Por Aaron Pettinari-11 de septiembre de 2021

Es impactante notar que Italia, o al menos parte de ella, es un país que olvida rápidamente la historia, que borra la memoria y que nunca arregla las cuentas con su pasado.

Basta pensar en el fascismo, el terrorismo o la mafia. Hay historias que vuelven y se repiten en un "todo cambia para que nada cambie" como dice la doctrina del Gattopardo. Porque si vamos a ver la realidad, nunca ha habido una ruptura real con lo anterior, solo se cambia la fachada.

Porque los hechos dicen que los funcionarios de Saboya permanecieron en sus puestos durante los años veinte, como lo hicieron los fascistas en la Italia de la posguerra. Las verdades están ocultas, distorsionadas o retenidas y la gente está atrapada en un cuento de hadas donde lo peor está por venir.

Esta es la sensación que se tiene al unir la noticia de la próxima apertura de una exposición inmersiva sobre la carrera empresarial del ex primer ministro Silvio Berlusconi con la del deseo manifiesto de este último, de ser elegido como próximo presidente de la República.

Esta última hipótesis es tan escalofriante como indigna, incluso desde la sola idea.

Sin embargo, hay una gran parte de la política (Forza Italia, Liga y Fratelli d'Italia) que impulsa esta solución para después de Mattarella, con el primer ministro Mario Draghi que permanecería en su lugar.

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Delirios y locuras que se están manifestando en los últimos meses, a la espera de la decisión de la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH) ante la cual Berlusconi interpuso un recurso de apelación contra su condena por fraude fiscal. Acerca de esto tendremos que esperar, pero independientemente de la lógica europea, los hechos siguen siendo hechos, incluso cuando no se muestran al público en general.

Es lo que ocurre con la exposición "Plano B" que podrá verse en el hotel Enterprise a partir del 17 de septiembre, según informa hoy Il Fatto Quotidiano.

Como por arte de magia en esta exposición, en la que el protagonista es el ascenso del empresario Silvio Berlusconi, su lado oscuro desaparece.

En las imágenes dibujadas del ex caballero se relatan episodios como la posibilidad (obtenida gracias a su amigo Bettino Craxi, presidente del Consejo en ese momento) de transmitir simultáneamente en el país por sus tres canales de televisión, luego de que en 1984 los pretores de Turín, Pescara y Roma oscurecieran las redes de Fininvest. O su alegría por haber convencido a Mike Bongiorno de que dejara la RAI, o por los éxitos obtenidos con el Milan, y cosas así.

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Entre voces narrativas, dibujos y música, sin embargo, nada se dice de sus veinte años en la política (en los que no faltaron las leyes ad personam) ni del origen de sus fortunas.

Y no solo eso. Se coloca una lápida sobre sus asuntos judiciales.

Y pensar que Berlusconi ha sido investigado, acusado muchas veces y condenado en sede penal por fraude fiscal (pena cumplida).

Pero Edoardo Scarpellini, el organizador de la exposición, no quiso tener esto en cuenta. "Si uno mira toda la historia de Berlusconi, desde finales de la década de 1950 hasta 1993, hay un hilo rojo conductor que lo lleva a su descenso al campo de una manera muy evidente", le dijo al colega Giuseppe Pipitone. Y cuando se le preguntó si el hilo rojo estaba representado por Cosa Nostra, respondió: "No tengo las habilidades para saberlo, no soy fiscal y ese no era nuestro objetivo: esta es una investigación histórica y sociológica". Realizada a medias, agregamos nosotros.

Porque así es como en la idea colectiva desaparecen los hechos y el ciudadano medio puede, en su ignorancia, "aceptar" la idea de un Berlusconi sentado en la colina como jefe de Estado.

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Ahora bien, ¿cuáles son los hechos olvidados en esta narrativa revisionista?

Recordada la condena, no podemos olvidar las absurdas consideraciones del exprimer ministro sobre temas de justicia, los edictos búlgaros y esa idea de una mordaza siempre latente a la prensa.

También se olvida que Berlusconi estaba inscripto en la logia masónica secreta P2 del Venerable Maestro Licio Gelli. Una estructura que había elaborado un plan para un resurgimiento democrático que preveía una estrategia de conquista desde dentro de la política, de la magistratura y de la información.

Se olvida que Berlusconi fue el fundador de Forza Italia junto con, entre otros, el condenado por actividades mafiosas Marcello Dell'Utri (condena definitiva por concurso externo en asociación mafiosa, ndr) y que desde 1994 fue varias veces presidente del Consejo.

No se puede ignorar que Berlusconi sigue siendo investigado hoy por la Fiscalía de Florencia, junto con el exsenador Marcello Dell'Utri, como autor intelectual externo de las masacres de 1993.

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La mafia y Berlusconi

La relación entre Berlusconi y la mafia es, como menos, ambigua. En estos años hemos escuchado varias veces a Berlusconi hablar del compromiso antimafia de sus gobiernos, que según él "hicieron permanente y endurecieron el 41 bis, que 1.296 fugitivos de la mafia fueron detenidos (32 entre los principales buscados); que la Fiscalía Antimafia tenía más poderes; y que se incautaron y confiscaron 49.035 bienes de la mafia, por un total de 25 mil millones de euros".

