Se presentaron los fundamentos de la sentencia de condena de Graviano y Filippone

Por Aaron Pettinari y Alessia Candito-22 de enero de 2021

Durante años se creyó que la 'Ndrangheta nunca había tenido nada que ver con la temporada de masacres. Veintiséis años después en Reggio Calabria se ha llegado a una nueva verdad y se puede decir que el apoyo del crimen organizado de Calabria a Cosa Nostra no fue solo moral, sino concreto.

Esta es el cuadro emergente en el juicio 'Ndrangheta Stragista, que en julio pasado condenó a cadena perpetua al jefe de Brancaccio, Giuseppe Graviano y a Rocco Santo Filippone.

Ambos fueron considerados responsables, como autores intelectuales, de los atentados y homicidios ocurridos entre diciembre de 1993 y febrero de 1994, en los que también perdieron la vida Antonino Fava y Vincenzo Garofalo (asesinados el 18 de enero de 1994 en la autopista Salerno-Reggio, ndr).

El Mammasantissima de Meliccuco fue condenado a 18 años por el delito de asociación mafiosa (el fiscal había pedido 24) y su tarea fue decisiva no solo para llevar a cabo los atentados sino también para ocultar la firma de la 'Ndrangheta, descargando la responsabilidad sobre los hombros de dos 'picciotti' muy jóvenes (Consolato Villani y Giuseppe Calabrò), dispuestos a asumir los asesinatos cometidos como resultado de una maniobra personal. En cambio, como surgió durante el juicio, los mismos se insertan dentro de una lógica decidida por el sistema criminal del que forman parte las mafias.

Los magistrados dicen que esos atentados contra militares deben ser considerados, a todos los efectos, dentro del contexto de la estrategia de masacres como forma de ataque al Estado y que formaron parte de una "común estrategia subversivo-terrorista" dictada por razones económicas y políticas y, en los motivos de la sentencia, la presidenta del Tribunal Penal de Reggio Calabria, Ornella Pastore, destaca precisamente este aspecto, subrayando cómo "de esta estrategia, los tres ataques a los carabineros (afortunadamente no todos exitosos) constituyeron uno de los momentos más significativos de un cínico plan de control del poder político (afortunadamente fallido) en el que convergieron también tendencias subversivas de diferente signo (servicios secretos desviados) debido a la 'contaminación' o 'evolución' originada por la inclusión de la mafia siciliana y calabresa dentro de la masonería". "La culminación de este ataque al Estado -sigue diciendo el Tribunal Penal- se debería haber alcanzado el 23 de enero de 1994 con el atentado contra el Estadio Olímpico de Roma que, si se hubiera llevado a cabo, habría determinadola muerte de decenas y decenas de carabineros, doblegando definitivamente al Estado, ya afectado por las masacres ocurridas en años anteriores".

Una conclusión, esta última, muy similar a la alcanzada por el Juzgado Penal de Palermo en el juicio sobre la denominada Tratativa Estado-Mafia.

Forza Italia como referente

Según el Tribunal, el ataque a los carabineros en Calabria y el fallido atentado al Olímpico, se habrían producido "en un momento en que las organizaciones buscaban nuevos y más fiables contactos políticos, dispuestos a llegar a un acuerdo con la mafia, que fueron encontrados en el nuevo partido Forza Italia de Silvio Berlusconi, en el que habían confluido los movimientos separatistas nacidos en esos años como respuesta a las presiones autonomistas en Sicilia y Calabria".

En los fundamentos de la sentencia de primera instancia, los jueces también analizan lo que informó Gaspare Spatuzza sobre la reunión que presuntamente tuvo con el jefe Graviano en el interior del bar Doney en Roma, unos días antes del fallido atentado al Olímpico, que debió ocurrir el 23 de enero.

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"Tenía un aire alegre y me dijo que habíamos obtenido todo lo que buscábamos gracias a personas serias que habían realizado la cosa -me lo había dicho en varias ocasiones- entendí que se refería al proyecto del que ya me había hablado anteriormente, en otra reunión en Campofelice di Roccella"."Luego -continuó- agregó que esa gente no era como esos cuatro cornudos de los socialistas que primero nos pidieron votos y luego nos hicieron la guerra". "Les dije que las cosas saldrían bien", habría dicho Graviano. "Entonces -concluyó- medió el nombre de Berlusconi. Le pregunté si era el del canal 5 y respondió afirmativamente. Agregó que en el medio estaba también nuestro compatriota Dell'Utri y que gracias a ellos teníamos el país en nuestras manos. Y por país me refiero a Italia".

¿Es posible que Dell'Utri y Graviano se hayan reunido en los días anteriores?

Según la Corte "se puede considerar razonablemente que el 21 de enero de 1994, antes de reunirse con Spatuzza para discutir los detalles finales del ataque al Estadio Olímpico, tuvo la oportunidad de hablar con Dell'Utri que estaba en Roma, no lejos del bar Doney".

