El testimonio del general Pellegrini en el proceso de apelación

Por Aaron Pettinari-19 de enero de 2021

"¿Pietro Riggio? Su nombre me lo dio un personaje que no recuerdo, pero probablemente también encontré el nombre mirando mis papeles viejos. Una persona, probablemente de los servicios, que me señaló un colega. Tengo la duda de si me lo señaló un colega de la DIA o de la Territorial. También podría identificarlo, creo, pero no lo sé exactamente. Tengo una duda y la reportaré al Procurador Paci (regente de la Fiscalía de Caltanissetta)". Quien así se expresa es Angiolo Pellegrini, general retirado de los Carabineros y exdirector de la DIA de Reggio Calabria, Roma y Palermo, al declarar en el proceso de la Tratativa Estado-Mafia, que tramita ante el Tribunal de Apelación presidido por Angelo Pellino (juez a latere Vittorio Anania).

Al responder a las preguntas de los fiscales generales adjuntos, Giuseppe Fici y Sergio Barbiera intentó explicar las formas por las que entró en contacto con el colaborador de justicia nisseno, quien en su momento inició una relación confidencial con la DIA.

Un testimonio de a ratos confuso, sobre todo a la hora de identificar la génesis de esa relación y esclarecer el papel de algunos sujetos. "En Roma lo conocí de una manera particular –reiteró- me dijeron que había una persona que lo había conocido en la cárcel y que Riggio estaba disponible para dar información sobre Bernardo Provenzano. Conocí a esta persona, que se llamaba Antonio Mazzei, nacido en el 48, en Caserta. Y me dijo que Pietro Riggio sabía cosas de Provenzano. Hablé de ello con el subdirector de operaciones de la DIA, Cesare Palazzo. Sabía que el Dr. Chelazzi estaba realizando investigaciones en el caso 'Abisso' para entender si había llegado alguna ayuda para las masacres desde las cárceles. Teniendo en cuenta que Riggio era un excustodio, lo hablé con Pierluigi Vigna y con el propio Chelazzi. ¿La razón? Tenía un interés particular en Provenzano. Lo investigué y descubrí sus actividades comerciales, a pesar del limitado personal. Saber que alguien podía dar información sobre Provenzano despertó mucho mi interés".

Mazzei no era un hombre común. Pellegrini le puso un apodo: "el Príncipe". "Se vestía de forma llamativa, como si fuera un noble. Me parece recordar que tenía un anillo con sus iniciales". Un rasgo distintivo, este último, que también había anticipado al arrepentido nisseno que lo había señalado como sujeto perteneciente a los Servicios.

Consultando algunas agendas de la época, incorporadas al proceso, Pellegrini confirmó las fechas de las reuniones que tuvieron lugar en el verano de 1999: "El 2 de julio conocí a Mazzei y le dije que no tendría una entrevista de investigación con Riggio pero que sería interrogado el 7 de julio por Chelazzi y que si tuviera algo que decir se lo podría decir a Chelazzi". En esa fecha del 7 de julio Pellegrini tuvo la oportunidad de tener una reunión informal, previa al interrogatorio de Chelazzi, a la que también asistió Mazzei. Ese encuentro, según dijo el testigo, "fue casual. Una oportunidad para saber si realmente sabía algo de Provenzano". A pesar de los repetidos pedidos de aclaración de los dos magistrados y del propio presidente de la Corte, no se entendió bien en qué calidad habría participado en esa charla.

"Mazzei era un exprisionero, no sé qué hizo exactamente –explicó-. ¿Si era de los Servicios? Probablemente, ya que quien me lo presentó era alguien de los Servicios, pero no me dijo que era colaborador". Y luego agregó en respuesta a una pregunta del presidente Pellino: "Era un nexo de unión. Uno que decía que Riggio estaba disponible para colaborar, para dar información sobre Bernardo Provenzano". El general también habló sobre esa conversación informal con Chelazzi el 28 de julio: "Le mostré a Chelazzi mi interés por Provenzano. Supe que Riggio no quería colaborar con Chelazzi y le dije que mi impresión era que su intención era salir de la cárcel y luego intentar infiltrarse en el entorno para llegar a Provenzano".

