g20josePor José Guzmám-2 de diciembre de 2018

Decadencia. La decadencia siempre opera como una señal anticipatoria de lo que viene. Decadencia de las artes, en la filosofía, en la literatura, en la música que se escucha masivamente, en las religiones, en la escala de valores de las personas.Decadencia.

Durante estos días el mundo vivió una catarata de imágenes y simulaciones de un capitalismo competitivo mundial, cuando en realidad cada día las mega operaciones concentran más dinero y poder, dominando cada vez más el universo económico solo unos pocos.

Se realizan continuamente escandalosas operaciones económicas en las sombras, a veces mudas, secretas, y a veces a cielo  abierto, que conspiran contra la supuesta “libertad” de la que deberían gozar los ciudadanos de una vastísima cantidad de países.

Partidos políticos indiferenciados, Izquierda y derecha que se entrecruzan, cambian de roles y se miran al espejo proyectando la misma imagen. Políticos cada día más parecidos, clonados entre sí. La verdadera democracia si es que aún existe, es solo remanente, para cuestiones cada día más cercanas en un barrio o un club, en pequeñas cosas.

Solo subsiste en contadas excepciones en muy pocas naciones desarrolladas y algunos países en vía de desarrollo que como pueden continúan oponiéndose a los dictámenes de este nuevo Imperio.

Los sistemas que dicen respetar el concepto de democracia representativa y republicana que en sus discursos nombran grandes políticas nacionales a implementar, paradójicamente nada tienen de nacionales.

Encender un televisor o visitar las redes es entrar en un bombardeo casi hasta el infinito de información que solo nos distrae de las verdaderas noticias, programas travestidos de noticiarios que se multiplican casi como un virus informático, periodistas con temor a preguntar y entrevistados con agendas de preguntas y respuestas apegadas a un guión.

Derroche de dinero generan los medios hegemónicos a diario que solo sirve para tapar una y otra vez la verdad que se encubre con desinformaciones y medias verdades que no soportan el paso de unas semanas pero generan el shock suficiente para que un gran grueso de la  sociedad las repita sin cesar   , «una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad» una frase de Göbbelsque decía sobre todo cuando se puso en práctica lo que el mismo bautizó como «Guerra Total» (Der Totale Krieg) donde todos los medios eran buenos para conseguir sus propósitos.

Dentro de ese marco se desarrolló la cumbre del G20 en Argentina, una reunión que  nació en 1999 como consecuencia de la crisis asiática y la volatilidad del sistema financiero para facilitar un acercamiento entre los países del G7 y los emergentes, para prevenir y evitar crisis y para crear un orden multipolar. En ese marco, Argentina tuvo un rol importante, en especial en la reunión de 2008, cuando insistió en la necesidad de reformar el sistema financiero internacional, los organismos internacionales de crédito, la erradicación de los paraísos fiscales y la creación de empleo decente, y pudo, frente a la demanda de los fondos buitre, obtener declaraciones importantes sobre la necesidad de que hubiera un sistema donde se respetaran los Estados en las reestructuraciones de las deudas soberanas.

Pero eso es pasado. Esta edición del G20  evidencio que la guerra comercial entre EEUU y China fue el eje de la cuestión y como los demás países participantes se fueron acoplando a lo que podría llegar a pasar teniendo en cuenta los desplantes que Donald Trump tiene a todos acostumbrados en este tipo de encuentros internacionales, el anfitrión Argentina fue un mero espectador, sumiso, mediocre en muchos aspectos.

Pero  este G20 tuvo más, desde un terremoto a horas de su inicio imponiendo en la agenda ese cambio climático que es más que simple papeletas de escritorio o un discurso volátil de campaña. Hasta lágrimas, si lágrimas de un circo que se acaba a nivel mundial pero como marionetas cada uno de los asistentes seguía su libreto, en donde Macron veía a París incendiada mientras untaba con dulce de leche unas tostadas, en una imagen del manicomio en que se convirtió este planeta.

Las noticias hablaran de acuerdos entre China y Argentina, posiciones encontradas entre Rusia y EEUU o un heredero al trono, que si bien tiene quienes lo acusan de asesino vivió su estadía en Buenos Aires como un día más.

Ingredientes para entretejer una  tragedia al estilo del dramaturgo inglés William Shakespeare, una tragedia mundial. Esta filosofía de apariencias, este circo mental, esta burbuja artificial está a punto de bajar su telón y entonces nos daremos cuenta que aquello a lo que denominamos “realidad “no es otra cosa que una alucinación colectiva inducida por los medios de comunicación.

Y entenderemos tal vez lo que dice Hamlet, en la quinta escena del primer acto de la obra a la que dio título,  “hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que han sido soñadas en tu filosofía”.

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*Imagen de Portada: 1 r/ukpolitics