Números que deben hacernos pensar. "Ante una polémica interminable sobre los magistrados que hacen política, se deciden a contar los magistrados en el parlamento y descubrimos que son tres -dijo el periodista- pero nadie nos dice que hay 137 abogados. Y que estos 137 abogados son el 71% de la composición de la Comisión de Justicia en el Senado y el 50% de la composición de la Comisión de Justicia en la Cámara. Es decir, los delitos se ajustan, muy a menudo, según los clientes que se defienden por la mañana, dado que no existe ninguna forma de incompatibilidad entre el trabajo de abogado y el de parlamentario. A los magistrados, en cambio, se les pide que se deshagan de la toga. Lo dicen muchos trombones, los mismos que atacaban a Falcone y Borsellino. Y nadie se toma el tiempo de decirle a la ministra Cartabia que hay demasiados abogados en el Parlamento italiano y que si se quiere luchar contra la mafia hay que poner a Scarpinato, Caselli, Piero Grasso, Di Matteo, Ardita y Giuseppe Lombardo alrededor de una mesa. Hay que elegir lo mejor de este país, en el que tenemos un excelente poder judicial y también contamos con excelentes organizaciones criminales. En cambio, la ministra Cartabia, con aire sabihondo y presumido, sintió que no necesitaba ayuda de nadie. Y por lo tanto los juicios se ven como las carreras de caballos en las que hay que cambiar el reloj de arena del pasado, en el que el tiempo era demasiado largo, al cronómetro moderno, en el que rápidamente se caen los juicios con independencia de los delitos cometidos". Y finalmente concluyó: "En este libro Di Matteo trata de explicar cómo se presenta una falsa narrativa del verdadero problema de la justicia en Italia. De lo contrario, no habríamos tenido decenas y decenas de intentos de reforma por parte de todos los gobiernos. Y no es casualidad que nunca haya habido un gobierno que fuera a fondo en la lucha contra los delitos de cuello blanco, ni siquiera en la lucha contra los típicos mafiosos. Los que disparaban".

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Scarpinato: "En Italia, los delitos de la clase dirigente chocan con la Constitución"

"En el libro, los autores se hacen una pregunta retórica: '¿Hay en Europa (y en el mundo, podría agregar) un país como Italia en el que la cuestión de la justicia ha estado en el centro de un conflicto político muy acalorado durante décadas?' La respuesta es no". Así abrió su discurso Roberto Scarpinato, ex fiscal general de Palermo, durante la presentación del libro. "En Italia -explicó- debido a un tema técnico como la reforma de la prescripción, existe el riesgo de crisis de gobierno porque está en juego la impunidad de sectores relevantes de la clase dirigente". Un fenómeno posible ya que "en Italia, a diferencia de otros países, hay dos factores particulares. El primero es la presencia de una criminalidad de sectores relevantes de la clase dirigente históricamente enraizada, que ha declinado sustancialmente en tres vertientes desde la unidad de Italia hasta hoy: corrupción sistémica, colusión sistémica con la mafia y el uso de la violencia -incluidos asesinatos excelentes y masacres- como una herramienta inadecuada para distorsionar la lucha política". El segundo factor es nuestra Constitución que "en 1948 y tras la caída del fascismo, para evitar que se repita lo ocurrido hasta entonces, sanciona: la independencia y autonomía de los jueces y de los fiscales del poder ejecutivo; establece que los magistrados se distinguen solo por sus funciones y por lo tanto no hay jerarquía; y también establece la obligatoriedad de la ley penal, es decir, que no hay discrecionalidad en el ejercicio de la acción penal".

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Desde 1860 hasta principios de los años '70 reinó la paz y la armonía absolutas entre la clase política y la magistratura, ya que en un estado monárquico y en un estado fascista la ley disponía que el fiscal estaba jerárquicamente subordinado al ministro de Justicia. Y existía una estructura fuertemente jerárquica de las fiscalías, en cuya cima estaban los fiscales generales, quienes daban órdenes a los fiscales de la república, quienes daban órdenes a los fiscales adjuntos.

