En la apertura del pleno, del Consejo Superior de la Magistratura
 
Por Giorgio Bongiovanni y Luca Grossi -29 de abril de 2021

"En los últimos meses he recibido un paquete anónimo por correo postal el cual contenía una copia informal, sin firmas, del acta de interrogatorio a un sospechoso ante autoridades judiciales. En la carta anónima que acompañaba al documento, dicha acta fue señalada reiteradamente como secreta. En el contexto del interrogatorio el sospechoso menciona, en forma difamatoria, si no calumniosa y, como tal, comprobable, circunstancias relativas a un consejero de este órgano".

Quien refiere este suceso, en la apertura del pleno, fue el consejero togado Nino Di Matteo, el cual informó al Consejo que ya se había "puesto en contacto con la autoridad judicial de Perugia a la que informé plenamente del hecho, especificando el temor de que estas declaraciones y el dossier anónimo referido podrían estar relacionados con un intento de influir en la actividad del Consejo. Por tanto, espero que las investigaciones en curso puedan arrojar luz muy pronto sobre los autores y las verdaderas razones de la difusión de documentos judiciales de forma anónima dentro de este Consejo Superior".

La fallida reforma del CSM

Más allá de este aspecto, sobre el que deberá profundizar la autoridad judicial, en el CSM se realizó el debate sobre la reforma judicial aprobada hace unos días en el Parlamento en referencia a los criterios para la asignación de jueces a los cargos directivos y semidirectivos.

Y la sensación es que, por enésima vez, se ha perdido la oportunidad de hacer una verdadera renovación dentro del sistema judicial. De hecho, durante la sesión plenaria celebrada en las últimas horas, se examinó el Dictamen I.

En los documentos del Consejo se señala que los jueces serán seleccionados en base a "los resultados obtenidos en términos cualitativos y cuantitativos en el desempeño de la actividad judicial y en el ejercicio de funciones gerenciales, semi directivas o de colaboración en la gestión del cargo en el lugar o en el anterior, también si se lleva a cabo fuera de la actividad judicial".

Se resolvió también la oposición del consejero togado Nino Di Matteo, el cual durante el pleno presentó una enmienda, proponiendo que el Consejo Superior de la Magistratura (CSM), mediante la adopción de los instrumentos normativos adecuados, se oriente más hacia una evaluación cualitativa del trabajo judicial.

"En mi opinión, esta disposición suscita muchas perplejidades y preocupaciones", dijo el Dr. Di Matteo, ya que en tal sistema "el magistrado acostumbrado a un archivo rápido o a la redacción de una imputación rápida" tendría ventaja, omitiendo las investigaciones necesarias.

"Siempre he tenido miedo de una valoración excesiva e indiscriminada del concepto de productividad basada en cifras y estadísticas", subrayó el consejero togado, reiterando que no es la primera vez que "ciertos elementos políticos" han intentado cambiar los modelos de selección para los cargos directivos y semi directivos del Poder Judicial, "esta es una batalla cultural que debemos considerar" además de estar "en juego la visión del fiscal y del juez".

Por otra parte, una estrategia que siempre se usó para frenar las investigaciones de los jueces es la de 'abrumarlos con juicios' que, como dice el Dr. Nino Di Matteo, también se utilizó "contra Giovanni Falcone" cuando el presidente de la Corte de Apelaciones de Palermo le pidió al consejero jefe Rocco Chinnici que "lo cubriera de trabajo para que no investigara".

Además, incluso recientemente (como el caso del juicio por la masacre de Bolonia) se han reabierto numerosos procesos con los que aún existe la posibilidad de aportar verdades a los ciudadanos como la "sentencia definitiva de piazza della Loggia".

Al final de su intervención, el magistrado de Palermo recordó incluso la sentencia definitiva en la que se comprueba que el senador Andreotti, siete veces primer ministro y veintiuna veces ministro de la república "se había reunido poco antes y poco después del asesinato de Piersanti Mattarella con los jefes de la mafia siciliana para discutir primero el daño que el homicidio del presidente de la región siciliana le causaba a Cosa Nostra y poco después de por qué lo habían matado" reiterando que "esto también es hacer un servicio a los ciudadanos" e insistiendo sobre la aplicación de la acción penal y en no abandonarla a la prescripción o al archivo.

La enmienda contó con el apoyo del consejero togado Sebastiano Ardita quien dijo que relacionar las palabras calidad y cantidad "cambia totalmente la forma de concebir la acción criminal", y que esto representa un peligro ya que desde siempre la función jurisdiccional ha sido forzada a "resolver problemas" que deberían ser resueltos en otras sedes ya que la delegación conduce a la saturación del sistema judicial.

Sin embargo, a pesar de los argumentos de los dos consejeros togados, la enmienda fue rechazada (nueve votos a favor, once en contra y una abstención).

Por tanto, es legítimo preguntarse: ¿Qué tipo de magistrado quieren el CSM y el legislador? ¿Uno que actúe solo por conveniencia? ¿Solo cuándo es seguro hacer 'números'? ¿Que prefiera archivar a investigar en profundidad?

El riesgo es que el poder judicial se convierta exactamente en lo que nuestra Carta Constitucional no quiere que sea, un mero instrumento del ejecutivo.

La degeneración de las corrientes internas

Posteriormente, el pleno volvió a abordar el problema de la degeneración producida por las corrientes internas que, según el documento complementario de prácticas de la Sexta Comisión, suelen "ser un campo de batalla entre los distintos sectores del Poder Judicial" en el cual el voto de los consejeros está animado por las "exigencias del mandato". Una 'solución' a esta grave deriva dentro de la magistratura la adelantó el consejero de Forza Italia, Alessio Lanzi, en la enmienda (luego rechazada por mayoría) referente al Capítulo II de los Dictámenes, en el que se adelantaba la posibilidad de adoptar la metodología del voto secreto en los procesos electorales del CSM, ya que según el consejero laico esto garantizaría "la independencia y autonomía del magistrado". El consejero Nino Di Matteo se manifestó en absoluto desacuerdo con esta enmienda, al menos en lo que se refiere a las metodologías propuestas, por cuanto dijo que a pesar de comprender los motivos que inspiraban al proponente, "el voto secreto acabaría inevitablemente comprimiendo también la transparencia del debate".

"No puedo aceptar -continuó diciendo Di Matteo- que un magistrado llamado en virtud de su trabajo a decidir sobre temas extremadamente delicados como la privación de libertad de un individuo, no tenga 'la fuerza' para ignorar, siempre dentro del Consejo y con su voto, las indicaciones de la estructura asociativa a la cual eventualmente pertenezca".

De hecho, como dijo el consejero togado "el Consejo no puede arriesgarse a dar la impresión de que cada consejero es dirigido desde afuera", reiterando que un cambio dentro del CSM sólo es posible en presencia de una acción de carácter personal que debe esforzarse por salvaguardar "el honor, la dignidad y sentido de autonomía que siempre debe afectar a la actividad del magistrado".

Durante las declaraciones sobre el voto, muchos consejeros expresaron su oposición a la aprobación de la enmienda, incluida la Dra. Braggiòn, quien dijo que "los medios no me parecen resolutivos" y que "hay que demostrar a los ciudadanos que somos capaces de tomar decisiones" independientemente de un instrumento normativo.

Así como el consejero Gigliotti, quien dijo que "desde un punto de vista práctico si esta norma fuere introducida" provocaría un efecto incluso opuesto "al que se propone solucionar".

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*Foto de portada: © Imagoeconomica