Numerosas organizaciones fueron convocadas el pasado jueves 16 en la plaza Montenegro de la ciudad de Rosario, en Argentina, para alertar sobre el peligro de las adicciones en las poblaciones juveniles, a las que las drogas vulneran con un alcance realmente preocupante, y que empeoró con la pandemia. La movilización, que tuvo como punto de llegada el Monumento a la Bandera, y que convocó a unas dos mil personas, finalizó con una proclama de denuncia que aunó a diferentes organizaciones que vienen trabajando en los barrios.

El encuentro fue convocado por la Pastoral Social Arquidiocesana junto con el Foro de Adicciones y la asociación civil Madres Territoriales Contra las Adicciones, quienes vienen denunciando en los medios de comunicación el alarmante aumento postpandemia de los casos de adicciones entre los jóvenes de la ciudad y las nuevas metodologías que utilizan las bandas criminales para distribuir la droga.

"Antes de la pandemia ya estábamos viendo que ya no existen los bunkers como lugar cerrado, con una ventanita; ahora las casas de familia se transformaron en bunker, hay muchas armas en poderes de familias muy vulnerables. Vemos que los jóvenes para hacer este envío de transacción de sustancias son muy chicos, buscan menores porque saben que no van presos", denunció Betina Zubeldía, referente de Madres Territoriales de Rosario.

Zubeldía se ocupó de recuperar a su hijo de la adicción a las drogas y hace seis años está al frente de Madres Territoriales, organización que nació para combatir la drogadicción en los barrios.

"Fueron dos años sin marchar, pero aquí estamos muchísimas organizaciones sociales, la de los barrios, los compañeros, y compañeras; las Madres y felizmente los padres acompañándonos en estos gestos preventivos, de concientización para que en nuestra nación con nuestra garganta gritemos: ni un ibe menos por la droga", finalizó Zubeldía.

La ciudad de Rosario es la ciudad argentina más golpeada por las bandas narco criminales y el problema cada vez más grande de drogadicción entre los más jóvenes.

Según el sacerdote Fabián Belay, uno de los referentes de la Pastoral Social de la Drogadependencia de Rosario, se registraron en el último semestre casos de niños de apenas 8 o 9 años atrapados por la drogadicción y el consumo de cocaína. Belay denuncia el silencio e indiferencia de las autoridades municipales de la ciudad frente al problema del aumento del consumo entre menores.

La campaña "Ni Un Pibe Menos Por La Droga" nació en 2016 con un acto en el Obelisco en el que participaron muchas organizaciones sociales y políticas. La Corriente Clasista y Combativa (CCC), fue una de las organizaciones que impulsaron la campaña principalmente en el partido de la Matanza, luego replicada en distintas provincias.

Entre las organizaciones participó el Movimiento Cultural Internacional Our Voice, marchando con una consigna de denuncia contra la narcocriminalidad de la ciudad, en complicidad con la política, las fuerzas de seguridad y la justicia.

"Está movilización nos parece fundamental porque el negocio de la droga no es lo único que mata, si no que todo ese negocio que se fue conformando paralelo al estado durante lo que fue la dictadura cívico eclesiástico y militar. Donde el almirante Massera y sus amigos conformaron un entramado de impunidad judicial a través de las distintas estructuras del estado, las cuales se fueron corrompiendo y actualmente siguen avalando el tráfico de drogas. Donde el Estado no brinda las herramientas necesarias a los pibes para que tengan una salida laboral digna”.

“El narcomenudeo sigue aumentando de una manera alarmante en la ciudad, por eso en necesario que la gente salga a las calles y les exija a los gobiernos, al Estado y a la justicia que intervenga, que empiezan a tomar medidas que realmente soluciones las necesidades de la gente de a pie y de los pibes de los barrios que son los que realmente sufren las consecuencias de este entramado de impunidad", nos contó Ramiro Cardoso, integrante de Our Voice en Rosario.

La lectura de la proclama fue contundente, y directa, especialmente con la población que acudió al llamado, a la movilización, a la convocatoria, que reclama y exige ‘ni un pibe menos’: "Nadie se salva solo, es imprescindible involucrarnos como sociedad en la construcción de lazos fraternos que permitan superar los individualismos que nos llevan a buscar en todo consumo un modo de alienación que nos impide la construcción de un mundo más equitativo, inclusivo y humano. Pareciera que hoy todos somos una amenaza sea por el contagio, por la inseguridad, o por la llamada grieta, necesitamos superar los prejuicios para descubrirnos hermanados por ser parte de un mismo Pueblo, y seguir trabajando para que no haya Ni un Pibe Menos por las Drogas".

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*Foto de portada: Our Voice/ Antimafia Dos Mil