Empresarios sí, pero no tramposos y amigos de mafiosos

Por Giorgio Bongiovanni-12 de septiembre de 2022

Después de leer la entrevista concedida por Flavio Briatore a Mediaweb Channel, publicada por el propio directivo de Cuneo en su cuenta de Instagram, tengo una cierta sensación de dolor, vergüenza y conmiseración.

Porque hablar de riqueza y pobreza con tanta desidia es un descaro, sobre todo si se tiene en cuenta que la propia historia de uno está lejos de ser clara.

Briatore, te desquitas con los pobres y las personas con dificultades que, en tu opinión, no hacen más que señalar con el dedo a los acomodados y a los ricos ("No entendieron que quienes crean riqueza son las empresas, los inversores. Nunca he visto a un pobre crear un puesto de trabajo"). Primero te alabas por tu fortuna ("¿Rico qué significa? Rico no es el que va en barco al Caribe, el rico invierte, y sigue invirtiendo. Nosotros empezamos con 10 millones de facturación, ahora facturamos 140 millones. Tenemos 1500 empleados. Y en vez de agradecerte, te rompen el c... El verdadero país es este de aquí, hay un enojo social enorme"). Luego atacas a los jóvenes ("Cuando éramos jóvenes queríamos trabajar. Por ejemplo, en el verano solía recoger manzanas, fresas. De mil personas, nuestro personal contrató creo que a 8. Todos pidieron no trabajar los fines de semana, el horario lo ponen ellos y no tú, la gente quiere tener más tiempo libre. Muchos jóvenes buscan trabajo y luego casi esperan no encontrarlo. Lo veo claro: prefieren los ingresos de la ciudadanía a una carrera profesional").

Pero tú, Briatore, eres un hombre que no conoce el honor.

Te gustaría ser pontificado por las victorias en la Fórmula 1, primero en la época de Schumacher y luego de Alonso. Quizás también te gustaría ser envidiado por la boda VIP con Gregoraci y por coquetear con top models. O por tus yates de ensueño y el Billionaire, el club nocturno para los ricos en Cerdeña. Te gustaría que los pobres te agradecieran por dar empleos o pagarles el salario a tus trabajadores. Pero tu historia sigue siendo opaca.

En tu lugar me daría vergüenza porque pasarás a la historia por haber sido, cuanto menos, un tramposo y amigo de mafiosos.

Pero vayamos en orden. Porque es cierto, puede que hayas vuelto al mundo de la Fórmula Uno como "embajador", pero en el 2009 la FIA te separó por el caso del falso accidente a Piquet Junior en el Gran Premio de Singapur del 2008, que conmocionó al paddock y al mundial de Fórmula 1 de ese año. Esa estafa pasó a la historia. Y poco importa si la FIA luego revocó su decisión, permitiéndote regresar a la Fórmula 1.

Sabemos que has sido definitivamente absuelto en el caso de fraude fiscal, en el juicio relacionado con tu yate Force Blue que duró diez años, pero también recordamos que en la década de 1980 estuviste involucrado en negocios relacionados con una gira de antros clandestinos y juegos de azar. La investigación se llamó "Conexión Bisca". Y fuiste condenado en primera instancia en el juicio tanto en Bérgamo como en Milán. Luego huiste a Saint Thomas, en las Islas Vírgenes, para escapar de las órdenes de arresto por asociación para delinquir dirigida al fraude, y solo regresaste a Italia unos años después, gracias a una amnistía que anuló las condenas.

Y ciertamente no puedes hablar de pobreza porque ya no sabes lo que realmente significa arremangarse.

Hoy nuestro país está desgarrado por una monstruosa diferencia de clases, con los ricos que son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.

La clase media está en vías de extinción.

Istat dice que en Italia hay alrededor de 1,4 millones de niños en condiciones de pobreza absoluta. Al mismo tiempo, el número total de personas en pobreza absoluta en Italia es de 5,6 millones. Entonces ¿de qué quieres hablar?

¿De la renta de ciudadanía que, en todo caso, tuvo el mérito de devolver al menos la dignidad a tanta gente? ¿O tal vez deberíamos mirar la miseria de los bajos salarios que tantos empresarios ofrecen a sus empleados?

Por supuesto, también hay gente pobre que es indiferente y que le gustaría vivir solo de la asistencia social, pero ese no es el punto. Porque no es la "clase de origen" o la "clase" la que hace a las personas.

Verás, quien escribe también fue empresario en el pasado, y hoy es periodista y editor de este periódico.

Hay muchos jóvenes en estado de pobreza que tienen talentos que ni te imaginas. Simplemente no se les da la oportunidad de emerger.

Cada uno de nosotros debe tratar de hacer su parte para darles esa oportunidad.

A mi manera, trato de hacerlo con acciones concretas tanto en nuestro país como en Sudamérica.

Tú, con tus acciones y palabras, solo demuestras que eres egoísta y "racista", con tus actitudes discriminatorias.

No inviertes en los jóvenes, pero explotas a tus 1500 empleados, sin los cuales no serías nadie y no tendrías nada. Ellos son los que mantienen tu riqueza.

Así que no puedes hablar de ética y moralidad. Y no puedes hacerlo porque nunca has tomado distancia de personajes como Marcello Dell'Utri, tu amigo, condenado en forma definitiva por concurso externo en asociación mafiosa (condena cumplida).

Y no nos olvidamos que tú mismo admitiste haber conocido a algunos miembros de las familias Gambino y Genovese, entre finales de los años setenta y principios de los ochenta.

Y en los años noventa, tu voz quedó grabada en conversaciones de negocios con personajes como Felice Cultrera, un empresario de Catania que en ese momento era cercano al jefe de Cosa Nostra, Nitto Santapaola, luego investigado por mafia y tráfico de armas y finalmente absuelto.

En tu caso, no surgió nada penalmente relevante. Pero el dato de tus "amistades peligrosas" permanece.

La mafia ha matado a personas inocentes, ha disuelto a niños en ácido, ha estrangulado, ha cometido masacres. Y cuando se es amigo de ciertas personas, ya no eres un empresario, sino un sujeto éticamente criminal que debería ser exiliado de la sociedad.

Así que al final, querido Briatore, el pobre hombre eres tú. Pobre de alma y de espíritu.

Pero coraje, tal vez puedas tener esperanza. Un hombre llamado Jesús, Hijo de Dios, dijo: "Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos".

Los mejores deseos, Briatore.

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*Foto de portada: © Imagoeconomica