Sin embargo, se olvida que Silvio Berlusconi, según las sentencias, le pagó a la mafia "grandes sumas de dinero". Y nunca nos cansaremos de recordar los motivos de la condena por concurso externo contra Dell'Utri.

En esas páginas leemos en negro sobre blanco que, durante dieciocho años, de 1974 a 1992, el exsenador fue el garante "decisivo" del acuerdo entre Berlusconi y Cosa Nostra con un papel de "importancia para ambas partes: la asociación mafiosa, que dibujó un canal constante de enriquecimiento significativo; el empresario Berlusconi, interesado en preservar su ámbito de seguridad personal y económica". Además, "el carácter sistemático del desembolso de grandes sumas de dinero de Marcello Dell'Utri a Cinà (Gaetano Cinà, jefe de la mafia, ndr) es indicativo de la firme voluntad de Berlusconi de llevar adelante el acuerdo más allá de los cambios en la dirección de Cosa Nostra".

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La Corte de Casación destacó entonces que existía un "pacto de protección llevado adelante sin interrupciones" en el que Dell'Utri era el garante de "la continuidad de los pagos de Silvio Berlusconi a favor de los miembros de la asociación mafiosa, a cambio de la protección global de esta concedida al empresario". Hechos como piedras.

En la historia de Berlusconi falta también lo que surgió en el proceso de la Tratativa Estado-mafia, un proceso que terminará su instancia de apelación en unas pocas semanas.

En la investigación histórica y sociológica realizada para la exposición, falta el episodio del 2008, año del tercer gobierno de Berlusconi, precedido de una campaña electoral en la que no faltaron los "elogios", suyos y del "siempre querido Dell 'Utri", al fallecido "encargado de los establos" de Arcore, el jefe de Porta Nuova, Vittorio Mangano, que fue definido como un "héroe" por no haberle dicho nada a los magistrados sobre las relaciones que mantenía con ambos.

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Berlusconi al Quirinal, ¿con qué sentido del Estado?

¿Qué opinan de todo esto los que proponen la elección de Berlusconi al Quirinal? ¿Qué opinan los Cinco Estrellas que ya han acordado gobernar junto a Forza Italia en apoyo de Draghi y su equipo de "mejores"?

¿Qué sentido del Estado podría tener el ex primer ministro que eligió el camino del silencio en el juicio Estado-mafia de noviembre del 2019, haciendo uso del derecho a no responder?

Pero hay otro aspecto que vale la pena profundizar: esa investigación al exprimer ministro como autor intelectual externo de las masacres.

El expediente fue reabierto en el 2017 luego de la transmisión de documentos, enviados desde Palermo, con las escuchas telefónicas de las conversaciones en prisión del jefe de Brancaccio Giuseppe Graviano, realizadas como parte de la investigación de la denominada Tratativa Estado-mafia.

"Berlusca me pidió esta cortesía, por eso había urgencia", dijo el jefe de la mafia durante la hora de recreo con el camorrista Umberto Adinolfi en la cárcel de Ascoli Piceno.

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En esas conversaciones, que tuvieron lugar entre el 19 de enero del 2016 y el 29 de marzo del 2017, se dijeron más cosas.

Y en el juicio 'Ndrangheta Stragista, el propio Giuseppe Graviano habló, como acusado y no como colaborador de justicia, de las reuniones celebradas en presencia de Berlusconi cuando estaba prófugo.

Con respecto al insólito "río" de declaraciones de Graviano, obviamente, los abogados de Silvio Berlusconi, encabezados por Nicolò Ghedini, hablaron de "declaraciones total y descaradamente desprovistas de todo fundamento, desconectadas de la realidad y claramente difamatorias" que indican en Graviano un propósito "dirigido a obtener beneficios procesales o penitenciarios mediante la invención de encuentros, figuras y episodios inverosímiles e improbables" anunciando que "se llevarán a cabo todas las acciones necesarias ante la autoridad judicial". Sin embargo, hasta la fecha no hay querellas del ex primer ministro contra el jefe de Brancaccio.

Lo cierto es que, si realmente importa la búsqueda de la verdad sobre esa temporada de terror que llevó a la muerte a los jueces Falcone, Borsellino, a los agentes de sus custodias y a muchas otras víctimas inocentes, las palabras de Graviano, en la cárcel y fuera de ella, deben ser diligentemente profundizadas.

Por todos estos hechos, en un país normal, la loca idea de Berlusconi en el Quirinal sería devuelta al remitente. Pero estamos en Italia. Hemos tenido tratativas Estado-mafia, desvíos investigativos y falta de verdad.

En un mundo así, es legítimo esperar cualquier cosa. Incluso un delincuente, como Jefe de Estado.

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*Foto de portada: Imagoeconomica

*Foto 2: antimafiaduemila.com

*Foto 3: antimafiduemila.com / De izquierda a derecha: Giuseppe Frangi, a cargo de la muestra, y Edoardo Filippo Scarpellini, director del grupo MilanoCard

*Foto 4: antimafiaduemila.com

*Foto 5: antimafiaduemila.com / Marcello Dell'Utri y Silvio Berlusconi

*Foto 6 y 7: antimafiaduemila.com