Pero la combinación entre la criminalidad de sectores relevantes de la clase dirigente y la Constitución de los años setenta "se convirtió en una mezcla explosiva. Toda la historia de la Italia liberal es una sucesión de escándalos, desde Tangentopoli al escándalo de la banca romana, el del banco de Nápoles, las estafas de los suministros militares y los asesinatos excelentes como el de Notarbartolo. Todos juicios que concluyeron con la absolución de todos los imputados. Pero leyendo los documentos uno se da cuenta de que lo que pasa es que el ministro de Justicia llamó a los fiscales generales, y en ocasiones a los jueces de instrucción, al ministerio y les dio instrucciones. Está claro que hubo paz y armonía -subrayó Scarpinato- la paz y la armonía que existieron a lo largo de las décadas de 1950 y 1960 cuando la nuestra era todavía una 'Constitución de papel' que no se tradujo en realidad, en primer lugar porque se mantenía viva la vieja regla sobre la estructura jerárquica de la Primera República; y luego porque en la cúspide de las fiscalías había magistrados formados durante el período fascista liberal y que, debido a su mentalidad jerárquica, no habían interiorizado en absoluto los valores de la Constitución".

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Dos magistraturas después de la Constitución

Paralelamente a la promulgación de la Constitución, ingresa a la magistratura una nueva generación que está formada por los valores de la misma, "digamos que es la partida de nacimiento de la magistratura constitucional -la que se toma en serio los valores de la Constitución y rompe por primera vez la unidad del gremio del poder judicial", dijo el exfiscal general de Palermo. "En ese punto hay dos magistraturas: una que está homologada al sistema -como dice Di Matteo en su libro- que es sensible a los deseos que vienen desde lo alto de la pirámide social y que por tanto pliega la vela donde sopla el viento. Y otra constitucional que representa a una variable independiente, como debe ser la magistratura, que no es sensible a la llamada 'legalidad sostenible', no está ligada a la compatibilidad del sistema y por ello se la considera subversiva". El uso de ese adjetivo por parte del fiscal Scarpinato no es casual porque "este es el adjetivo que utiliza la logia P2 en la definición de esta magistratura y contra la cual entrarán en acción, para neutralizarla, los vértices del poder de la época y una parte de la magistratura homologada: magistratura subversiva".

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Por tanto, el aire cambia, la paz social se rompe y aparecen "una serie de iniciativas judiciales que causan escándalo, porque es la primera vez que se demanda, o se investiga, a los intocables". "En 1974 -subrayó Scarpinato- los magistrados descubrieron el escándalo de los sobornos; estalla el escándalo 'Italgas'; el poder judicial de Padua y Venecia comienza a investigar el golpe burgués y los complots subversivos de la derecha, los autores de las masacres de Peteano, Brescia y Bolonia; hay una investigación sobre la P2 y el Banco Ambrosiano que se utiliza como canal para el lavado de dinero, tanto por sobornos a políticos como por capitales mafiosos. En Sicilia, las investigaciones comienzan con Chinnici sobre los 'Cavalieri del Lavoro', Falcone arresta a los intocables -los primos Salvo en 1984- y anuncia que hará uso de la figura del concurso externo, que a partir de ese momento se convierte en la bestia negra de los gobernantes de esa época". Esa clase dominante, que hasta entonces había dormido profundamente, se da cuenta de que "ha perdido y está perdiendo el control de una parte importante del Poder Judicial". A partir de este supuesto introduce una contraofensiva compleja que se articula en varios niveles.

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"Un primer paso es la construcción de una narrativa palaciega (es decir, transmitida por los medios controlados por los grupos de poder del partido y por los intelectuales orgánicos en el poder) que tiene como objetivo deslegitimar a aquellos magistrados que no están homologados, incluso con una terminología que parece inofensiva -dijo el fiscal-. Los magistrados que investigan el escándalo petrolero son definidos como 'pretores de asalto', como si hubieran roto la neutralidad del rol y hubieran ido más allá. Falcone es llamado el 'juez sheriff' y es acusado de protagonismo y utilización política del cargo. Ingredientes con los que se ha construido una obsesiva narrativa palaciega de la guerra entre la política y la magistratura".