Durante el juicio se supo que en ese momento Marcello Dell'Utri se encontraba en el Hotel Majestic de la Capital, donde se llevaba a cabo una convención de Forza Italia, a unos cientos de metros del bar Doney.

La búsqueda de los autores intelectuales externos

Hojeando los documentos en que se fundamenta la sentencia queda claro que la condena de los dos capos mafiosos es solo el primer paso de una investigación que puede ahondar también en esas sombras que han resistido estos veintiséis años y que tanto preocupa a los protagonistas de rostro cubierto de esa temporada de sangre y terror.

Porque detrás de las masacres y atentados no solo estaba Cosa Nostra o la 'Ndrangheta, sino también otro poder.

Siguen diciendo los jueces del Tribunal Penal que "no se puede descartar en absoluto, de hecho, parece bastante probable, que detrás de estos hechos haya protagonistas políticos que, a través de la 'estrategia de tensión', quisieron evitar la llegada al poder de la izquierda, temiendo también a las organizaciones criminales, que habían logrado gozar de beneficios y concesiones con referentes políticos anteriores. Por lo que se puede decir que en esta circunstancia se había presentado una suerte de convergencia de intereses entre varios sectores que apoyaban ideológicamente la estrategia de masacres de Cosa Nostra". "Las conclusiones a las que llega este Tribunal en cuanto a la responsabilidad del imputado -sigue diciendo la sentencia- constituyen sólo un primer paso, ya que la compleja averiguación previa, incluidas las declaraciones de Giuseppe Graviano, deja vislumbrar la implicación de otros sujetos que han contribuido a la concepción y resolución de los hechos bajo consideración. Lo que obtenemos es que detrás de todo esto no solo había organizaciones criminales, sino también toda una serie de sujetos de distintos orígenes (políticos, masónicos, servicios secretos), que actuaron con el fin de desestabilizar al Estado para obtener "ciertas ventajas de diversa índole, aprovechando un momento de crisis en los partidos tradicionales". Por ello, "en referencia a la identificación de estos sujetos", el Juzgado Penal de Reggio Calabria remitió algunos documentos del juicio a la Fiscalía de la República para que siga investigando.

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Además, el mismo fiscal Giuseppe Lombardo, durante la acusación, había anunciado que las investigaciones no se detendrían. Para él, y para la Fiscalía de Reggio Calabria dirigida por Giovanni Bombardieri, las manos que diseñaron esa temporada de sangre no fueron en modo alguno externas. Son expresión del mismo complejo sistema criminal al que pertenecen los jefes mafiosos. Y en contacto con ellos se convierten en "alta mafia", que nada tiene que ver con gorras y escopetas.

Todo ello surge de la relectura de los hechos que se desarrollaron en torno a las masacres, de las airadas declaraciones que el propio Giuseppe Graviano soltó en la sala de audiencias con sus declaraciones espontáneas, trasladadas también a un memorando presentado en el proceso.

Palabras con las que el jefe de Brancaccio acusó a Berlusconi de haber recibido, durante años, financiación oculta de su y otras familias sicilianas. Dinero "usado para la construcción, para la televisión, para todo" y nunca devuelto. Dinero del cual –dijo el jefe de Brancaccio en la sala de audiencias- habría constancia en un escrito privado de su familia, que parece hacerse eco de ese "cuaderno que podría causar un terremoto" que Toni Calvaruso dice haber recibido de Bagarella y entregado a Graviano.

Y es a partir de estos elementos que se vuelve a partir. Incluido el dinero que Cosa Nostra y la 'Ndrangheta han invertido en el norte.

Una línea investigativa que se entrelaza con otros juicios e investigaciones, como el del asesinato del juez Antonino Scopelliti, asesinado en Calabria en agosto de 1991, mientras preparaba la acusación para el Maxi Proceso a los jefes de Cosa Nostra Dome, que en pocos meses llegaría a la Corte Suprema.

O el juicio Gotha, o el que condenó al actual alcalde de Imperia, Claudio Scajola, a dos años de cárcel (con sentencia suspendida) por haber ayudado al exparlamentario Amedeo Matacena, aún prófugo en Dubai, a sustraerse a una condena definitiva por actividades mafiosas. Incluso en esos documentos se refleja la imagen de un sistema de poder que no ha terminado, que se autoalimenta y se protege. Y como dijo Lombardo después de la sentencia "hay un trabajo que a partir de este proceso debe empezar y continuar".

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*Foto de portada original: © ACFB

*Foto 2: © Imagoeconomica / El exsenador Marcello Dell'Utri y el exprimer ministro Silvio Berlusconi

*Foto 3: www.antimafiaduemila.com / El jefe de Brancaccio, Giuseppe Graviano