Por Elena Borsellino-18 de enero de 2021

Angela Gentile Manca, madre de la víctima inocente de la mafia Attilio Manca, Luisa Impastato, sobrina de Peppino Impastato, el periodista y activista de Cinisi asesinado el 9 de mayo de 1978 y Luana Ilardo, hija de Luigi Ilardo, exjefe mafioso de la provincia de Caltanissetta transformado en confidente, asesinado el 10 de mayo de 1996, antes de que pudiera convertirse definitivamente en colaborador de justicia. Tres voces de mujeres valientes, comprometidas no solo en dar vida a la memoria de sus seres queridos, sino también en hacerles justicia en un país lleno de misterios.

Sus testimonios de "Mujeres contra la mafia" fueron difundidos por Radio la Voz de a Esperanza Catania en Facebook, en colaboración con la Red Antimafia de Brescia, en el programa conducido por Daniela Piazza junto a la profesora Maria Beatrice Spalinger, representante de la Red Antimafia, dedicada a "Caminos de Educación Cívica". El cuarto de una serie de encuentros aún en curso.

Testimonios importantes para comprender el fenómeno criminal, con especial atención a los jóvenes.

"No se puede construir el futuro si no se conoce el pasado. Diecisiete años de esta pelea realmente me han agotado, pero me alegro de haberlo hecho. Y continuaré haciéndolo mientras mis fuerzas me lo permitan. Luego seguirán los jóvenes", recordó Ángela Manca, hablando de su hijo y contando su historia a los estudiantes que la escuchan, esperando pasarles el testimonio de su propia lucha por la justicia.

Attilio Manca fue encontrado muerto en la mañana del 12 de febrero del 2004. Se estableció que la causa de la muerte fue una sobredosis de heroína.

Una historia en la que hay muchas incongruencias en la reconstrucción inicial, que veía el caso como un suicidio. A lo largo de los años, ha surgido un posible motivo: Attilio, como urólogo muy competente, habría colaborado en una cirugía practicada al jefe mafioso fugitivo Bernardo Provenzano.

Durante los últimos 17 años, Ángela Manca y su esposo han luchado por obtener la verdad, apoyados no solo en las pruebas, sino también en el testimonio de cinco colaboradores de justicia. Pero, como dice Ángela Manca, se trata de una "verdad que podría descubrir otras verdades indecibles", sobre la fuga de Provenzano y la ayuda recibida durante su evasión.

Posteriormente tomó la palabra Luana Ilardo. Su padre era Luigi Ilardo, jefe mafioso de la provincia de Caltanissetta. Luego de 11 años en prisión, Ilardo decidió cambiar de vida y había colaborado en la detención de varios mafiosos. Luana Ilardo vio a su padre por última vez la tarde del 10 de mayo de 1996. La noche de ese mismo día fue asesinado.

Un crimen trágico que se produjo pocos días después de lo que habría sido el inicio de su colaboración con la justicia.

Varios arrepentidos hablaron de una filtración de noticias sobre su papel como informante, lo que lo habría colocado instantáneamente en la mira de la mafia y de partes de las instituciones desviadas de las que ya había hablado como confidente al coronel Riccio. "Hemos pagado el precio de los familiares que no estaban en condiciones de tomar decisiones diferentes", dijo Luana Ilardo sobre la participación de su padre en el crimen organizado.

"El estudio, la legalidad, el deporte se convierten en armas muy importantes que pueden marcar la diferencia en el camino de un niño que está a punto de ser hombre", explicó a los niños que escuchaban. El mensaje que quería transmitir, a través de la historia de su padre, es que "es posible cambiar".

La última en hablar fue Luisa Impastato, sobrina de Peppino Impastato, nacido en una familia mafiosa. Ya de joven decidió no solo no compartir el estilo de vida y los valores de su familia paterna, sino también luchar contra el sistema que representaban.

"Fue mi abuela quien me hizo no solo conocer, sino también amar la historia de mi tío y la fuerza de esa historia", recordó Luisa Impastato. Felicia Bartolotta, la madre de Peppino, valoró aún más la figura de su hijo y logró obtener la justicia que se merecía, luego de 24 años de largas y agotadoras batallas legales y sociales. Pero los frutos de estas luchas no solo están floreciendo en el poder judicial. De hecho, crece una gran solidaridad por parte de la gente, gracias al gran gesto de Felicia, que abrió de par en par las puertas de su casa a todo aquel que quisiera conocer la historia de su hijo. Luisa, hoy, es presidenta de la Casa de la Memoria "Felicia y Peppino Impastato", con la que intenta llevar adelante el compromiso de su abuela, en la misma casa en la que vivieron ella y Peppino.

Tres historias distintas, pero unidas en un grito de verdad y justicia. Porque como concluyó Luana Ilardo "cuando se experimenta un dolor tan severo, insoportable, es como si cada uno de nosotros tuviera una misión. La de no dejar que nadie más sufra el dolor que hemos vivido".

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*Foto de portada: www.antimafiaduemila.com