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SI HASTA GRASSO SE DESMIENTE A SI MISMO

El interrogatorio al Presidente del Senado durante el proceso judicial
sobre la tratativa Estado-mafia

Por Giorgio Bongiovanni - 11 de Julio de 2014
Estrepitosas han sido las declaraciones políticas, en el marco del proceso sobre la tratativa mafia-Estado, del Presidente del Senado Piero Grasso que ya ha colgado su túnica de magistrado a la pared, y con ella la voluntad que lleva a los magistrados fieles a los principios de la Constitución a buscar la verdad. Ahora Grasso es un político de raza, y a la prensa le responde siguiendo el protocolo de los políticos del decir y no decir, con frases hechas y políticamente correctas. Ante la pregunta de los periodistas presentes, hoy en el aula judicial, el Presidente del Senado responde que serán los jueces quienes establezcan a lo largo de los distintos grados procesales la existencia de la tratativa. Y cuando un cronista precisa que otras cortes ya se han pronunciado sobre ese punto, afirmando que la misma existió, Grasso responde: “Si, es cierto, la Corte de Florencia, pero con otras perspectivas y otros segmentos. Algunos hablan de una, dos, o incluso tres tratativas”. Pero el Presidente del Senado, cuando aún vestía la túnica, se pronunció en manera muy diferente sobre el nefasto comportamiento del Estado que desembocó en el asesinato de sus colegas y amigos Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.

En el año 2009 , entrevistado por el noticiero “Tg3”, el entonces Procurador nacional antimafia, sostenía sin lugar a dudas que en los primeros años de la década de los ’90 la tratativa con Cosa Nostra existió, y que la mafia había comprendido que podía chantajear al Estado: “Cuando Riina le dijo a Brusca, como él nos dijo, que ‘se asustaron’, quiere decir que se había activado el mecanismo de chantaje al Estado: el atentado contra Falcone funcionó de esa forma. La aceleración probable del atentado contra Borsellino pudo haber servido entonces para reactivar, para acelerar la tratativa con los representantes de las instituciones”. Grasso habló también de “un único hilo conductor entre los primeros atentados (como por ejemplo el homicidio de Salvo Lima) y todos los demás, entre los cuales también se encontraba el fallido atentado en el estadio Olímpico”. En el periódico “La Stampa” declaró además que la tratativa entre el Estado y la mafia “le salvó la vida a muchos ministros” y que los jefes mafiosos inicialmente “pensaban en atacar al poder político y tenían planeados los asesinatos de Calogero Mannino, Claudio Martelli, Giulio Andreotti, Carlo Vizzini”, luego “cambiaron de objetivo, probablemente porque comprenden que no pueden atacar a quienes tendrían que responder a sus solicitudes”.

En 2001 Grasso era Procurador jefe en Palermo y en el libro “La mafia invisibile” (de Editorial Mondadori) apuntó más alto contra las relaciones entre Estado y mafia. En el volumen escrito a cuatro manos junto al periodista Saverio Lodato, Grasso, mientras era entrevistado, sostenía que “Cosa Nostra, muy a menudo, ha sido el Estado. Y que siempre ha tenido la tendencia a contar con hombres de las instituciones que pudieran gradualmente hacerla participar en el sistema de poder”, una mafia que intenta “infiltrarse y convivir, en lugar de oponerse frontalmente al Estado y a la sociedad” delineando así el perfil de Cosa Nostra que ha sido el brazo armado de un sistema de poder político e institucional.
Éste es el Piero Grasso magistrado, que ya ha llegado al ocaso, reemplazado por el Piero Grasso político que desmiente muchas de declaraciones realizadas tiempo atrás, del magistrado que buscaba la verdad sobre las relaciones entre Cosa Nostra y los ambientes de poder que permitieron el asesinato de sus amigos Falcone y Borsellino. El Piero Grasso de hoy, que sonríe serenamente ante las cámaras de video, es el político. Y los políticos, como es sabido, a menudo se cuidan de decir “la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”.
Imágenes extraídas de video.repubblica.it