El video de la reunión ministerial, fue verdaderamente un show de terror y cada ministro tuvo su momento especial para poder expresar lo peor de sí. Entre innumerables atrocidades dichas, llama la atención la del ministro del medio ambiente Ricardo Salles, quien hablo de aprovechar la atención de todo el mundo en la pandemia del Covid-19 para realizar el cambio de algunas leyes ambientales:

“Nosotros tenemos la posibilidad en este momento que la atención de los medios de comunicación está en el Covid-19 para pasar las reformas ilegales de desregulación”.

Otra persona que también llamó mucho la atención durante la reunión, fue el ahora ex-ministro de educación, Abraham Weintraub, quien se fugó a los Estados Unidos el mismo día de su despido y que corre el riesgo de ser deportado. Hizo un duro ataque al STF: “Si fuese por mí, yo pondría a todos esos vagos en la prisión. Empezando por el STF” y también atacó a los pueblos originarios y gitanos:

“Odio el termino pueblos originarios. Odio el término pueblo gitano. Hay solo un pueblo en este país, quieran o no quieran, es uno solo, es el pueblo brasileño”.

Volviendo al tema principal, Jair Bolsonaro en esta misma reunión, ha confesado su interés en armar a la población para que no sea “esclavizada” por una dictadura comunista. Un claro objetivo político detrás de los decretos del uso de armas, que va mucho más allá de una cuestión de seguridad pública.

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Mientras Bolsonaro cometía otro delito más, un grupo de militantes bolsonaristas se organizaba para una especie de campamento alrededor de la Explanada de los Ministerios, donde están ubicados el poder ejecutivo y el congreso nacional.

“300 por el Brasil” es el nombre de un movimiento cuyo objetivo es el estímulo de la desobediencia civil y apoyo al gobierno de Bolsonaro. El grupo es responsable de las recientes manifestaciones antidemocráticas que ocurrieron en Brasil, que pedían el cierre del STF y del Congreso Nacional, junto a una intervención militar. Los “300 por el Brasil” es un grupo paramilitar pequeño pero agresivo, que está decidido a llevar el país al caos. El nombre “300 por el Brasil” es una referencia a la película 300, que retrata la victoria del ejército espartano, donde 300 soldados luchan en contra del ejército persa que contaba con más de 30 mil soldados. El año pasado un grupo de 300 neonazis salió a las calles en Alemania para protestar en contra de la presencia de inmigrantes en el país. El número 300 es una marca del neonazismo en Europa.

La ex líder del grupo se llama Sara Giromini, conocida como Sarah Winter, quien adoptó el nombre de una espía nazista simpatizante de Hitler. Winter fue presa el último día 15 de junio de 2020, por ser indicada como una de las principales responsables diseminadoras de mentiras en internet. Otros políticos bolsonaristas, como el diputado Daniel Silveira y la diputada Carla Zambelli junto al influencer digital Allan dos Santos, también están siendo investigados.

Winter es una ex feminista del grupo FEMEN, un brazo brasileño del grupo feminista ucrania. Pero luego se transformó en una reaccionaria católica obsesionada en atacar la legalización del aborto y la lucha feminista.

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Winter fue secretaria de la ministra de los derechos humanos Damares Alves, una mujer ultra bolsonarista que busca evangelizar al Estado, junto a muchos otros políticos y que auxilia en el retroceso del país hacia una era de oscurantismo.

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Winter tiene una cruz de hierro nazista tatuada en el pecho y una profunda conexión con el movimiento neonazi.

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El grupo “300 por el Brasil” tiene la intención de “Ucranizar el país”, un término muy usado por políticos bolsonaristas simpatizantes de las milicias que se formaron en las protestas de ucrania en 2014. El día 24 de mayo en una manifestación en la ciudad de San Pablo, los militantes tenían la bandera de uno de los grupos que protagonizaron los conflictos en ucrania en 2014.

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Bolsonaro es el político preferido por los neonazis brasileños y apareció en una transmisión de Facebook en vivo, tomando un vaso de leche, una clara asociación con los supremacistas blancos de la extrema derecha americana, que usan el gesto para exaltar la raza y que luego fue repetido por Allan dos Santos y por la “ministra” de los Derechos Humanos Damares Alves.

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Días antes de la detención de Winter,con antorchas en la mano, ella y su grupo marcharon en dirección al STF, una estética muy parecida a los caballeros de la Ku klux Klan.

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Roberto Jefferson, el ex-diputado preso por el delito de lavado de dinero, el famoso “mensalão”, que ha posado en una foto con un fusil en la mano diciendo estar preparado para “combatir” el comunismo, como ya he escrito en artículos anteriores y que ahora es defensor asiduo del gobierno de Bolsonaro, ha recordado que toda la base de apoyo al gobierno, es militar y saldrá a la calle para defenderlo si es necesario.

Los defensores de Bolsonaro siguen avanzando en su proyecto de la destrucción de la democracia en Brasil y siempre que los poderes se unan para frenarlo, como es el caso de las investigaciones de las Fake News, se intensifica aún más la radicalización en una escalada peligrosa. El Bolsonarismo guiado por Olavo de Carvalho, un personaje a quien dedicaré otro artículo entero, está en plena acción.

Autoritarismo y oscurantismo, esa es la política del actual gobierno de Bolsonaro, donde el caos es el único objetivo.

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*Foto de portada: www.saibamais.jor.br

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