De último momento

Por Juan José Salinas de Pájaro Rojo (*)-27 de octubre de 2022

Gerardo Milman, mano derecha de Patricia Bullrich, estaba al tanto de los planes para asesinar a Cristina Fernández de Kirchner y se reía diciendo que cuando eso ocurriera, él estaría viajando a la Costa. Y, efectivamente, cuando Sabag Montiel gatilló, estaba en Pinamar. Milman es tan asesino como el lumpen nacido en Brasil. La jueza Capuchetti, es más que evidente (se nego a secuestrar los celulares de las dos colaboradoras de Milman que estaban con él cuando eso ocurrió) no está capacitada para llevar adelante esta causa. No tenemos adversarios sino enemigos mortales, Como bien dijo uno de ellos, López Murphy, son ellos o nosotros. Nos han declarado la guerra. Y muchos, empezando por el presidente, se hacen los que no se enteran.

Por Yvy Cángaro

Jonathan Morel está preso. LA misma suerte corren su socio fundador de “Revolución Federal” Leonardo Sosa, y los secuaces Gastón Guerra y Sabrina Basile. En la celda faltan algunos más, imprescindibles, con idéntica labor que Basile: Cristina Luján Romero, Nilo Medina –que oficia de abogado de Morel–, Ernesto Anzoátegui y algunas personas más, muchas de ellas bautizadas como “las Mabeles”, al decir burlón del propio Morel.

Se trata de un grupo de mujeres mayores de cincuenta años, efusivas, violentas, con tiempo libre y ganas de salir del ostracismo hogareño. Muchas casadas, con hijos y nietos, otras solteras, pero casi todas practicantes de yoga, reiki y rescate de animalitos. Algunas se conocieron durante las marchas anticuarentena –posiblemente su debut manifestante– y trajeron a algunas amigas más, envalentonadas por eso de “cantar cuatro frescas”, hacer catarsis y encima salir en la tele para envidia de las vecinas.

La mayoría se nucleó primero en derredor de Nilo Medina, el joven abogado que organizó las primeras marchas anticuarentena y que pasó unas horas preso por entrat a los gritos en el Hospital de Lobos en plena pandemia, e incluso irrumpir en la Unidad de Terapia Intensiva gritando, desquiciado, improperios contra Soros, Bill Gates, la Reina de Inglaterra y la “plandemia”.

Medina hizo seguidamente alianza con grupos que reclamaban por la inhabilitación de ciertas actividades en pandemia en la lucha contra el virus, como los dueños de gimnasios representados por Hernán Carroll, casi todos musculosos y rapados, que solían ganarse el sustento también como personal de seguridad, los llamados patovicas.

Las Mabeles por fin tenían interacción con algunos jóvenes más agraciados que los maridos cerveceros que dejaron en casa.

Ya lanzadas, las Mabeles fueron por más: encendieron antorchas, prepotearon e insultaron a dirigentes y artistas, crearon perfiles de facebook e instragram para subir fotos y memes contra el kichnerismo, el presidente, la vicepresidenta y todo lo que les huela a “populista”, dejaron aflorar su ausencia de conciencia de clase y cantaron loas a Macri, Milei y Bullrich o se lamentaron por el supuesto asesinato de Nisman. Nada de eso sería muy grave si no fuera porque, además, fueron y son parte del grupo de whatsapp donde se debatía si era prudente matar a una persona o matar a cien, y porque participaron de labores de inteligencia berreta en las puertas de los tribunales federales de Comodoro Py o en la esquina de Uruguay y Juncal.

Un día, todavía no se sabe bien cómo, los antivacunas, los gimnastas, las mabeles y unos cuantos pibes sin estudios ni labores reconocibles, desclasados, al borde de caerse del sistema como Morel, Sosa, Carrizo, Sabag Montiel o Uliarte, se amontonaron detrás de algunos sellos de goma y carteles rimbombantes y dieron a conocer agrupaciones de extrema derecha hasta ese momento inexistentes, como la creada por Carroll “Nueva Centro Derecha” o algunas un poco antiguas ma non troppo como “Jóvenes Republicanos”, “Republicanos Unidos”, o “Bullrichmanía”. Todas interactúan entre sí y algunas, como “Bullrichmanía San Fernando” promovieron explícitamente las acciones de “Revolución Federal”, la agrupación más nueva, creada el 21 de mayo de 2022 con el original nombre de “Rebelión Federal” que, a los pocos días, mutó a Revolución.

