Por Giorgio Bongiovanni-2 de octubre de 2021

Ayer, 29 de setiembre, fue el cumpleaños de una persona especial: Silvio Berlusconi, el empresario, el presidente de Forza Italia, el ex primer ministro, el ex Cavaliere, el "patrón de Italia" durante veinte larguísimos años.

Felicidades, solo por caridad cristiana, a Silvio Berlusconi, un condenado por fraude fiscal y "amigo" de los mafiosos.

Felicidades a quien no encuentra tiempo para asistir a los juicios que lo tienen como imputado, pero, según las agencias de noticias, fue invitado al Manzoni de Milán donde subirá a escena el espectáculo de Edoardo Sylos Labini, 'El Sistema', basado en el libro de Alessandro Sallusti y el ex magistrado Luca Palamara.

Dice Adnkronos que él y su "querido amigo", cofundador de Forza Italia, Marcello Dell'Utri, estarán presentes.

Durante días, los periódicos y la televisión no han hecho más que encomiar a ambos (también hay quienes proponen a Berlusconi como nuevo jefe de Estado) olvidando su historia común y omitiendo hechos que permanecen escritos en las sentencias.

Precisamente por eso le digo felicidades a Silvio Berlusconi, pero también a la mafia.

Ella es la organización criminal que ha recibido una serie de pagos de Berlusconi. Y es siempre ella quien, según algunos colaboradores de justicia, habría invertido en las empresas de Berlusconi.

Pero si este último punto ha sido excluido hasta ahora en sede judicial, en sentencias definitivas como la del concurso externo en asociación mafiosa contra el exsenador Dell'Utri, se dice que este último desempeñó el papel de "mediador" entre Cosa Nostra y el exprimer ministro. En la sentencia de apelación, aceptada por el Tribunal Supremo, se expresa que: "En virtud de este pacto los contratistas (Cosa Nostra por un lado y Silvio Berlusconi por otro) y el mediador contractual (Marcello Dell'Utri), vinculados entre ellos por relaciones personales, han logrado un resultado concreto y tangible, consistente en la garantía de la protección personal del empresario a través del desembolso de sumas de dinero que este último le pagaba a Cosa Nostra a través de Marcello Dell'Utri quien, mediando los términos del acuerdo, le permitió a la asociación mafiosa fortalecer y consolidar su poder en el territorio ingresando grandes sumas de dinero en sus arcas".

Felicidades a Silvio que, junto con Marcello Dell'Utri, está siendo investigado en Florencia como autor intelectual externo de las masacres de 1993.

Felicidades a Silvio que, en medio de caídas políticas, sensacionales meteduras de pata y leyes ad personam, ha arruinado a Italia durante veinte años.

Felicidades a Silvio que celebra con su "amigo de siempre", absuelto por "no haber cometido el hecho", en la sentencia de apelación sobre la tratativa Estado-mafia, tras una primera instancia que terminó con una sentencia de doce años.

Felicidades a Silvio, quien junto con Dell'Utri podrá recordar los días que pasó con "su amigo" Vittorio Mangano, el difunto "cuidador de establos" de Arcore, jefe de Porta Nuova, quien fue definido como un "héroe" por no decirle nada a los magistrados de sus relaciones con ambos.

Mis mejores deseos a Silvio que, gracias a una prensa sirviente y mercenaria, está haciendo creer a todos que, gracias a él, o más bien a sus gobiernos, la mafia ha sido derrotada.

Menos mal que hay tantos hechos para desmentirlo que, año tras año, gracias a la política (tanto de derecha como de izquierda), se van cumpliendo los puntos más relevantes del 'papello' de Riina.

Mis mejores deseos para Silvio y su reloj de 500 millones del que, según informó Giovanni Brusca, habría presumido en un encuentro con Giuseppe Graviano. Eso le dijo Matteo Messina Denaro. "Se habló de relojes -les dijo Brusca a los magistrados- y en cierto momento él (Matteo Messina Denaro, ndr) me dice que Giuseppe Graviano en una de estas reuniones no sé cuántos tenía si uno, dos, tres, no lo sé, le había visto un reloj de lujo por valor de 500 millones de liras en ese momento y luego respondí: '¿y cómo era? ¿Tenía diamantes, todos brillantes?'. Y respondió: 'yo lo vi. Y basta'".

He aquí otra "relación peligrosa" para el exprimer ministro: la del jefe de Brancaccio.