Luego vino el segundo paso de la contraofensiva, esta vez a nivel legislativo. "Luego del escándalo petrolero, se aprobó una ley que prohibió el uso de escuchas telefónicas por parte de los magistrados -dijo Scarpinato-. Las escuchas telefónicas se habían convertido en otra bestia negra de la clase dirigente. Se aprueban leyes de amnistía e indulto que salvan a los pocos políticos que caen, y que corren el riesgo de ser condenados y juzgados. Por ejemplo, leyes de amnistía e indulto que salvaron a Almirante, que había sido imputado por complicidad con uno de los perpetradores de la masacre de Peteano".

Por último, el tercer paso: "La denegación sistemática de la autorización para proceder, que hace que se retrase la investigación de Tangentopoli, para salvar a muchos políticos".

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Roberto Scarpinato: "Hay una sinergia entre el poder que no tolera el control de la magistratura y una parte de la misma"

"Pero los ataques desde el exterior y las herramientas puestas en marcha para neutralizar a esta parte de la magistratura no habrían sido suficientes y no habrían logrado ningún resultado si no hubiera existido la colaboración activa de otra parte de la misma magistratura, la más sensible, precisamente, a lo deseado por los vértices del sistema de poder, que entra al campo utilizando diversas herramientas para eliminar las investigaciones de los magistrados no alineados", es decir "las avocaciones de los fiscales generales" y "el traslado por conexión de las sedes judiciales no alineadas". El magistrado citó varios casos, entre ellos las investigaciones a la logia P2 en el pasado, las del golpe de Borghese y las investigaciones sobre complots subversivos.

La sinergia entre el poder y ciertos sectores de la magistratura también quedó demostrada cuando el Consejo Superior de la Magistratura (CSM) nombra a Antonino Meli en lugar de Giovanni Falcone. "Esto -dijo Scarpinato- demuestra la sinergia que siempre ha existido entre el sector del poder que no tolera el control de la magistratura y una parte de la misma". Un poder que desde la época de la logia P2 ha trabajado duro para "poder neutralizar a los magistrados inconvenientes utilizando a la misma magistratura". Una especie de "Estado profundo" donde funcionan "centros de toma de decisiones más allá de los lugares institucionales".

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Operación "regreso al futuro"

En 1989 se produce un cambio radical, no solo en Italia sino también en el mundo. Se derrumba el muro de Berlín y, en lo que a justicia se refiere, entra en vigor en nuestro país el nuevo código procesal penal, que finalmente anula "la norma que establecía la subordinación jerárquica de los fiscales adjuntos y pretores de la república. El CSM remite circulares en las que dice que los fiscales jefes ya no son los soberanos de las fiscalías, que no pueden revocar los procesos como deseen, que deben justificar los motivos para aplicar medidas disciplinarias, y se establece que los programas organizativos de las fiscalías deben ser sometidos al escrutinio del CSM. De esta manera, se pasa de fiscalías unipersonales a fiscalías plurales", dijo Scarpinato. A partir de aquí empezaron las grandes investigaciones como Tangentopoli y Mafiopoli. "¿Y cuál fue la reacción del sistema?", preguntó el magistrado. "La reacción fue que en 2006 se aprobó la reforma Castelli-Mastella, hecha por la centro-derecha, pero mantenida viva por la centro-izquierda, que hace retroceder el reloj en la historia" es decir, "restablece el ordenamiento altamente jerárquico de los fiscales. Se establece que el fiscal general vuelve a ser una especie de soberano absoluto y solo él puede enjuiciar, y se establece que no debe ser sometido a ningún control por parte del CSM".

El motivo de esta maniobra es simple: si no puedes controlar a dos mil fiscales, puedes controlar a los fiscales de la República, que son muchos menos. ¿Cómo? "Con el viejo sistema: piezas de la política que debajo de la mesa coinciden con los líderes de las corrientes, en el interés común de impulsar la carrera de los magistrados que se hacen cargo de la legalidad sostenible, y marginar a los 'disidentes', los magistrados que en cambio operan como variables independientes".

