La justicia uruguaya condenó a uno de los “clientes” rusos de Astesiano

El subdirector de Policía Nacional renunció tras la revelación del “tráfico de influencias”

Por Antimafia Dos Mil-10 de diciembre de 2022

La red criminal infiltrada dentro del Estado uruguayo -que hasta el momento tiene como eje al exjefe de custodia presidencial, Alejandro Astesiano-, investigada por la fiscal Gabriela Fossati, logró en los últimos días el primer avance en materia de condenas, que aunque periférica, empieza a generar una base sólida de acusación contra una trama delictiva compleja, que involucra a altos funcionarios de gobierno, que abusando de sus funciones y del acceso prácticamente irrestricto de los mecanismos del Estado, desperdigaban favores a diestra y siniestra, desvirtuando completamente la funcionalidad del Estado. Políticamente, la situación también es tensa, puesto que no se conoce aún las dimensiones y el alcance de esta red criminal, ligada directamente a áreas de gobierno que son las encargadas de acompañar las investigaciones judiciales.

Jaque, dijo Karpov

Anatoli Kárpov fue durante varios años uno de los más grandes ajedrecistas del mundo, y las partidas contra Gary Kasparov quedaron en el recuerdo de miles. En Uruguay, otro ruso, otro Karpov (sin familiaridad con el ajedrecista) puso en jaque a la estructura criminal dedicada a falsificar documentación, que tiene entre sus filas al custodio presidencial Astesiano.

En la jornada del martes la fiscal Gabriela Fossati logró un acuerdo, en juicio abreviado, con Roman Karpov, para que éste aceptara los cargos por el uso de documento o certificado falso y la suposición de estado agravado. De esta forma el juzgado Penal del 39° turno, bajo la órbita del juez Alejandro Asteggiante firmó la primera condena en el caso Astesiano.

El ruso Roman Karpov, que deberá cumplir 19 meses de libertad a prueba, era uno de los “clientes” de la red delictiva dedicada a la falsificación de documentación. Karpov, fue el que dio inicio a la investigación, cuando el 21 de setiembre intentó tramitar un cedula de identidad en la Dirección Nacional de Identificación Civil, donde personal del lugar identificaron una serie de irregularidades en la documentación presentada por el ruso, y determinaron que estas eran falsas. La documentación apócrifa certificaba que Karpov era nieto de un ciudadano uruguayo de nombre Alexis Montes, quien falleció en 1991.

El ruso no habla una sola palabra de español, y se había presentado en compañía de una mujer de 20 años -también rusa-, que oficiaba de traductora y que recibió 100 dólares por el servicio. Según declararon ambos, se pusieron en contacto a través de las redes sociales. A partir de Karpov se pudo llegar al intermediario Alexey Slivaev, quien trabajaba junto al escribano Álvaro Fernández y su esposa Patricia Medina. Los tres se encuentran detenidos de manera preventiva desde setiembre. Como ya relatamos, Fernández era quien se comunicaba con Astesiano, quien facilitaba sus contactos y su posición de privilegio dentro del Estado para alimentar la fábrica de documentos falsos.

El pulpo de los favores y los que siguen saltando del barco

La prensa comienza a difundir el contenido de las comunicaciones que mantenía Astesiano. Comunicaciones que hilvanan una red de favores, que sobrepasan por mucho la estima profesional y que se adentran directamente en lo ilegal. Favores que iban y venían con policías y dependientes del Ministerio del Interior, principalmente pero no solo. Policías rasos y jerarcas le rendían pleitesía a Astesiano. Claro, era el jefe de custodia de Luis Lacalle Pou. ¿Qué chapa más grande que esa?

El semanario Búsqueda, publico algunos de los chats en cuestión. Uno de los más comprometedores, de los hasta ahora difundidos, involucra a un policía apostado en Montevideo a quien Astesiano le “gestiono” el traspaso a Rivera. Pero el favor no era gratis. El policía había ayudado personalmente al hijo de Astesiano a guionar una declaración que tenía que hacer por el caso de una moto robada. Incluso el policía estiró el tiempo ante la fiscal, para que el primogénito del jefe de custodia presidencial pudiera estudiar de memoria la declaración falsificada. Incluso le envió una fotografía antes de presentarla ante el tribunal.

¿Con quién gestiono el favor Astesiano? Con el subdirector de Policía Nacional, Héctor Ferreira. “La hacemos corta. Se lo paso a Jorge para que le de pase a Rivera y listo. ¿¿¿Te parece???”, le había contestado el jerarca policial al custodio.

Luego de prestar su declaración ante la fiscalía, Ferreira renunció. No dio explicaciones a la prensa, pero parece que conviene saltar del barco antes de que la mancha llegue más arriba. Pese a la renuncia, que no implica necesariamente un gesto de culpabilidad, el ministro del Interior Luis Alberto Heber salió a bancar al ahora exjerarca. “Es un policía que tiene 40 años de servicio. Como es un cargo de confianza, no está sujeto a sumario ni separación del cargo. Ha entendido que está comprometiendo a la administración y, como buen policía en el cargo de confianza, ha tomado la decisión de apartarse”, dijo el ministro Heber, según publicó Montevideo Portal.

Son muchos los favores de este tipo que iban y venían. ¿Si favor con favor se paga? ¿Qué favores habrá cobrado Astesiano?

“Buenas tardes Alejandro, soy Pereyra, el policía que te paró el domingo en un control de rutina (…). Quería saber a dónde pido el pase de mi unidad y qué tan factible es que pueda ingresar en la seguridad presidencial”, dice uno de los mensajes publicados por El Observador.

Los favores no se limitaban al Ministerio del Interior, también gestionaba situaciones con el subsecretario de Transporte, Juan José Olaizola; y con el subdirector de Ganadería, Ignacio Buffa, con quien quería hablar por un proyecto en Fray Bentos de unos “allegados”.

El diputado por el Partido Nacional, Gabriel Gianoli, también usaba las influencias de Astesiano. “Tengo un caso de la comisaria de Solanas, a un conocido medio fantasma le detuvieron la camioneta -comenzó diciendo el diputado Gianoli, y prosiguió-. Le iban a hacer un peritaje, pero nadie le ha avisado nada y antes de pagar un escrito por abogado quería saber si el peritaje se hizo y si le era favorable. Solo para averiguar –aclaró-, ya que desconozco que fue lo que pasó. Nada de complicarte”. ¿Implícitamente supone que a veces había que complicarse? Nuevamente Astesiano se comunica con Ferreira, y le reenvía los mensajes. Una cosa cotidiana.

En una tanda de mensajes que Astesiano mantenía con un contacto agendado como Subjefe de Interpol, le cuenta los avatares de una investigación en curso, y le envía las declaraciones de una supuesta víctima que estaba colaborando. El contacto le envía un informe de Inteligencia y Astesiano, fiel a su ir y venir de la información, se lo reenvía a un tercero, pero le advierte: “Esto a nadie x favor. Bórralo después. Esto es tráfico de influencia me matan”. El custodio bien claro tenía lo que hacía, y bien en claro tenía los límites de la ley.

Este flujo de mensajes pasaba a metros del presidente. Mientras el custodio simulaba protegerlo. ¿Qué hacía Luis Lacalle Pou mientras todo esto ocurría?

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*Foto de portada: Antimafia Dos Mil