Manifestación ciudadana por inseguridad: gobernador e intendente de Santa Fe duramente increpados y abucheados
 
Por Andrés Volpe desde Argentina-28 de octubre de 2021

Los mismos que crean condiciones ideales para que se desaten los brutales asesinatos en una de las ciudades más convulsionadas de Argentina, intentaron pasar como partícipes del cambio, magnánimos y solidarios. Me estoy refiriendo puntualmente al gobernador de Santa Fe y al Intendente de Rosario. Como respuesta, este miércoles a la noche, ambos, recibieron un repudio bien merecido. ¿Qué pensaban hacer? ¿Ir a protestar contra sí mismos? ¿Asentar una campaña política bastante convulsionada, de cara a las elecciones del mes próximo? Desconocemos sus verdaderos objetivos, pero lo cierto es que osaron intervenir en la manifestación, pero les salió el tiro por la culata.

Una de las consignas presentadas en la movilización, por integrantes del Movimiento Cultural Our Voice marcó el kit de la cuestión: “La política no enfrenta al narcotráfico porque ¿quién se enfrentaría a sus financiadores?”. El narcotráfico crea las condiciones sociales para retroalimentar sus utilidades con ayuda de tres de sus hijos predilectos: la justicia, las fuerzas de seguridad y la política, control social de primera mano, para fagocitar desde las venas de los ciudadanos, esperanzas y deseos de un próspero futuro.

Las tanquetas de Gendarmería relucen en las calles de los barrios pobres de Rosario, hasta parece que le sacan lustre para las fotos de la prensa, obra de los 575 gendarmes que llegaron hace tres semanas a la ciudad, y que fueron presentados por el ministro de Seguridad de la Nación Aníbal Fernández. Las recetas mágicas se repiten en los momentos de agobio. Más fuerzas federales que no pueden sino ofrecer notas de color. Está más que claro, que en la “ciudad de la furia”, ya nada podrá pasar por negligencia o impericia de un gobierno provincial y municipal (si tal cosa sigue estando, sino las autoridades, podrían amablemente explicarnos cómo, en una de las ciudades más custodiadas del país tienen estrategias de prevención que nunca funcionaron (según datos del Ministerio de Seguridad de Santa Fe, en Rosario, hay 5.400 policías, a los que se suman casi un total de 3 mil efectivos federales).

Tensa manifestación este miércoles por la noche

Una multitud, estimada en más de 10 mil personas, se congregó en el Monumento Nacional a la Bandera para reclamar seguridad y repudiar el crimen de Joaquín Pérez, padre de una niña de dos años y arquitecto de 34 años, quien fuera asesinado el martes de la semana pasada por dos hombres que le dispararon cuando le robaron su automóvil.

El gobernador de la provincia de Santa Fe, Omar Perotti y el intendente de Rosario, Pablo Javkin, intentaron acercarse a la marcha por la inseguridad en Rosario, pero literalmente fueron sacados a empujones por los manifestantes. Rodeado por guardaespaldas y policías (la misma que es en gran parte cómplice de la criminalidad organizada de la ciudad). El mandatario provincial Perotti tuvo que soportar los empujones cara a cara de muchos manifestantes, que lo siguieron e insultaron por más de 200 metros hasta que dejó la zona en un automóvil.

Javkin en cambio, prefirió quedarse y tratar de hablar con quienes lo agredían y reclamaban por más seguridad. En ese momento se vivieron momentos de suma tensión por lo que tuvo que ser escoltado por la policía cuando manifestantes visiblemente enardecidos lo insultaron zoesmente. Uno de los reclamos más repetidos, era que los funcionarios no enfrentan el problema y se esconden.

-“No tengo policías para garantizar la seguridad. Qué querés que haga”, respondió Javkin a un manifestante que lo increpó con los puños levantados.

El caso Joaquín

Los familiares de Joaquín Pérez, entre ellos su esposa y su hermano Leandro, encabezaron la convocatoria, después de sufrir el terrible calvario de perder a un ser querido, apenas hace ocho días.

