Por Jean Georges Almendras-4 de octubre de 2022

La gravedad y lo mayúsculo de la corrupción en filas del aparato estatal en el Uruguay, con inevitable repercusión en el gobierno de Luis Lacalle Pou, en torno a los pasos criminales dados por el exjefe de custodios del primer mandatario uruguayo, Alejando Astesiano (hoy privado de su libertad preventivamente en una cárcel del interior del país) se ahondaría exponencialmente, y quizás con insospechadas derivaciones a diferentes niveles, si se confirman los trascendidos periodísticos, de que este personaje tuvo vinculación con el mafioso italiano de la ´Ndrangheta Rocco Morabito, cuando estuvo viviendo en el Uruguay bajo la identidad de Francisco Antonio Capeletto Souza, en el sentido de que quien posteriormente fuera el custodio del presidente le habría emitido la documentación falsa que el mafioso portaba y exhibió a las autoridades uruguayas, en momentos en que se hallaba prófugo de la justicia italiana. Esta información salió a la luz en las últimas horas en un programa de televisión de Canal 4, oportunidad en que el periodista que lo conduce, señaló que este dato se lo habrían proporcionado fuentes policiales, sin aportarle mayores detalles. Pero, además, según el informante, también Astesiano se habría vinculado con el clan comandado por el narco uruguayo Sebastián Marset, quien como se informa en nota aparte de nuestra redacción, luego de haber obtenido el pasaporte falso (cuya emisión en Dubái generó un escándalo de proporciones en nuestro país) se habría retirado de los Emiratos Árabes, para poner proa al Uruguay (ingresando obviamente con un pasaporte falso, porque ya estaba requerido por Interpol) donde encaminó sus negociados, buscó protección y finalmente optó por abandonar el territorio (con rumbo incierto y desconocido a la fecha) con su esposa de primeras nupcias y su hijo pequeño. De ahí en más, a esta hora, el saldo de toda esta movida se centra exclusivamente en el trascendido de que el hoy mediático Astesiano, habría sido eje del hampa operante en el Uruguay, se estima hasta el momento, en todo lo que concierne a aportarles documentación falsa, que tal parece, es su especialidad, desde mucho antes de haber sido elegido como custodio presidencial, lo que significaría que es poseedor de una muy prolongada trayectoria delictual, tema harto preocupante, para el sistema político y para la ciudadanía.

Claramente, los caminos del hampa son enigmáticos, misteriosos y nada gratificantes, especialmente cuando en algún momento, quienes andan sobre ellos, cometen errores que los desenmascaran o son detectados por funcionarios honestos, que optan por no transar con la corrupción.

Alejandro Astesiano, es desde hace días la piedra del escándalo, porque siendo nada más ni nada menos que custodia del presidente Lacalle Pou manejaba y era cabeza de una organización delictiva que falsificaba pasaportes -entre otros delitos- siendo además un muy sólido criminal poseedor de antecedentes de distinto tenor, que muy prolijamente le fueron “eliminados” de los controles internos, para dejar en claro a la vista del presidente de la República que se trataba de una persona de trayectoria profesional, como ex policía, intachable. Obviamente este no era el caso, porque Astesiano, cada día que pasa va arrojando sorpresas a granel, sin contar, que el escándalo va dejando además una estela de repercusiones en el plano gubernamental y político, de grandes proporciones.

Y ahora, con este trascendido recorriendo los medios y puesto a conocimiento público, la sola idea de que la lógica mafiosa concierne descarnadamente a nuestra sociedad, no es una metáfora, es un hecho.

Múltiples veces , desde nuestros artículos y desde nuestra redacción hemos señalado que en torno a Rocco Morabito, por ejemplo, tanto su evasión en el 2019 (de la que hay solo un funcionario policial imputado) como su accionar siendo Francisco Capeletto, como empresario en el Uruguay, seguramente respondería a una muy buena red de contactos y personas que no solo lo deben haber asistido para su fuga, sino desde antes para su cobertura de ciudadano portador de documentación -obviamente falsa- acorde para realizar actividades sin despertar sospechas, siendo que desde años era requerido internacionalmente desde Italia, por hallarse prófugo. ¿Cómo se habría vinculado Morabito a Astesiano? Al parecer, según lo aportado en el programa televisivo, cuando tomó contacto con ciudadanos rusos, uno de los cuales fue oportunamente detenido en un restaurante de Punta Carretas e imputado, por su vínculo con Morabitto, del cual, al parecer era conocido desde hace años.

