pitPor Damian Recoba -6 de noviembre de 2018

El viernes pasado el ambiente era de tensa calma y ansiedad en la sede el PIT-CNT. A medida que pasaban los minutos, los presentes veían cada vez más cerca la entrada de Roger Waters al escenario dispuesto, con las sillas blancas, mesas y tres panelistas.

Algunos iban a la reunión atravesados por su fanatismo por Pink Floyd. Los más iban a escuchar las palabras de Roger Waters acerca del drama que vive a diario el pueblo palestino y cómo poder colaborar con la campaña de boicot internacional. Muchos habían conseguido su entrada el día anterior, otros la conseguimos sobre la hora. Lo importante es que nadie quería quedarse afuera en una tardecita-noche de tenue lluvia.

El encuentro estaba pactado para las 19hs. “El hombre es inglés… tiene que ser puntual”, comentaba un periodista amigo. Pero Roger Waters no es cualquier inglés… es uno de los máximos exponentes del rock de las islas británicas y de la psicodelia. ¡Es un Pink Floyd!

Los días previos habían estado teñidos por la polémica alrededor de la organización de la reunión en el Teatro El Galpón. Una vez enterado de la situación, Roger insistió para hacer el encuentro.

Tampoco se dejaron de escuchar las distintas voces sobre el hecho, por izquierda y por derecha. “A esa sede amiga del gobierno no voy ni loco”, “¿se olvidan que el PIT-CNT hace cursos en Israel? “o “es un millonario que se hace el izquierdista”.

Las redes sociales dieron para distintas opiniones y para el “discutidero”. Personalmente al ver el recinto colmado en solidaridad con el pueblo palestino, pensé en un diálogo conmigo mismo: ¿acaso no es importante que el PIT-CNT haya puesto su sede al servicio de esta reunión? ¿Qué es el PIT-CNT sino la organización del conjunto de los trabajadores y trabajadoras? Con sus virtudes y sus defectos. La cuestión reside en que el PIT-CNT no es de Pereira, Gambera, Riveron, o Tatiana Antunez, que fueron hace más de un año a Israel complacientemente a reivindicar la “democracia” sionista. Suena contradictorio ya en sus propios términos. Una “democracia” con ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. La “democracia” con el tercer ejército mejor armado del mundo contra un pueblo que resiste a la ocupación y la limpieza étnica.

De hecho, la postura histórica de la central obrera siempre fue de solidaridad con el pueblo palestino. ¿Por qué no volver a reivindicar esa tradición?

Muchos critican la condición de millonario de Waters. Es cierto. Pero me quedo con que podría ser un millonario al que le resbale todo. Roger Waters tiene un discurso humanista, y eso, en este mundo, no es poco… Después de todo es un artista, no podemos exigirle que sea Lenin o Trotsky. Incluso quizás su oposición a Israel no resulte tan rentable en términos de negocios, dado el enorme lobby sionista a nivel mundial. Y quizás su odio acérrimo al fascismo tenga una explicación profundamente personal a partir de la muerte de Eric Waters, su propio padre en la batalla de Anzio en febrero de 1944 en la Italia fascista, ya casi al final de la Segunda Guerra Mundial. Cuando su padre, un militante del Partido Laborista convertido al Partido Comunista Británico, cae en el campo de batalla, Roger solo tenía 5 meses. Esas cosas marcan.

Pasaban los minutos y muchos de nosotros ya con el aparato de traducción simultánea en las manos, esperábamos el momento. Amigos que estaban del lado de afuera avisaban que el viejo Roger estaba llegando. No fue puntual como la tradición inglesa lo indica…

De repente un montón de personas comenzaron a aplaudir mirando hacia el entrepiso. El momento estaba cerca. ¡Estaba ahí!

Finalmente entró Roger Waters y desde el público solo había algarabía, admiración y mucha emoción. El tipo agarró un shemagh (pañuelo palestino) que le tiraron desde la tribuna y comenzó la conversación.

El comienzo fue errático. Es que se quiso ubicar a Roger Waters a discutir sobre la relación entre arte y política, el compromiso del artista, el siglo XX, etc. Pero Waters no quería filosofar. Solo quería hablar de Palestina y de los oprimidos. En última instancia, estábamos ahí para eso… ¿O no?