Guillotinas, antorchas, horcas. Lemas como “Van a correr”, “Muertos, presos o exiliados”, “Bala a los K” y otras minucias como arrojar basura, teas ardiendo, pretender arrancar las rejas que circundan la Casa Rosada y tomarla por asalto como hicieron con el Capitolio los más iracundos partidarios de Donald Trump fueron planes debatidos y unos cuantos ejecutados. Siempre agitando el fantasma de la muerte por asesinato.

No hubo, que se sepa, alguna Mabel que se escandalice. Al contrario: parecían vivir la escalada con alegría, tal como lo publicaban en sus redes sociales, ponderándose y retroalimentándose.

Y llegó el día en que les pidieron que presten su nombre. Y allá fueron varias, las que hasta ahora conocenos. Es un error mentar a la novel abogada que jamás tocó una garlopa, Ailén Cintia Vallero, como “la socia de Morel”, como hacen tantos medios y periodistas. Ailén Vallero no es ni fue nunca socia de la improvisada carpintería. Solo fue una de las varias prestanombres, así como la supuesta carpintería fue solo una pantalla.

Con ese ardid Morel pudo cobrar casi 9 millones de pesos registrados hasta ahora, aunque él mismo dijo ante el juez que fueron 13, de manos de la famiglia Caputo.

Hasta ahora sabemos que los pagos registrados (falta saber cuántos fueron en mano) se iniciaron el 17 de diciembre de 2021. Ese día, el líder de Revolución Federal emitió una factura al fideicomiso Santa Clara al Sur por 30.000 pesos. Once días después, hizo cinco consecutivas: cuatro por 30.000 y una por 27.000. En total, 176.000 facturó el Día de los Inocentes. Pero el grueso de la facturación sería entre mayo –coincidiendo con la salida a escena de Revolución Federal– y agosto de este año, cuando el plan magnicida estaba en marcha. Esos pagos se hicieron con siete facturas como contraprestación, y solo una a nombre de Morel. Veamos el detalle:

El 24 de mayo de 2022 y por supuestos servicios de carpintería, Francisco Javier Aris cobró por transferencia 1.150.000. Aris no es carpintero: había sido un empleado de una empresa de servicios de grúas, San Blas, con sede en Don Torcuato –localidad próxima a Boulogne– que renunció a su empleo en noviembre de 2021 sin que se conozca su ocupación actual.

Ese mismo día, en vísperas de la fecha patria, la abogada Ailén Vallero, amiga de la infancia y del barrio de Jonathan Morel, y en algún momento su concuñada, cobró por transferencia bancaria y por servicios de carpintería, 2.500.000 pesos que retiró del banco en su totalidad cuatro días después. Pudo facturar a la famiglia Caputo porque se inscribió en AFIP como monotributista en el rubro carpintería solo cuatro días antes, el 20 de mayo.

El 24 de mayo, también, Sergio Cayetano Verde, monotributista clase E registrado en AFIP en el rubro “Muebles para el hogar, artículos de mimbre y corcho” que vive en Pablo Podestá, cobró en efectivo 402.276 pesos, también de mano de los Caputo. El vínculo entre Morel y Verde no parece ser estrecho, y da la sensación de que Verde efectivamente proveyó de algún mueble, como esas mesas de luz de melamina o las sillas de caño, que sirvieron como justificación y tapadera. Eso lo hace suponer, también, el monto tan preciso del pago que fue, además, en contante y sonante.

El 25 de mayo de 2022 Diego Martín Patrignani, supuestamente también del rubro “carpintería”, recibió una transferencia por 168.000 pesos y un monto idéntico dos meses después, el 27 de julio. Patrignani no es carpintero si no, todo indica, un vecino de la localidad de Martínez que prestaría servicios de asesoría empresarial.

El 13 de junio de 2022 aparece la primera transferencia, por un millón de pesos (1.000.000), a nombre de Jonathan Morel. El 28 de junio, quince días después de que Morel embolsó en su faltriquera aquel millón, su ex novia Evelin Natali Balboa (foto), cuñada de Ailén Vallero y empleada del Hospital Municipal de San Isidro, recibió una transferencia de la famiglia Caputo por 2.500.000 por servicios de carpintería, rubro en el que Balboa se había inscripto en la AFIP un mes antes. Es factura, salada, fue la primera. Por supuesto Vallero no es ni fue nunca carpintera.

El 27 de julio (la misma fecha en que Patrignani recibió la segunda remesa) María Isabel Said (foto) recibió en efectivo, y de la mano de los Caputo, 828.854 pesos por la supuesta venta de banquetas y sillas. Unas cuantas banquetas y sillas ha de haber provisto María Isabel, que –como a esta altura era de esperarse– no es carpintera sino remisera de Boulogne y monotributista categoría “E” según consta en la AFIP, donde está inscripta en el rubro “servicio de transporte automotor” y “servicios de call center”.

