Qué bomba mediática, y no solo mediática, el arresto de Antonello Nicosia, miembro del comité nacional de Radicales Italianos, comentarista de televisión, del sur de Sciacca, y mafioso, de 49 años, una vida perdida entre las "batallas por los derechos de los presos de la mafia" y algunas bromas sobre Falcone y Borsellino, "la misma mierda", a los que se les podía hacer de todo excepto llamar al aeropuerto de Palermo con sus nombres. Esta es realmente una gran noticia.

En estas décadas hemos visto mafiosos esposados en abundancia. De todos los rangos, de todos los pesos, de todos los tamaños.

Pero esta vez, la Fiscalía de Palermo, dirigida por Franco Lo Voi – firmaron la disposición los fiscales Paolo Guido, Gerri Ferrara, Francesca Dessì (Carabineros y Finanzas en acción operativa) – logró atrapar de entre las tinieblas criminales a un ejemplar de mafioso que muchos pensaban que no existía en la naturaleza. Y ya. Justo así.

Como cuando los pescadores sacan del mar un monstruo marino cuya presencia se debe a la crisis del ecosistema y que nadie había visto antes.

Porque nos gustaría que alguien nos explicara, dado que muchas almas sinceras ahora piensan que se saldrán con la suya apostando al "doble juego" de Nicosia y al hecho de que incluso había engañado a la ingenua Pina Occhionero, parlamentaria antes de Leu y ahora renziana de Italia Viva, que alguien nos explicara, decíamos, cómo hizo Antonello Nicosia para pasar con una condena a más de diez años por tráfico de drogas a las pequeñas habitaciones amortiguadas de Montecitorio y a las celdas de aislamiento de los mafiosos condenados.

¿Cómo?

¿A un hombre condenado a diez años por tráfico de drogas se le da una "tarjeta" para cruzar el umbral de Montecitorio? (El Palacio Montecitorio es la sede de la Cámara de Diputados de la República Italiana, ndt).

Uno podría preguntarse: ¿es un burdel corrupto el Parlamento italiano?

¿O es un grupo de buenas personas condenadas a pastar, sin saberlo, junto a bribones travestidos y camuflados?

A propósito de este tema, Il Foglio escribe, en un artículo modestamente anónimo: "nuevo argumento propagandístico para los manipuladores".

Ejemplar, no hace falta decirlo, la lucidez del Foglio, órgano histórico, tradicional, casi jurásico, de todos los mafiosos, asociados y condenados "injustamente", que durante décadas, del periódico de Giuliano Ferrara, han sacado oxígeno y brillantes esperanzas de un sol del futuro sin cadena perpetua y sin prisión dura. Pero más que un "argumento" para los manipuladores, lo que ha sucedido nos parece un "argumentazo". ¿Y saben por qué?

Porque explica muchísimas cosas.

Explica la infinita ingenuidad de la Corte Europea en materia de cadena perpetua y legislación con premios.

Explica cuántos límites necesita – como lo manifestó hace unos días Nino Di Matteo, consejero del CSM, suscitando el asombro televisivo, con comentarios anexos de Enrico Mentana –, la legislación sobre el tema, sobre todo ahora que la Corte Constitucional ha implementado lánguidamente las directrices europeas.

Explica que el mafioso del "pizzino" (orden escrita en un pequeño papel, ndt) no se rinde, y si no le dejan escribirlo en el papel que quiere, lo escribe en papel con membrete de la Cámara de Diputados.

Nos hace comprender mejor lo que escribimos aquí, hace unos días, en referencia a la capacidad que tienen las mafias para esconderse en los lugares recónditos de las instituciones.

Es una sonora bofetada a los petimetres de academia que afirman que la mafia ya no existe.

Bomba mediática, entonces.

Argumentazo.

Pero veamos qué más puede explicar la bomba de la Fiscalía de Palermo. Que Matteo Messina Denaro, un fugitivo desde hace treinta años, siempre está en el centro de todos los escándalos que apestan a Mafia y Política, Mafia y Estado, Mafia y Negocios.

¿Un caso?

Quizás así lo piensan ciertas firmas jurásicas del Foglio, que en este momento se abstienen, pero están convencidos de que las relaciones entre la mafia y el Estado no son más que una infamia loca.

No conviene abusar de los silogismos.

Entonces no diremos: Antonello Nicosia se decía radical, era hombre de Matteo Messina Denaro, entonces los radicales son hombres de Matteo Messina Denaro. Esto sería una infamia loca.

Pero le diremos a Emma Bonino, con profundo respeto, que frente a las escuchas telefónicas de Nicosia (palabras miserables, muy miserables), podría haberse ahorrado – y ahorrarnos – la frase: "Siempre estoy por la presunción de inocencia, hasta el final". Mala frase, en idioma político ambiguo.

Los radicales – y esto las investigaciones sobre la mafia lo han explicado, y no ahora – debido a su atención febril a la condición de los detenidos, han sido una especie de enclave involuntario donde – a menudo, no siempre – se han infiltrado delincuentes con intenciones diferentes a las del garantismo.

Finalmente dijimos de Matteo Messina Denaro.

¿Dónde se esconde?

Puede estar en cualquier parte.

En la casa de huéspedes de un cuartel. En el sótano del Vaticano. En un ático en la capital. En la oficina de algún abogado. Dentro de un estudio de televisión. En alguna embajada. En Castelvetrano. En un Estado sin extradición. Y sigo fantaseando.

Por otro lado, si sus socios lo llaman San Matteo y Primer Ministro, tendrán, también ellos, una buena razón. De hecho, incluso en nosotros hay una pizca de garantismo para las ideas cuando son inteligentes.

---------------

Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla. 

Foto originale © Paolo Bassani