“Todos tenemos que movernos, que agitarnos, empujar a los políticos para que hagan algo. Si no tienen la presión de la gente, ¿por qué van a cambiar? Si vienen bien así”, dijo Leandro, hermano de Joaquín, antes de la marcha del jueves pasado, en el barrio de Arroyito, para exigir justicia por el asesinato del joven profesional.

Esta semana, los parientes de Joaquín hicieron un fuerte llamado a que los rosarinos se hagan presentes a un nuevo reclamo en el Monumento a la Bandera: “Las balas no solo mataron a Joaquín, sino que asesinaron a un montón de personas”, expresó la esposa del arquitecto de 34 años. Joaquín fue asesinado el martes de la semana pasada cuando dos hombres le dispararon para robarle su Renault Clio modelo 2006, que abandonaron a unas 10 cuadras de la escena del crimen. Herido gravemente con dos disparos, el arquitecto trató de llegar hasta su casa, que estaba a unos 50 metros del estacionamiento, pero murió pocos minutos después, a pesar de las tareas de reanimación que le realizó un vecino que es médico.

“La gente está cansada y estamos todos cansados. Esto tiene que ser un quiebre, tiene que cambiar todo”, reclamó airadamente su esposa.

Entre los gritos de los manifestantes, varios allegados de víctimas de la inseguridad, muchos de ellos de barrios surcados por una profunda crisis estructural, se acercaron para plantear sus demandas, como los familiares de Gonzalo Molina, un joven de 20 años, que fue asesinado el 7 de febrero pasado: “Mi hijo trabajaba en Aerolíneas Argentina y parece que lo mató un fantasma. Nunca encontraron a los responsables”, afirmó Sandra Romero, su madre.

La movilización, que detona en el homicidio de Joaquín Pérez, se desata por una forma de criminalidad que impacta por su crudeza e irracionalidad, pero que se reposa sobre una lógica macabra. Pero que no está muy lejos de ser una de las representativas de esta realidad, que está incluida dentro de los 194 homicidios, casi uno por día siendo las víctimas en su mayoría, jóvenes.

Omar Perotti asumió la gobernación de Santa Fe, con un fuerte discurso disruptivo con lo viejo, pero no protagonizó ningún gran cambio frente a las anteriores administraciones. Por ejemplo, mantuvo en cargos clave a oficiales jefe con pasado controvertido, como el actual subjefe de policía de Rosario. Estamos en presencia, por lo tanto, de un modelo que rompe esperanzas y lo catapulta hacia las antípodas de la democracia, generando en su camino relaciones espurias y tóxicas. Se sabe bien que hay empresarios, profesionales y financistas que conviven con los narcos, como el caso del contador Gustavo Shanahan, que fue detenido por orden de la Justicia Federal hace escasos días, y que fuera titular de la Terminal Puerto Rosario. Fue investigado en España por participar de maniobras de blanqueo con el hijo del expresidente de la Generalitat de Catalunia, Jordi Pujol. Shanahan tuvo durante años un blindaje mediático a pesar de los escándalos en los que fue protagonista, y generó un fuerte impacto en Rosario. Muchos de estos señores, participan amablemente de los procesos electorales, sin siquiera tomar estado público, paréntesis aparte, para invitarnos a cuestionarnos sobre las generosidades de los procesos democráticos y buscar los mecanismos que aseguren su transparencia. Gobierne quien gobierne, el mismo e impecable principio debería regir para todos.

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La noche rosarina del miércoles 27 de octubre de este 2021, fue conmocionada desde sus cimientos, con los sentidos gritos de los manifestantes que rompieron con una cotidianidad que ya asusta, pero que invita a un pesado y nada favorable acostumbramiento. Los gritos de dolor, pero también de justicia, de rebeldía, sugieren algo más. Resurgen desde antaño, desde las voces firmes de sus héroes olvidados, y se funden en la imagen de una madre con ojos llorosos, sosteniendo la foto de su hijo asesinado, reclamando justicia frente al frio mármol de un histórico monumento que representa al nacionalismo.

A escasos metros de la manifestación, hay una placa que corona la entrada del consejo deliberante de la ciudad o lugar donde duerme la política, con una frase corta pero contundente:

“El miedo solo sirve para perderlo todo”. (Manuel Belgrano)

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*Foto de portada y restantes: Our Voice / Leandro Gómez