Este fue el primer golpe, mientras que el segundo, dijo el ex Fiscal General, "fue la reforma de la prescripción que permite que prescriban todos los delitos de cuello blanco, y la despenalización selectiva de los delitos de cuello blanco que acaban en nada, como los balances falsos, etc". "Así llegamos -continuó- hasta nuestros días en que estamos en la liquidación final de cuentas, ya que hay un sistema que no puede tolerar esta variable independiente y que está montado en la ola de la deslegitimación a la magistratura provocada por esa parte de la misma magistratura que siempre fue la causa de la neutralización de la magistratura constitucional".

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Roberto Scarpinato: "El sistema de justicia de un país es el espejo del sistema de ese país"

"El sistema de justicia de un país es el espejo del sistema de ese país -continuó el magistrado- refleja la realidad de las relaciones de poder que existen en el mismo". Luego de aprobada la Constitución, comienza a emerger una justicia diferente, "con una magistratura que inevitablemente rompe su unidad, pues hubo una parte de ella que fue infiel a la Constitución, y por lo tanto no aplica una ley igual para todos, y otra parte de la magistratura constitucional que aplica seriamente la Constitución, la ley es la misma para todos y no hay discrecionalidad en el enjuiciamiento, ni hay jerarquía entre los jueces". Sin embargo, durante la globalización impulsada por el pensamiento neoliberal, "se da un proceso de oligarquización del poder, se vacía la democracia, se vacía la Constitución, el síntoma más relevante es el crecimiento galopante de la desigualdad social, la normalización de la pobreza y el vaciamiento de los derechos de los trabajadores. La sociedad -siguió diciendo Scarpinato- se vuelve injusta porque el poder se concentra en la oligarquía, que inevitablemente no puede seguir conviviendo con un sistema de justicia constitucional, porque es exactamente lo contrario de lo que ellos quieren. Y están aprovechando este momento con referendos e iniciativas legislativas para lograr el objetivo. Y este objetivo no lo podemos evitar sólo nosotros, los magistrados constitucionales". "Ustedes, los ciudadanos tienen que prevenir esto. Es la batalla política final. Lo que tenemos -concluyó el magistrado- no se debe al presente, sino al pasado, a los que dieron su vida para tener esta Constitución y mantenerla viva, como lo hizo Falcone. Nadie nos regaló nada: o defendemos esta Constitución o volverán a ganar".

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Sebastiano Ardita: "Las corrientes se han convertido en grupos de poder"

"Una idea de justicia que vibra con el fresco perfume de la libertad junto al deseo de redención y la pasión civil que este libro induce en todos los que lo han leído". Así se expresó el consejero togado del CSM, Sebastiano Ardita, refiriéndose al ideal enunciado en el libro "Los enemigos de la justicia" del magistrado Nino Di Matteo y el periodista Saverio Lodato. Una justicia acorde con los principios constitucionales, que sea el fundamento del orden democrático según el cual todos los ciudadanos son iguales ante la ley.

Sin embargo, en detrimento de este fundamento, a lo largo del tiempo han surgido dos grandes oposiciones: la lógica del poder y la pertenencia. "La cuestión está planteada en términos muy sencillos -dijo el magistrado- es decir, en la Constitución se concibe una idea de democracia según la cual la independencia y autonomía de los jueces es uno de los cimientos de esa democracia, como lo es en todas las democracias. ¿Entonces qué pasó? Ha ocurrido que, a lo largo de los años, en un mecanismo interno al régimen que comanda y gobierna a la magistratura", se ha conformado "un poder interno basado en las élites, a partir de lo que fueron formaciones con un contenido ideal. Que eran corrientes que hacían bien. En la década de los setenta, por ejemplo, removieron la actitud burocrática que tenían los jueces con respecto a las cuestiones de justicia, que muchas veces terminaron convirtiéndose en puntales del poder". Sin embargo, si "la ley es igual para todos" entonces "el juez debe tener la fuerza para resistir a otros poderes" y esto solo puede suceder si el magistrado puede cumplir su función "en forma íntegra, sin vallas, sin pertenecer a grupos de poder y sin pertenecer a corrientes".

