Por Paolo Borrometi-02 de mayo de 2021

"Las declaraciones sobre el consejero Sebastiano Ardita son claramente difamatorias". Quien así habló es Nino Di Matteo, el primero en ponerse del lado de Sebastiano Ardita.

Lo que está pasando en este país es cada vez más grave. Un país en el que un hombre, un magistrado -Sebastiano Ardita- se ve casi obligado a justificarse por las ("evidentes" y "calumniosas") declaraciones contenidas en las actas que andan dando vueltas.

En Sicilia diríamos: es 'mascariamento'. Es decir, ensuciar, manchar (enmascarar, de hecho) la imagen de una persona para desacreditar su compromiso. Y entonces es necesario leer las palabras de Ardita que -hoy- en las columnas del Fatto dice:

"Creo que se intentó golpearme porque en todos los cargos institucionales que he ocupado, incluido el actual, luché para que no hubiera santuarios inviolables".

Santuarios inviolables

Vamos a esperar las investigaciones para saber de la existencia, las responsabilidades reales y conocer a los miembros de la "logia Ungheria", para evitar difamar a magistrados como Ardita.

Lo vengo diciendo desde hace algún tiempo, tratamos de mostrar el dedo (las declaraciones "evidentes" y "calumniosas") para ocultar la luna (el compromiso -pasado, presente y futuro- del magistrado). Pero cuánto sufrimiento para los que solo buscan cumplir con su deber, cuando tantos otros lo sacrifican en el altar de la conveniencia personal.

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Extraído de: facebook.com

*Foto de portada: © Imagoeconomica