No nos sorprende en absoluto si se confirmase esta información, porque hace a la cosa, propia de la ´Ndrangheta, que busca para su asistencia a personajes de operatividad estratégica dentro de las instituciones. Y, de hecho, tal parece que Astesiano tenía todos los requisitos a su favor, para merecer -a cambio de una buena suma de dinero, o por adhesión a un elemento de la mafia italiana, que obviamente le reportaría óptimos vínculos- dar asistencia a Morabito. Y de ahí en adelante, a ampliar su red de vínculos, hasta llegar -a partir del 2013- al hoy mediático y tristemente famoso Sebastián Marset, y su clan.

Todo esto, de confirmarse en el curso de las investigaciones, dejaría en evidencia la calidad criminal de Alejandro Astesiano, y el nivel de corrupción sobre el cual estaba parado -ajeno por completo, por cierto- nada menos que el mismísimo presidente Luis Lacalle Pou, quien hoy no sale de su asombro, ni de un estupor que lo debe abrumar minuto a minuto, a juzgar por las novedades que van emergiendo en torno a su exhombre de confianza.

Astesiano estuvo vinculado al mafioso italiano de la Ndrangheta Rocco Morabito 2

No olvidemos que al exjefe de la custodia presidencial Alejandro Astesiano, el magistrado Matías Porciúncula le imputó tres delitos muy bien definidos: asociación para delinquir, tráfico de influencias y suposición de estado civil; pero además, Astesiano (que está preso preventivamente en la cárcel del departamento de Florida) viene siendo investigado por la fiscal Gabriela Fossatti por lavado de activos, tras hallarse propiedades y empresas a nombre de otras personas, que se conocen como testaferros, tal como recientemenet se ha difundido en los medios de prensa del Uruguay, y nosotros hemos viniendo consignando desde nuestras páginas.

Astesiano, por si fuera poco, en su transitar con su doble vida -de respetable custodia presidencial y de ambicioso criminal- su vínculo con Sebastián Marset se habría circunscripto a facilitarle documentación falsa, para sus negociados y sus contactos. Y vaya uno a saber, si capaz, es esa rutina delictual y a espaldas de su función como custodia en la residencia de Suárez o viajando con el presidente Lacalle, tuvo incluso mucho que ver en el tema del pasaporte que le fue expedido a tiempo récord a Marset para salir de Dubái. Estos y otros aspectos que salieron a la luz pública en el programa televisivo de hecho ahora deben estar siendo exhaustivamente investigados por la fiscal que tiene el caso entre manos.

Resumiendo, si alguien suponía que nuestro país estaba exento de lógicas mafiosas instaladas en medio de nuestra sociedad, pues ahora debe pensarlo dos veces antes de mantenerse en esa postura. Como periodistas de una antimafia tenaz, lo hemos dicho en más de una oportunidad. Se trata de una situación, que desafortunadamente no debe ya sorprendernos, sino más bien, nos debe llevar a asumirlo con urgencia, para que desde los ámbitos que correspondan, se trabaje con ahínco para desmantelar, desenmascarar e identificar a los involucrados de un sistema criminal integrado, mimetizado entre nosotros.

Hoy muchos se rasgan las vestiduras por las sorpresas que ha dado Astesiano, como funcionario público desleal, o en el buen criollo, como “corrupto” con mayúsculas. Nosotros decimos, que cuando se trata de mafia transnacional funcional y operativa para el narcotráfico internacional (de la mano de la organización mafiosa la ´Ndrangheta) el tema es más que serio, y requiere una acción inmediata. Situaciones de esta naturaleza puede ir saliendo gradualmente, y no nos debemos dejar aplastar por los asombros, sino más bien debemos abrir bien los ojos: competencia de las autoridades y de los funcionarios honestos de diversas instituciones. Pero está claro que hoy por hoy, algo bastante pútrido se mece bajo nuestros pies.

Alejandro Astesiano y Sebastián Marset, y otros más entre las sombras seguramente operando mientras escribimos estas líneas, son solo la punta de un iceberg criminal, extendido, y mordaz, que no tiene fronteras. Y que está acá en el Uruguay, no tan lejos como la Argentina, o como el Paraguay, por dar algunos ejemplos.

Piénselo, reflexione y nos dará la razón. Ellos -los mafiosos de guante blanco y de apariencias refinadísimas y de oropeles de honestidades a cuatro voces- están, y que no los veamos, no quiere decir que estén ausentes.

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*Foto de portada: subrayado.com.uy

*Foto 2: Antimafia Dos Mil / Romina Torres - Alejandro Astesiano captado, oficiando de custodio, en la plaza Matriz de Montevideo junto al presidente Luis Lacalle Pou, periodistas y ciudadanos