HOSTIGAMIENTOS Y VIOLENCIA POLICIAL EN EL MARCO DEL 3J, EN ENTRE RÍOS, ARGENTINA
- Victoria
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De cara al 3 de junio, fecha que en todo el país se recuerda el primer Ni Una Menos y, por ende, fecha de lucha feminista nacional, en un pequeño municipio de Entre Ríos, Urdinarrain, mujeres se convocaron y reunieron para pintar sobre el asfalto los nombres de las víctimas de femicidio de la provincia.
Cuenta la Unión de Colectivos Feministas de Urdinarrain, que la actividad se desarrollaba normalmente hasta que debieron ir a buscar más pintura al domicilio de una de las participantes. Allí, en el primer piso del edificio, notaron la llegada de una camioneta de tránsito que era conducida por un agente municipal en compañía de un funcionario policial.
"Estos, que presuntamente nos vieron ingresar, comenzaron a golpear la puerta de entrada exigiendo que salgamos, a lo cual no accedimos, porque la manera violenta en que gritaban y golpeaban nos preocupó”, cuentan voceros de la agrupación.
Sin ningún tipo de razonamiento y justificación se encontraban estos dos funcionarios del Estado acosando a las mujeres. Su violencia no termina ahí, pues cuando el policía vio que ellas se negaban a abrir la puerta, pidió refuerzos a la comisaría y apareció un móvil policial con más funcionarios policiales. De toda esta intervención participó fielmente el agente municipal, quien ofreció a todos los policías pedirle la llave a la dueña, ya que él la conocía.
"Ante esto, uno de los oficiales comenzó a amenazar -gritando muy fuerte- a los ocupantes de los otros departamentos para que abran o irían a buscar a la propietaria. Fue por esta amenaza que una de las inquilinas les abrió -a través del portero eléctrico- la puerta principal. A continuación, todos subieron al primer piso y golpearon la puerta de todos los departamentos exigiendo a todos sus ocupantes que se identifiquen y muestren su D.N.I.", sostuvieron.
Frente a un abuso de poder tan grande, desde la forma violenta en que se dirigieron los policías, la manera de irrumpir en el departamento y el pedido de identificación sin ningún tipo de derecho, las mujeres se negaron a salir a la calle, contando que, por esto, recibieron gritos, maltrato e interrogaciones sobre por qué estaban ahí y a "quién conocían".
Luego de otros acontecimientos que cuenta la agrupación, se retiraron, pero siguieron rondando por el barrio y a los minutos una barredora quiso borrar la intervención feminista del asfalto.
Viviendo en Paraná, tan cerca del lugar de los hechos, más aún me estremece pensar el nivel de censura y abuso que se maneja desde los funcionarios públicos. En un contexto tan sensible, donde hoy nos enteramos de que una joven, Daiana Abregu, fue hallada sin vida y con lesiones en el cuerpo en una comisaría de Laprida mientras era custodiada por tres policías, me pregunto, ¿quién nos cuida de la policía? ¿quién controla su accionar, a sus funcionarios, quién determina su formación?
Es inconcebible que sigan existiendo estos hombres, creyéndose autorizados para cualquier tipo de accionar por llevar un uniforme, pero existen, y la violencia institucional se mantiene día a día en cada rincón del país. El rol represivo de esta policía se manifiesta con Daiana y cada "suicidado" en las cárceles, con las balas en los barrios, con la censura en las manifestaciones e intervenciones populares.
La denuncia fue presentada en el anexo de fiscalía en Gualeguaychú por una integrante del Colectivo y esperamos que se le dé la atención y tratado correspondiente.
El caso resalta, una vez más, la profunda necesidad de cambiar de raíz una institución tan abusiva y represiva como la policía, alejada de la gente y las problemáticas, alejada de cómo encararlas y resolverlas, y alejada de ser una institución "por y para la sociedad".
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*Foto de Portada: Diario El Argentino