Este último detalle no es menor, puesto que Morel argumentó haber montado la carpintería con la indemnización por el despido de un call center, y su abogado, Nilo Medina, en entrevista con el periodista Gonzalo Rodríguez, dijo que el vínculo con los Caputo lo había hecho “alguien de un call center”. Difícil es que esta señora de más de 60 años que aparenta no tener más relaciones sociales que sus vecinos de Boulogne, haya vinculado a una de las familias más ricas del país, con el lumpen carpintero, que, además, dijo que conoció a Rosana Caputo porque ella, paseando por el barrio, pasó por su carpintería… que no tiene ningún cartel identificatorio. El tema “call center” merece ahondarse, entre otros motivos porque fue un servicio muy usado por las usinas de propaganda del macrismo.

Que los Caputo financiaron a Revolución Federal está claro. Que posiblemente no sean los únicos financistas, ni Revolución Federal el único grupo que recibió dinero suyo, tampoco. Es indispensable seguir la pista del dinero, y también ver de qué viven, por ejemplo, los “influencers” de derecha como Danann, El Presto, Álvaro Zicarelli, Tipito Enojado, Negro Almeida y Es de Peroncho; como así también como se financia la agrupación de Hernán Carroll, “Nueva Centro Derecha”, amigo de los anteriores y también de Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel, quien lo apretó públicamente con una carta cuasi extorsiva reclamándole que se haga cargo de ponerle un abogado y pagarlo.

Asomó la punta del iceberg, pero debajo hay mucho más: financistas, ideólogos, enlaces, ejecutores. Es indispensable que se unifiquen las causas de los juzgados que ahora llevan por separado los jueces Marcelo Martínes De Giorgi y María Eugenia Capuchetti, ya que a esta altura de la soirée, se ve a todas luces que en el intento de magnicidio estuvieron involucrados muchos más que cuatro locos sueltos. Hay ejecutores responsables, pero con el mismo grado o más de responsabilidad, están los financistas, pues sin ellos ningún plan hubiera sido posible de ejecutarse.

Basile miente

En su declaración ante Martínez De Giorgi, Sabrina Basile dijo que conoció a los activistas de Revolución Federal en junio de 2022, cuando de casualidad se encontraron frente a la Quinta Olivos minutos antes de que estuviera prevista la conferencia de prensa que pretendía anunciar el nombramiento de Silvina Batakis como ministra de Economía, lo que ellos habían frustrado.

Mintió. En las fotos y filmaciones de ese día se la ve portando los mismos carteles, hablando con naturalidad con Leonardo Sosa, Ernesto Anzoátegui y sobre todo, con su coequiper infaltable de esos meses, Cristina Luján Romero. Pero, además, y sobre todo, miente porque hay fotos de ella con Ernesto Anzoátegui en las manifestaciones organizadas por Nilo Medina en 2020, y en una cena de camaradería con Nilo Medina, Ernesto Anzoátegui, Daiana López en diciembre de 2021. Todos ellos forman parte de Revolución Federal, por lo que Basile y estos ejemplares no se conocieron en junio de 2022 sino por lo menos dos años antes.

¡Ahora sí!

En el grupo de “Mabeles” hay dos que son madre e hija. Se llaman María y Erica Che Kelly. Viven juntas en una sencilla casita del barrio Hospital de Luján, y son peluqueras. Son parte activa de Revolución Federal, a donde llegaron como la mayoría: por las manifestaciones organizadas por Nilo Medina en el obelisco, donde quemaron barbijos y declamaron contra la “Plandemia”. Además, hicieron buenas migas con el grupo platense de neonazis del Centro Cultural Kyle Rittehouse, con quienes participaron de escraches frente a la Basílica de Luján.

Erica Che Kelly tiene varios perfiles de Facebook. En uno de ellos, bajo el apodo de O´Shea Eri, la noche del 24 de octubre de 2022, hace solo un par de días, publicó dos fotos de ella en primer plano, con un arma. Como acápite puso “Ahora tiii” (sic) y “Todo en la vida se aprende”. Una clara manifestación amenazante, como integrante de Revolución Federal y a un mes y medio del intento de magnicidio contra la vicepresidenta. ¿Qué quiso decir con ese “ahora si”? ¿Que ella no va a fallar?

Dos horas después retiró la publicación, aunque la autora de esta nota pudo hacer captura de pantalla (**) y exponerla públicamente, lo que le valió que la mujer de armas tomar, le enviase un audio delirante y claramente intimidatorio.

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(*) Extraído de Pájaro Rojo, gentileza de Juan José Salinas

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*Foto de portada: pajarorojo.com (**)