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Pero si en cambio "hay algo diferente que se interpone en el camino, esta fuerza acaba siendo sustraída a los magistrados de primera línea y se anexa a esa élite, que en un sistema como el italiano" se convierte "también en una expresión de poder. Entonces, en lugar de ser defensores y controladores de la legalidad, pasa a ser un poder entre los poderes".

Y luego dijo: "Hoy estas corrientes se han convertido desde hace tiempo en estructuras de poder, que han asumido un poder propio y que, en nombre de la independencia y de la autonomía, que deben gestionar y que deben garantizar magistrados individuales, están, digamos, interpuestas entre los magistrados que operan en el territorio y por la dimensión de poder que han alcanzado de alguna manera condicionan su acción".

Al referirse al libro "Los enemigos de la justicia", Sebastiano Ardita dijo que el texto "tiene su propia filosofía subyacente y es esta: una especie de testimonio que se transmite a los más jóvenes, que tratan la justicia en el doble papel de magistrados, pero también de periodistas y reporteros de la vida judicial. Porque la historia es única al igual que la narrativa, y muchas veces se transmite a través de diferentes herramientas, pero la verdad y los hechos siguen siendo los mismos. De hecho, existe una proyección importante con respecto a las generaciones futuras. La crítica -agregó- al sistema actual es una crítica que concierne a las élites y al gobierno de la magistratura, pero nunca es una crítica a quienes trabajan con sacrificio y asumen la responsabilidad en primera línea".

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El consejero togado habló también específicamente sobre los autores del libro, diciendo que "Di Matteo y Saverio Lodato son dos figuras únicas y cuando escriben algo sobre la justicia y el mundo alrededor del cual se mueve la justicia, hay que escucharlos. No son escritos de hombres corrientes" sino de "dos personajes que tienen un calibre y una historia particular". "Saverio Lodato es un periodista con cuyos escritos se han formado no solo otros periodistas sino también magistrados que manifestaron su curiosidad por el mundo de Cosa Nostra. Quedan muy pocos autores e historiadores de la mafia, y no quedan otros porque Saverio Lodato, haciendo este trabajo, era una de las personas más cercanas a Giovanni Falcone. Todos lo recordamos junto a Paolo Borsellino en Casa Professa cuando tuvo lugar esa famosa y dramática conferencia. Y no son imágenes aleatorias, porque pasar toda una vida escribiendo libros tan importantes trae consigo un transcendental testimonio de memoria, competencia y conocimiento. Y no es casualidad que hoy una espléndida amistad lo una a Nino Di Matteo, un personaje único dentro de la magistratura. Solo basta recordar lo transcurrido y lo sucedido. Su rol y su acción penetrante han hecho que el histórico jefe de las masacres de Cosa Nostra lo tuviera en la mira, como a aquellos que, por desgracia, fueron objeto de los terribles atentados que todos conocemos. El papel de Nino Di Matteo en el Consejo Superior de la Magistratura, el órgano que demasiadas veces ha sido objeto de críticas y valoraciones, quizás no se ha comprendido hasta el fondo por su tecnicismo y por su vida, tal vez un poco alejada de la sociedad y del mundo que lo debate. No se alcanza a comprender completamente el papel desgraciadamente negativo a lo largo de los años o incluso en la actualidad. Y, por tanto, comprender que una parte de los males de la justicia y un componente de los enemigos de la justicia pasa también por el CSM es una operación difícil para quien está en su interior, pero una operación inevitable".

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De hecho, en el libro Nino Di Matteo explica que existen males internos como "una tendencia a la burocratización, a la vida tranquila que se manifiesta en estas estructuras actuales que garantizan un poco de seguridad, que dan certeza y que siguen la lógica del grupo para proteger a quienes se adhieren a él", dijo Ardita, agregando que también hay una lógica de "arribismo, de querer llegar. Esto también es estimulado por quienes, en la lógica de los grupos, terminan superponiéndolo todo y quitando espacio al objetivo real: garantizar la independencia y autonomía de los jueces. ¿Qué significa? Que en una democracia se debe asegurar que todos sean tratados por igual, tanto los desafortunados como los poderosos, según sea el parámetro de la ley. Pero como los poderosos saben defenderse al final, la justicia sirve a los más débiles. Este es el concepto final, ¿no?". El consejero togado destacó que Di Matteo y Lodato, en su análisis, destacaron "el peligro de que este estado de crisis de la justicia pueda servir para saldar cuentas con la justicia, es decir, con los valientes magistrados que han desempeñado su papel hasta el final, y que han aplicado la legalidad, las normas y el respeto a las reglas aun frente a poderosos imputados, que son personas de poder económico, financiero y político".

