tresLOS TRES ROSTROS DE LUCIANO VIOLANTE  
Por Giorgio Bongiovanni - 12  de noviembre 2014
El diputado Luciano Violante, prestando declaración en el proceso Borsellino quater, ha hablado de conversaciones reservadas con el general Delfino, de cartas recibidas de Vittorio Mangano* y Vito Ciancimino y de otros detalles que ahora ya se conocen pero que en esa época, cuando las investigaciones sobre la negociación Estado-mafia (que iniciaron entonces con la investigación "Sistemas criminales", ndr.)

estaban en curso, habrían podido ser de gran ayuda para la magistratura. Ahora bien, después del revés recibido por no haber sido elegido para la Corte Constitucional el diputado ha vuelto a encontrar la memoria perdida sobre hechos importantísimos que ocurrieron en los años '91 - '92 - '93, en el período de los atentados, sobre el que se está investigando desde hace más de veinte años.  
¿Cómo es que este “hombre de las instituciones” haya fracasado clamorosamente su trayectoria antimafia que inició de manera verdadera y sincera?
Tomando en consideración su trayectoria, sus movimientos en los últimos treinta años, constelada por continuos ascensos y descensos, y slalom políticos que al final han decretado su misma caída, tenemos que constatar que nos encontramos de frente a un hombre político mutable, un Violante que tiene tres rostros.  
El rostro joven y limpio de la honestidad, cuando era magistrado, colega de Gian Carlo Caselli, amigo y partidario de don Ciotti* y de Libera, conducía con convinción la lucha a la mafia. A tal punto que el mismo Totò Riina durante un proceso penal en Palermo, desde detrás de las barras, le señaló con el dedo así como a Caselli, Ligotti y otros como personas que eliminar porque eran un obstáculo.  
Aunque corrió el riesgo de comprometer su imagen de antimafioso cuando se metió contra Giovanni Falcone escribiendo en el periódico La Unidad ásperas críticas respecto al juez asesinado, desempeñó un óptimo trabajo contra la criminalidad organizada mientras fue presidente de la Comisión Parlamentaria Antimafia.  
Sin embargo, a partir de la mitad de los años noventa, empezó a tomar forma otro rostro. Y el Violante que primero era un tenaz partidario del proceso contra Andreotti empezó a tomar distancias de un cierto tipo de antimafia, y a adoptar conductas y pensamientos que se iban acercando cada vez más  a las filas de los "berluscones" de derecha. Como lo demuestran las declaraciones del 2003, cuando dijo en Parlamento: "El honorable Berlusconi sabe de seguro que ha sido dada la plena garantía… en el 1994 de que no serían tocadas las televisiones”.  
Como de costumbre iniciaron las críticas contra la forma de obrar de los jueces palermitanos llegando bien pronto a escribir y a conceder entrevistas a periódicos como Il Foglio, Il Giornale y Panorama, haciendo revolverse en la tumba a Enrico Berlinguer*. Alejándose, de este modo, cada vez más de la lucha contra la mafia y olvidándose, por casi veinte años, de hechos importantes vividos en primera persona en ese período de tritol y atentados.  
Quien sabe si Totò Riina mismo se habrá preguntado a sí mismo: "No es que he hecho un error al haber condenado a muerte Violante"?. El largo silencio de Violante efectivamente se acabó sólo después de que Massimo Ciancimino, hijo de Vito Ciancimino (alcalde de Palermo en los años '70 y después condenado por asociación mafiosa y corrupción, ndr.), contó los hechos de los que estaba en conocimiento sobre esa temporada de sangre, mencionando también el nombre de Violante como posible interlocutor del padre. ¿Se necesitaba entonces que el hijo de un mafioso le recordara a un ex magistrado que era el caso de declarar oficialmente y poner en acta todo lo que sabía?
Casi prostrado a los valores de la derecha para conseguir una butaca en la Consulta (sede de la Corte Constitucional), Luciano Violante al final ha sido tirado por sus mismos partidarios dentro del partido y al final incluso por Renzi, el "matador de la nada”, y se ha visto rechazar la elección a la Corte Constitucional.
 Y he aquí que se nos presenta a todos nosotros el tercer rostro, generado y causado por sus mismas acciones y decisiones, un Luciano Violante fracasado como hombre de Estado. Un oportunista dispuesto incluso a ponerse distintas máscaras y a callar la verdad con tal de llegar a una de las más altas butacas del Estado. Aunque la verdad siempre salga a flote y afortunadamente Violante no ha llegado a la meta ambicionada, hay que estar en guardia de hombres como él. Mejor cerrar este triste capítulo y relegar al olvido de la historia de este País al señor Luciano Violante y sus rostros.  
Notas:
- Vittorio Mangano: trabajo para Berlusconi como caballerizo en su mansión de Arcore, Milán, aunque años después fue revelado que en realidad, era un jefe  mafioso contratado para proteger a la familia de Il Cavaliere. Mangano fue condenado por mafia y murió en el 2000.
- Don Luigi Ciotti: El cura que se puso al frente de la lucha antimafia
http://www.libera.it/flex/cm/pages/ServeBLOB.php/L/IT/IDPagina/1132