Una fiesta, que incluía un concierto se realizó en el reclusorio nacional de Tacumbú, el jueves pasado, supuestamente por el cumpleaños de un narco relacionado al caso Ja'umina Fest. El Ministerio de Justicia dispuso la intervención de la cárcel y el cambio de las autoridades penitenciarias.

El jueves pasado circuló un video de un concierto de quien sería la cantante Mili Brítez y sus integrantes por el cumpleaños de un preso privilegiado o vip nada menos que en la principal cárcel del país, la de Tacumbú.

Conforme al diario ABC Color, el ministro de Justicia Daniel Brítez manifestó: “Tome la decisión de intervenir el penal, en razón de que hoy a la tarde se hizo una fiesta, el festejo de un cumpleaños, y por las imágenes que pudimos observar también se estuvo ingiriendo bebidas alcohólicas”.

Como primera determinación, el director de la penitenciaria y el jefe de seguridad fueron separados de sus respectivos cargos, dijo Brítez. El actual director general de establecimientos penitenciarios, Julio Balbuena, fue designado como el interventor.

El ministro expresó a ABC Color lo siguiente: “Vamos a recabar todos los datos, vamos a iniciar un sumario para las personas que participaron del hecho. También vamos a comunicar al juzgado de ejecución correspondiente para que se registre como antecedente esta situación una vez que se haya identificado a las personas privadas de libertad que estuvieron involucradas".

De acuerdo a las informaciones de los medios, el cumpleaños sería de Milciades Pedra Gómez, alias Oso Riquillo, procesado por narcotráfico, quién también había sido uno de los acompañantes de Marcos Ignacio Rojas Mora, asesinado durante el tiroteo ocurrido durante el concierto de Ja'umina Fest en febrero del año pasado en la ciudad de San Bernardino.

Lo ocurrido en la principal penitenciaria de Paraguay, podrá sorprender a los extranjeros o los que desconocen “la cultura de la ilegalidad nivel Dios” de esta isla rodeada de tierra como le gustaba decir al escritor Augusto Roa Bastos, sin embargo, para los que convivimos con esta lamentable realidad de podredumbre y connivencia de nuestras instituciones con el crimen organizado y la mafia, no es ninguna novedad.

Hace mucho tiempo que vivimos en un país donde prácticamente no existe estado de derecho y mucho menos estado social de derecho. Prevalece el poder del dinero, el connubio vergonzoso de sectores corruptos de los tres poderes del estado con los intereses de la mafia y el crimen organizado. Ni siquiera la mayoría de los juristas que integran el Poder Judicial, los más intelectuales tienen la ética y el coraje suficiente para enfrentar a las mafias y buscar la justicia social. En el mejor de los casos, una absoluta mayoría de los jueces, fiscales e incluso ministros de Corte solo hacen su trabajo por obligación, sin ninguna convicción o deseo de cambio cultural de este sistema criminal que se ha instalado en el país. Algunos pocos de estos, son honestos, pero cobardes, salvo honrosas excepciones, sin la fuerza de voluntad, el profesionalismo y la conciencia que se necesita para combatir a las mafias o defender la institucionalidad, garantizar la igualdad ante la ley de todos los paraguayos sin privilegios para ninguno.

Y si algunos magistrados se atreven a aplicar los principios constitucionales de igualdad de todos los paraguayos para el acceso a la justicia, de igualdad ante las leyes, sin discriminación alguna, respetando la dignidad humana, para eso está el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM), que históricamente ha sido el brazo político de los grandes corruptores y corruptos, salvo excepciones, para destituir a los jueces y fiscales que no son funcionales al crimen organizado, que defienden su autonomía e independencia de todo poder factico, y proteger a los magistrados bandidos pero amigos, y que son los principales operadores de este sistema criminal, del cual forma parte tristemente la mayoría de nuestras instituciones.

Urge una transformación total del sistema penitenciario del país. A los presos mafiosos se debe aplicar la llamada cárcel dura como en Italia. Una celda especial, sin acceso a celulares, sin contacto con otros presos del crimen organizado, sin comunicación con el exterior, solo una hora de salida o recreo por día dentro de la cárcel. Sólo se puede comunicar con su abogado y un familiar una vez al mes bajo estrictas medidas de seguridad. Esto se podrá lograr solo con la modificación de nuestra constitución nacional, del código penal, procesal y de ejecución penal, aplicación de la cadena perpetua para crímenes mafiosos como homicidios, sicariatos, secuestros extorsivos, etc.

Solo así habrá esperanza de redención ética y cívica, de liberación del Paraguay, cuya sociedad la mafia la ha degradado tanto, que, desde hace 70 años, los paraguayos siguen votando a los mismos personajes de siempre, “a los padrinos del ayer y de hoy”, sin darse cuenta que son sus verdugos.

Foto: Hoy.com.py

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