Durante la declaración, sin embargo, el exjefe de la DIA informó que nunca había establecido con Riggio una infiltración en Cosa Nostra, pero confirmó la relación de colaboración, tanto que fueron informados los jefes de la Dirección Central y también la autoridad judicial en las personas de los magistrados Leopardi y Messineo en Caltanissetta y Prestipino en Palermo.

La operación "Crepúsculo"

En el 2001 también fue enviada una carta de la DIA dando un nombre a la operación, llamándola "Crepúsculo". Pellegrini también confirmó el hecho de que Riggio "informó que un conocido suyo, un tal Peluso, debía venir a Palermo para hacer algo ordenado por el crimen. Fui a hablar con Grasso en Palermo. Y pregunté por la posibilidad de hacer escuchas telefónicas a Peluso. Grasso dijo que no había suficientes elementos para realizar intercepciones. Ante la respuesta, le pregunté al primer departamento de la DIA la posibilidad de realizar intercepciones preventivas. Duraron cuatro meses, pero no salió nada. De hecho, también recuerdo consideraciones duras, como si Peluso fuera un fanfarrón o un estafador".

Si bien en un primer momento Pellegrini dijo que "no sabía a qué episodio delictivo concreto se refería Riggio", después de leer en la sala del tribunal la información de enero de 2001 que también se refiere a una hipótesis de atentado, reiteró: "No he hecho ninguna consideración, pero he informado lo que Riggio dijo. En lo que respecta a las divisiones en Cosa Nostra, ya era evidente que Provenzano se había distanciado de Riina y que le importaban más los intereses económicos y financieros".

Pellegrini también explicó las razones por las que recién a partir de mayo fueron registrados los informes del servicio: "Surgió la duda sobre si Riggio estaba aprovechando sus actividades para pedir dinero. Nos enteramos de que lo estaba investigando el ROS y decidimos asentarlo todo". Al mismo tiempo, negó que le hubiera dicho a Riggio que se infiltrara cometiendo delitos: "Solo tenía que informar lo que sabía. Era una fuente y tenía parientes mafiosos. Tenía que ser un fantasma y extenderse por todo el territorio. ¿Qué pidió a cambio? Reintegrarse a la policía penitenciaria. Su información no era falsa, pero se refería a personajes prominentes. También surgieron referencias de personas con antecedentes penales y esa información tuvo que ser desarrollada. Aunque más tarde no nos llevara a Provenzano".

Luego prestó declaración el coronel Tersigni quien, si bien en un principio solo acompañó a Pellegrini a las reuniones con el entonces confidente nisseno, luego gestionó personalmente la relación.

Dijo que Pellegrini sólo lo involucró en una fecha posterior y que no se le dijo nada con respecto a las declaraciones anteriores de los meses que van de enero a abril del 2001. Esto significa que no sabía nada sobre el "hecho llamativo que se realizaría en Palermo" al que se refirió Riggio. El arrepentido, al declarar en el juicio, había manifestado que lo había hablado con ambos oficiales, pero Tersigni negó categóricamente la circunstancia, como de haber ofrecido dinero por el posible arresto de Emmanuello. En cambio, confirmó el intento de involucrar a Carmelo Barbieri para capturar al fugitivo.

El proceso se pospuso para el próximo 8 de febrero con el Fiscal General, quien ya anunció que renunciaría al interrogatorio de la Dra. Ferraro como testigo.

Finalmente, en la apertura de la audiencia, se anunció que el colaborador de justicia Giovanni Brusca se encuentra en aislamiento porque ha contraído Covid-19. Brusca, en primera instancia, fue absuelto por prescripción, dado el reconocimiento de circunstancias atenuantes específicas para los arrepentidos.

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*Fotos originales © ACFB / Imagoeconomica