Si Berlusconi se encuentra bajo investigación, precisamente con Dell'Utri y en Florencia es porque un asesino en masa como Graviano, interceptado en prisión, hizo referencias a "cortesías" solicitadas en el momento de las masacres, cubriendo de insultos al propio exprimer ministro.

"Al señor Cornudo le voy a dar una mala vejez", dijo el jefe mafioso de las masacres en otro pasaje de la conversación de 2016 con la dama de compañía Adinolfi en la que, según los investigadores, se hace referencia a Berlusconi.

"Hace treinta años me senté contigo, hace 25 años me senté contigo ¿no? Te traje bienestar, hace 24 años me arrestan y me empiezas a apuñalar". Y otra vez: "Sabes que cumplí 24 años, mi familia está destrozada... él les da el dinero todos los meses. Te he estado esperando hasta ahora... y me estás matando en la cárcel sin que yo haya hecho nada". "Pero pedazo de cornudo -continuaba en su arrebato Graviano-,no sé cómo está en el gobierno. Ha hecho cosas vergonzosas, injustas".

En el juicio 'Ndrangheta Stragista, Graviano, respondiendo a las preguntas del fiscal adjunto Giuseppe Lombardo, entre sus digo y no digo, se refirió a reuniones que tuvo con Berlusconi durante su fuga. Y también habló de las relaciones económicas que tendría su familia con el entonces empresario.

Obviamente, en referencia a este punto los abogados de Berlusconi siempre han hablado de "declaraciones sin fundamento" y "difamatorias", anunciando también que "se llevarán a cabo todas las acciones necesarias ante las autoridades judiciales".

¿Significa esto que Berlusconi demandó a Giuseppe Graviano? Hasta la fecha, no se sabe.

Felicidades a Silvio Berlusconi que podrá mirar a Dell'Utri a los ojos después de haber "hecho uso del derecho a no responder" cuando fue llamado para defender a su amigo en el juicio Estado-mafia.

El mismo Dell'Utri del que hablaba el jefe de los jefes, Totò Riina, interceptado en la cárcel, mientras caminaba con el jefe de Apulia, Alberto Lorusso.

Eran los mismos tiempos en que el jefe de jefes ordenaba nuevos ataques, diciendo que, al fiscal de punta del proceso de la tratativa, Nino Di Matteo le iba a dar "el final del atún", e insultaba a uno de sus ahijados, el super fugitivo Matteo Messina Denaro.

En esos diálogos Riina le dedicaba buenas palabras a Berlusconi y sobre todo al exsenador Dell'Utri. Casi de estima. En la intercepción del 22 de agosto de 2013 dice: "Pero de alguna manera me estaba buscando dijo el jefe luego me envió a alguien a encontrarme y me estaba buscando... porque lo sometí por el hecho de Palermo... dejé caer las antenas". Y luego prosiguió: "Nos las arreglamos, le dimos esta advertencia y nunca más lo busqué (...). Entonces, tontos de mi cuñado y Brusca, fueron a hablar ¿no entendió Bagarella que no era de fiar?". Y luego otra vez: "Mi cuñado estaba buscando a DellUtri, pero ¿qué se suponía que íbamos a decirle a DellUtri? Pero ¿los demás necesitábamos a Giovanni Brusca para buscar a Dell'Utri? Este DellUtri es una persona seria... ¿Qué necesita DellUtri para conocer al cuidador de establos?".

Felicidades, entonces.

Y estas son solo algunas de las pruebas que han surgido en los últimos años contra estos sujetos.

Todo italiano honesto, al leer estas conversaciones que se suman a las declaraciones de los arrepentidos y a otras investigaciones, debería exigir que se haga luz sobre hechos que no son "viejas historias" sino puntos oscuros que han marcado la historia de nuestra República.

Así que, felicidades a Silvio Berlusconi. Con la esperanza de que, tarde o temprano, incluso los cientos de miles de votantes que todavía votan a Forza Italia, puedan abrir los ojos a la certeza de que uno de sus fundadores le pagaba a la mafia y el otro era un sujeto filo mafioso.

Pero vivimos en tiempos oscuros. Y si por alguna razón Berlusconi fuera elegido presidente de la República, deberíamos preparar los pasaportes, dispuestos a sacudirnos el polvo de los zapatos y a dejar esta patria para siempre. Un país que ya no sentiríamos nuestro.

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*Imagen de portada: Paolo Bassani