Por Giorgio Bongiovanni-15 de septiembre de 2021

Asesinado a tiros en el día que cumplía 56 años, cuando volvía a casa. Así murió Don Pino Puglisi el 15 de septiembre de 1993. Un hombre de enormes valores éticos, sacerdote misionero, educador y compañero de miles de jóvenes, revolucionario en un barrio, el de Brancaccio en Palermo, donde Cosa Nostra y, en particular, la familia Graviano (al igual que hoy) reinaban en forma indiscutible.

Por ese asesinato fueron condenados los jefes mafiosos Filippo y Giuseppe Graviano, como autores intelectuales y Salvatore Grigoli como ejecutor. Este último, poco después de su arresto en junio de 1997, comenzó a colaborar con la justicia, confesando 46 asesinatos, incluido el de Don Pino. Junto a él había otro asesino, Gaspare Spatuzza, quien también se convirtió en colaborador de justicia a partir del 2008, y que fue condenado a cadena perpetua por la Corte d’Assise de Palermo junto a Nino Mangano, Cosimo Lo Nigro y Luigi Giacalone, los otros componentes del comando que esperó al sacerdote cerca de su casa.

Spatuzza, en un memorial en el que habla en tercera persona, describió esos momentos con gran detalle: ''Gaspare Spatuzza lo flanquea por la izquierda, Salvatore Grigoli por la derecha. El padre Puglisi, con una sonrisa, mira primero a Spatuzza, luego a Grigoli. Entonces Spatuzza, buscando la mano del padre Puglisi para robar el bolso que tenía en la izquierda, le dice: 'Padre, esto es un robo'. Puglisi, sonriendo dulce y serenamente, dice: 'Lo entendí'. En ese momento, Spatuzza toma la bolsa del padre Puglisi e inclina la cabeza para que Grigoli comprenda que puede disparar. Salvatore Grigoli, que mientras tanto había apuntado el arma a la nuca del padre Puglisi, dispara un solo tiro, como estaba predeterminado, para que parezca un accidente durante un robo. El padre Puglisi cae al suelo. Los asesinos, con paso firme, abandonan el lugar del crimen, a bordo de los autos que los esperaban''.

Padre Puglisi 2

Tanto Grigoli como Spatuzza declararon a los investigadores que quedaron particularmente conmocionados por la sonrisa de "3P" (como llamaban cariñosamente al párroco de Brancaccio).

La sonrisa Crística del padre Pino Puglisi era la de un hombre de fe, que se convirtió en mártir, que puso a la causa por la que luchaba por encima de su propia vida. Una sonrisa que demuestra que los grandes personajes, movidos por este espíritu, consiguen golpear a la mafia y vencer a Cosa Nostra.

Porque los hermanos Graviano lograron matarlo, pero la bandera de Don Pino fue tomada por cientos de chicos y su sacrificio marcó profundamente a dos leales asesinos como Grigoli y Spatuzza, a tal punto devorados por el remordimiento y el arrepentimiento que hasta eligieron el camino de la colaboración con la justicia.

Esta es la mayor enseñanza que tenemos hoy, en el día de su conmemoración. Un compromiso ético y moral que debe ser asumido por todos, más allá de la fe, en una revolución laica.

Como se mencionó, los autores intelectuales y los ejecutores de la mafia fueron condenados. Pero detrás de la muerte de Don Pino, un asesinato en cualquier caso excelente, también hay un agujero negro que quizás solo Giuseppe Graviano, si decidiere colaborar con la justicia, podría revelar plenamente.

Es absolutamente probable que la muerte del sacerdote de Brancaccio, hoy beato, haya sido un mensaje contra la propia Iglesia Católica que, en su momento y desde su cúspide, había iniciado el alejamiento de las relaciones que tenía con la mafia.

Padre Puglisi 3

Un vínculo fuerte que iba más allá de la simple connivencia y que tenía su lado más oscuro en las relaciones entre la mafia y el IOR. Pensemos en los casi veinte años de gestión, como mínimo discutida, del cardenal estadounidense Paul Casimir Marcinkus (de 1971 a 1989), que alcanzó su punto álgido en el escándalo de la logia P2 y en el colapso del Banco Ambrosiano en 1982. Y también las relaciones con el banquero Michele Sindona, las de Giulio Andreotti y el Papa Pablo VI, que blanquearon dinero de la mafia en el banco del Vaticano y en el Banco Ambrosiano.

En mayo de 1993, el entonces Papa Juan Pablo II, en Agrigento, tronó contra Cosa Nostra diciendo estas palabras: "Dios dijo una vez: no matar. No puede el hombre, cualquier hombre, cualquier grupo humano, cualquier mafia, cambiar y pisotear este derecho santísimo de Dios. El pueblo siciliano es un pueblo tan pleno de vida, que da vida. No puede vivir siempre bajo la presión de una cultura opuesta, la cultura de la muerte. Aquí necesitamos la cultura de la vida. En el nombre de Cristo crucificado y resucitado, del Cristo que es el Camino, la Verdad y la Vida, me dirijo a los responsables: ¡convertíos! ¡Un día llegará el juicio de Dios!".

Palabras contundentes por las que la Iglesia debería volver a empezar para romper definitivamente ese vínculo con la mafia que se ha manifestado en varias ocasiones a lo largo de la historia.

Por eso creemos que el asesinato de Don Pino Puglisi fue la respuesta a la advertencia del Pontífice.

Porque en ese momento había una iglesia que, con el mismo Puglisi, pero también con Don Diana, y otros "curas de la calle" trabajaba duro para rescatar comunidades de las manos de la mafia.

Nuestro columnista Saverio Lodato habla de ellos en el libro "Desde el altar contra la mafia" (ed. Rizzoli) en el que se relatan las luchas de muchos operadores y hombres de fe que se comprometieron conn esta lucha en el distrito de Capo, en Albergheria, en el Borgo de Palermo. Una lucha que hoy libra Don Luigi Ciotti, fundador de Libera, y muchos otros que nunca han querido pactar con la mafia ni con los sistemas criminales.

Padre Puglisi 4

Testimonio que también tomó el Papa Francisco cuando excomulgó oficialmente a la mafia el 21 de junio de 2015 ("Los mafiosos no están en comunión con Dios, están excomulgados").

Palabras que cobran aún más fuerza si van acompañadas de la sonrisa y el ejemplo de Don Pino. Así, será posible presenciar la derrota de Cosa Nostra.

-------------------

*Foto de portada: reelaboración gráfica de Paolo Bassani

*Foto 2: antimafiaduemila.com / Uno de los dos asesinos del padre Puglisi, Gaspare Spatuzza, hoy colaborador de justicia

*Foto 3: antimafiaduemila.com / El otro asesino de Don Pino y hoy colaborador de la justicia, Salvatore Grigoli

*Foto 4: antimafiaduemila.com