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Finalmente, Ardita habló de las reformas que se examinan en el libro: "Los cambios estructurales del proceso" y "los referendos que se han propuesto. Porque decimos que son dos sectores de incidencia política en la justicia". El referéndum "que asume la responsabilidad directa de los magistrados ¿para qué se propone? Para ponérselo más difícil a quienes realizan esta función en primera línea". Y luego está la cuestión de las reformas del proceso contenidas en la reforma Cartabia, que introduce "la famosa caducidad de la apelación", definida por el propio Ardita "como una norma irracional que parece estar ahí sin un motivo concreto, pero con una única consecuencia: el efecto final de volver cojo al sistema, incapaz de llevar a un resultado final que sea fruto de la justicia". "Entonces ¿cuál es el punto? -dijo-. El caso es que en las reformas que se examinan en el libro nos damos cuenta de que falta algo. No hay deseo de intervenir directamente sobre el poder de las corrientes "ya que se cree que no es un argumento culturalmente adecuado". Sin embargo -concluyó el magistrado- "no es cierto que los magistrados no quieran que las cosas cambien al respecto", de hecho, en estos días "en las elecciones de las juntas regionales de magistrados, el grupo que propone el sorteo obtuvo la mayoría relativa", demostrando que muchos jueces tienen, en este tema, una sensibilidad y un deseo de cambio considerables.

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Petrozzi: "El poder judicial en crisis es una alarma para todas las demás partes del Estado"

Entre las diversas intervenciones también estuvo la de Anna Petrozzi, profesora y exjefa de redacción ANTIMAFIADuemila, quien tuvo a su cargo la apertura del acto de presentación del libro. "Creo que si la magistratura está en crisis es nada más que una prueba de la crisis que atraviesa toda nuestra sociedad. Nosotros, como sociedad, debemos darnos cuenta de que, si la magistratura está en crisis, es una alarma para todas las demás partes del Estado. Creo que lo que más nos debe preocupar es que el pacto social y humano está en crisis, la confianza en todos los organismos del Estado está en crisis. Hay una falta de conciencia de la interconexión e interdependencia que cada uno de nosotros tiene en cualquier parte de la sociedad en la que trabajemos, y de la interdependencia que tenemos los unos de los otros".

Hablando del libro, Petrozzi sostuvo que "el gran acto de valentía en este libro es la operación de la verdad, sin descuentos para nadie, dentro de la magistratura. Un examen muy preciso y minucioso de las distintas responsabilidades. Es cierto que la verdad nos hace libres, pero también cuesta cara".

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"Por eso creo que todos deberíamos tener el valor de hacer una autocrítica, también de tipo personal, con gran compromiso e incluso sacrificio. Porque como bien dice Di Matteo en el libro y como nos enseñó Giovanni Falcone, sólo si realmente nos damos cuenta de lo que podríamos hacer consciente y constantemente todos los días desde nuestro propio lugar, podremos ser verdaderamente libres".

"Me gustaría recordarles esto: cada uno de nosotros puede hacer su parte. La buena noticia es que no somos los únicos que lo hacemos. Ya el doctor Di Matteo y Lodato, con este libro, nos han dado una brújula, no solo para poder entender lo que está pasando hoy en día en un ganglio vital de nuestro Estado, como es la magistratura, sino también porque nos recuerdan que no importa cuán fuerte sea la tormenta, si cada uno de nosotros se mantiene fiel a sus principios a pesar de todo lo que suceda, siempre podremos seguir adelante", concluyó.

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*Fotos: Paolo Bassani