Luego la conversación se enderezó y nos adentramos en las características y los fundamentos de la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones. Recorrimos la experiencia de lucha contra el apartheid en Sudáfrica y los puntos de contacto con la actual situación también de apartheid del Estado de Israel contra la población árabe dentro de sus fronteras y con la población de los territorios palestinos.

Uno de los mejores y más emotivos momentos fue cuando nuestro visitante nos contó las enseñanzas de su madre. Con un buen vasito de vino blanco de por medio, comenzó a rememorar momentos de su niñez. Su madre, una maestra de clase media alta del norte de Londres, quien se fue al norte de Inglaterra a enseñar. “Mi madre veía a los niños que iban a la escuela sin zapatos y caminaban sobre la nieve…”. Uno en la tribuna se imaginaba esa Inglaterra de la Gran Depresión. Esos eran momentos duros.

Sobre el final, Víctor Bachetta hizo una muy buena pregunta a propósito del agua en Palestina. Debo confesar que cuando la pregunta comienza hablando de la Ley de Riego me dije a mí mismo: “¡no va a entender de qué le estamos hablando!”. Pero la pregunta estuvo bien formulada y permitió que Waters se explayara sobre el terrible calvario al que es sometido fundamentalmente el pueblo de Gaza por parte del gobierno sionista que provee agua cuando quiere y no es potable.

Una vez que las preguntas de las organizaciones se hicieron un tanto “trilladas”, Waters habilitó a preguntas del público. ¡Al fin! ¡Se puso bueno!

Me quedo con la intervención desde la comunidad Charrúa que hace años viene peleando porque el estado uruguayo reconozca la existencia de pueblos originarios dentro de sus fronteras. El mensaje de Waters tuvo un hilo de continuidad con algo planteado anteriormente. “Todos somos homo sapiens, pero hubo algunos que pensaron que podían ir a otros lugares, matar a su población y quedarse con todo”. Con esta crítica al colonialismo europeo en general, el Pink Floyd se solidarizó con las luchas de todos los pueblos originarios y lanzó: “sepan que no están solos”.

Al final Roger nos pidió para terminar la reunión porque al otro día tenía que trabajar. A uno le quedaron ganas de hacer alguna pregunta… ¿Conoció a Ahed Tamimi? Esta joven Palestina injustamente encarcelada por meses, que recientemente recuperó su libertad. ¿Cuál sería el mensaje para los jóvenes como Tamimi alrededor del mundo? ¿Y sobre la solución al conflicto palestino-israelí? ¿Es posible un estado palestino bajo las actuales condiciones? ¿Se puede luchar por un único estado?

No fue posible. Pero sin dudas fue una gran jornada de lucha y homenaje al pueblo palestino. Al menos por un día el PIT-CNT se vistió de palestino.

Caminando después me quedé pensando en algunos pasajes de la conversación. “Hay que aprender a llorar por los hijos de los otros”. Esa frase creo que resume muy bien la vida de los que militamos. Que otra cosa es la militancia por las ideas socialistas, sino un amor inconmensurable al prójimo y a la libertad, y un odio proporcional a la injusticia y al puñado de personas que viven del trabajo ajeno.

Al otro día, volvimos a su encuentro. Esta vez en el “monumento histórico al fútbol mundial”. No para celebrar ese oxímoron denominado “fútbol uruguayo”, sino para vibrar al ritmo de su arte. Hubo espacios para la reflexión y el llamado a la resistencia. Entre sus seguidores, algunos se disgustan o se quejan de las muestras de su activismo político en sus conciertos. Aquí, vale la pena rescatar una comparación que realiza recurrentemente Waters: “Muchas veces uso la analogía de que un músico es como un pintor. Mirá el Guernica, ¿qué ves allí? Al contemplarlo te das cuenta de que Picasso solo tenía en su cabeza atrocidades de la Guerra Civil española. Yo pinto lo que veo, no tengo otra elección”. En este caso, el pulso es excelente y su “ojo” aún mejor para retratar con tanta fuerza una realidad tan patética como interpeladora.

Los que estuvimos ahí, vivimos quizás el mejor show de rock en la historia de nuestro país. Y bueno, pasan las horas y uno sigue: “Big man, pig man, ha, ha, charade you are…”

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*Publicado en La Izquierda Diario

*Foto de Portada: www.laizquierdiadiario  Reactiva Contenidos